El Real Valladolid y las falsas demarcaciones

Reflexiones de pizarra ·
La lógica exige un once tipo, poniendo a los mejores, y un sistema estable que entiendan y acepten

Miércoles, 6 de septiembre 2023, 21:15

Siempre he pensado que cualquier puesto en un sistema al que le adjudicásemos la etiqueta inicial de 'falso' venía a cumplir más con este aserto que con el verdadero que otorga la demarcación. Es decir, y valga como ejemplo, un delantero centro falso cumplía más ... la etiqueta de la falsedad que la del propio '9' en sí mismo. Dentro de esas situaciones, también es cierto que el cambalache táctico admite alguna matización. No es lo mismo colocar como falso extremo a un volante reconocido con lo que su condición técnica conlleva , que a un lateral adelantado, 'doblado' como se dice ahora, que como extremo piense más en ayudar cerca de su portería que proyectarse hacia la del rival.

De hecho, cuando uno quiere presentar un sistema con dos líneas de cuatro futbolistas, en la segunda suele utilizar por fuera dos volantes de buen manejo que sepan jugar con criterio la pelota. En ese caso dos jugadores atacantes por delante de ambas líneas vienen a completar el sistema. Viene todo ello a cuento de lo acontecido en Albacete con la disposición táctica presentada por el técnico vallisoletano y su posterior evolución a lo largo del encuentro. Si de comienzo Lucas Rosa y Kenedy actuaban en falsas posiciones de extremo izquierdo y de centro delantero respectivamente, el paso de los minutos nos dejó ver que la voluntad y el esfuerzo loable de ambos eran su única carta de presentación. Una carta que en el caso de Lucas Rosa se transformó en auténtica cuando vino a ocupar su verdadera posición como lateral derecho. Ahí, si.

Del razonamiento acerca de la posición del brasileño Kenedy, «para que pivotase» explicó Pezzolano, ni lo comparto ni me convence. Y en ello viene a influir tanto la no condición del futbolista para tal empeño como la presencia de Cédric y Marcos André en el banquillo pudiendo alternar minutos para que ambos pudiesen cumplir con su tarea. Y al igual que en el caso anterior, para la posición de 'falso 9', se requiere a alguien que cayendo al medio campo y huyendo de la marca, sea capaz de asociarse con sus volantes para generar superioridad y permitir la progresión. Con Luis Aragonés como Seleccionador ya vimos a Cesc Fábregas cumplir con esa figura. Un jugador fuera de puesto, parado y de espaldas al juego como demanda la posición del centro delantero, era lo menos recomendable para un futbolista como el brasileño que es hábil con el balón, de regate fácil y proclive a encarar de frente a sus rivales generalmente con éxito; algo que con Marcos André en el campo, y ya en posición de 'diez', podía tener mas sentido.

Viendo la cita que Joaquín Robledo hace del Brasil'70 a propósito de su ataque, bueno será recordar que en aquel equipo Riveliño (Corintians), el 11 amarillo, era un extremo «tirado atrás» como gustan decir allá. Algo que permitía que Pelé (Santos) ocupase el ancho del campo de la divisoria en adelante y que junto a Clodoaldo y Gerson (Sao Paulo) el bigotudo extremo completase la terna de los tres volantes.

Con sus peculiaridades posicionales no había falsedad alguna, a pesar de que ese equipo fue el de los 'cinco dieces' –todos lucían el mismo dorsal en sus equipos respectivos– como otro día explicaré. La gran virtud del entrenador Mario Zagalo fue cambiar un sistema que no acababa de funcionar para dar entrada a todos los buenos y convencerles de actuar en demarcaciones distintas, salvo Pelé que jugó en su puesto habitual… y con todos pendientes de él. Aquí, a orillas del Pisuerga lo que cumple, a mi entender, es apelar a la lógica que exige buscar un once tipo, poniendo a los mejores, y un sistema estable que entiendan y acepten.. ¡Y aguantarlo!