Secciones
Servicios
Destacamos
Derrota dolorosa, más por la forma, que termina por dar razón al dicho de que el que perdona, pierde; aunque lo cierto es que al perdón blanquivioleta al Sevilla se le vino a sumar el arbitral con su decisión controvertida del final del primer tiempo.
Vaya por delante que, antes de que ello se produjera, Larin comete el error de levantarse del suelo para seguir jugada tras un agarrón de Badé que hubiera devenido en falta próxima al área y expulsión del jugador sevillista. Sin embargo, mire usted por donde, al árbitro, que no era Mateu precisamente, le vino a acometer el síndrome del novato; ese que dice que hay que pitar lo que ves pero ver antes lo que vas a pitar para no equivocarte.
Ya sé que es mala fortuna que ocurra una cosa así, pero si tras el córner y de manera inmediata pitas... pues a la ducha; pero si permites rematar después, no puedes levantar el brazo en ese instante y sin terminar jugada. Por lógica derivada del actual arbitraje proactivo.
Dicho todo esto, convendremos que este Valladolid no era el de Vallecas, ¡ahí estuvo el mal!, y sí por contra uno mucho más centrado en su juego, que apretaba a un buen Sevilla al que ponía entre las cuerdas mientras llegaba en jugada para rematarle con más profusión e intensidad que en todos los anteriores de la liga.
Que las dos jugadas reseñadas anteriormente le alteraron el pulso y le sacaron del temple con el que estaba jugando el Pucela, no me cabe duda.
Su salida al comienzo de la segunda mitad, amén del error de marcaje por detrás en un centro lateral, le condenaron a ponerse por detrás en el marcador y a tener que remar contracorriente durante el resto.
El dato positivo de los seis remates consecutivos entre los minutos 54 y 77 me dejan la sensación de un equipo que pudo y quiso ganar, pero no tuvo el acierto último de saber embocar en puerta la pelota.
Algo que ya habíamos visto en la primera mitad y que tanto nos esperanzaba de cara al segundo tiempo.
A nivel táctico sorprendió la presencia de David Torres y Lucas Rosa en defensa, cumpliendo con acierto en un partido difícil, en el cual Martin Hongla fue destinado a tareas de cabecero para equilibrar junto a Monchu esa parcela central del medio campo.
Kenedy, a trompicones, y Plata, mucho más suelto, intentaban penetrar por banda para surtir a Larin de ese balón capaz de llegar al gol. 'Pablo' Pezzolano prescindía de un central para hacer igual de ancho el campo a la altura de sus tres líneas.
De los cambios efectuados, alegría por Tunde, lógica por Mesa e Iván y poca trascendencia en León y Plano. Para Cádiz salir a pelear, jugar... ¡y ganar!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.