De rondos y comentarios acerca de un sistema

Todo ello acabaría redundando en beneficio del conocimiento de los secretos técnicos de este juego, al tiempo que nos mostraría habilidades técnicas individuales de determinados jugadores que a los niños, y a los menos, tanta admiración produce.

¿No sería mejor admirar como se realiza un rondo, donde la habilidad individual entra por la retina con ánimo de imitación del futuro aspirante a jugador, que escuchar divagar al comentarista al uso acerca de 'cincos', 'cuatros', 'treses' y 'doses' para convencernos de un sistema del cual el primer incrédulo es él?

¿No resultaba entonces más estético, divertido, pedagógico y espectacular ver las evoluciones de Maradona, Messi, Romario, Laudrup o cualquier crack en su juego con el balón con el cual luego iban a jugar? ¿No es más interesante contemplar los movimientos corales del equipo mientras calientan músculos y preparan mente?

Vaya esto por delante y a propósito de cualquier partido televisado y en el que por imperativo comercial de la cadena emisora se nos obsequia con una ensalada de datos numerales a propósito del sistema a emplear por cada equipo y en el que se omite lo más importante; es decir, los desarrollos del mismo.

Todo ello se acentúa si como en el caso del Real Valladolid en Huesca se presagia que será un partido de los de entierro de filigrana y emerger de coraje. Un fútbol para los muy amantes del mismo y en el cual se da por sobreentendido que firmamos el aprobado en el libro de notas, sin preguntar cual es la causa de los tres «cincos raspados».

Un fútbol en el que no te sientes cómodo con el campo porque es un sitio difícil, ni con el rival porque su credo futbolístico se parece poco al tuyo, y mucho menos con la forma de llevarlo a cabo porque no es tu forma de entenderlo.

Tan respetable como difícil de acometer… pero hay que jugar y ganar, como dice el himno, si no nos le cambian vía telemática -eso sí, claro- como el escudo. Y a ello se dedicó de salida el Pucela en Huesca, tras pasar veinte minutos iniciales difíciles y coger las riendas del juego sin llegar nunca a doblegar claramente al rival.

De menos a más, ganando metro a metro al rival sin concesiones, con un fútbol feo para el espectáculo pero interesante para comprobar la evolución del equipo.

Y sí, con escasísimas o casi nulas oportunidades de gol. Un penalti salvador, un escorzo de Monchu para enmendar lo pifiado.. y victoria final como resumen.

Sin embargo, el Real Valladolid y 'Pablo' Pezzolano en concreto cometieron el acierto táctico del momento. Algo que nos debería hacer pensar que los sistemas son algo más que tres números más el 1 del portero.

Si en el momento final hay que defender el gol conseguido y no te ves capaz de aumentarlo, el recurrir a colocarte quince metros por delante de tu área, situar tres centrales próximos junto a tres volantes defensivos «en espejo» por delante de los centrales, es lo suyo.

Y arriba, y siempre con las líneas próximas, entregas la responsabilidad a dos jugadores de posesión y remate el parar de inicio la salida del contario… ¡pues lo has bordado, amigo! Algo que si se llega a plantear de inicio equivaldría a desastre. Cosas.