Iván Sánchez cae zancadilleado muy cerca de la línea de banda. Rodrigo Jiménez
El análisis

Reflexión profunda antes de ferias

«En Zaragoza vimos cosas interesantes que esperábamos ver confirmadas, pero la realidad es más dura. Urge centrarse sobre lo ya conocido y apuntalar lo que falta»

Domingo, 27 de agosto 2023, 00:41

Solía ser en ferias cuando ese partido maldito nos dejaba fríos tras la ilusionante pretemporada que siempre presagiaba éxito claro.

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Y solían ser, aunque no siempre, equipos modestos o filiales de los grandes, los que nos pintaban la cara y devolvían a la cruda realidad ... de la pelea semanal en espera del logro final.

Y ya centrados en lo que de esta temporada nos toca, la realidad viene a ser más dura tras lo visto ayer en Zorrilla.

Si en Zaragoza vimos cosas interesantes que esperábamos ver confirmadas con la llegada de los ansiados refuerzos y la puesta en escena del equipo que definitivamente peleará en la liga, lo de ayer lo echó abajo. Sin embargo, una buena parte de los refuerzos han llegado, y sin tiempo aún de saber cómo se llama el compañero, comparecían en Zorrilla en un partido para olvidar lo antes posible.

Los refuerzos han llegado a Zorrilla y han salido a jugar casi sin saber cómo se llama el compañero

Son las consecuencias de una liga absurdamente planificada en las altas instancias, con la aquiescencia de los clubes, no lo ovidemos, que vienena propiciar este tipo de situaciones.

Es decir, que sin haber cerrado la plantilla ya hemos fracasado de cara al marcador en dos ocasiones consecutivas y aún no sabemos quien será el '9' titular esta temporada... porque ¡sigue sin estar fichado!

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A pesar de todo ello sería muy malo no extraer consecuencias de lo visto ayer, porque no todo es achacable a la deleznable organización.

Desubicados, lentos, previsibles, excesivamente nerviosos y con errores infantiles en las jugadas a pelota parada, desde la banda éramos incapaces de transmitir cordura y reconducir la situación.

Si hasta ahora, este equipo había mostrado fortaleza en la línea de volantes con Monchu y Sánchez como organizadores del juego y encargaba a De la Hoz el papel de cabecero, ayer tras el pase de éste último a central, cosa que aplaudo, en lugar de ser Juric el otro medio centro defensivo natural, perdió esa figura y por ahí se ahogó el equipo.

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El cabecero permite que dos volantes jueguen en sus flancos al tiempo que guarece la posición de los dos centrales. Ayer, eliminada la figura se perdieron los dos espacios laterales y ya ni Monchu ni Iván fueron los que deben ser ni lograron estar a la altura esperada y conocida.

Lo que funciona no se toca, porque si un cambio altera dos posiciones es malo por sí mismo. O sea, que el error fue muy serio y cuando se quiso subsanar el agua llegaba a la bodega de la retaguardia y lo inundaba todo para desesperación general. Urge centrarse sobre lo ya conocido y apuntalar lo que falta.

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