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Víctor Meseguer, protagonista con dos goles ante el Racing. Rodrigo Jiménez
El análisis

El protocolo de la hora

Si algo fue destacable desde el primer minuto fue el vigor y coraje que el equipo puso sobre el césped

Lunes, 29 de enero 2024, 23:52

Tres aspectos determinantes, con nombre propio de jugador, fueron los que le otorgaron el triunfo final a un Real Valladolid tan vigoroso hasta el minuto 60 como brillante a partir de ese momento y hasta el final.

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Si alguna cosa fue destacable desde el primer ... minuto, no fue otra que el vigor y coraje que sobre el césped puso el equipo; y vaya por delante como consideración más notoria en ese primer periodo.

Algo que, si bien afectó, afortunadamente, a todo el equipo, es de justicia poner de paradigma a Anuar Tuhami.

El 'caballa' ceutí, de pasado canterano y alma blanquivioleta, tiró de lucha y recursos para evadirse de la línea de cal y apuntarse ¡en posición de 9! el tanto que abría marcador.

Un trabajo impagable durante 77 minutos al que puso la guinda con un centro preciso de interior de pie y remate certero de Meseguer para revertir un empate inquietante.

Y si el trabajo, el valor y la lucha se presuponen, la genialidad y sus consecuencias se esperan cuando la gente dotada de condiciones para realizarlas comparecen en el campo.

Eso fue lo que ocurrió cuando «el protocolo de los 60 minutos», establecido por los analistas técnicos, surtió efecto; justo en ese momento, Raúl Moro y Stanko Juric comparecieron en el terreno de juego.

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El croata cumplió con su misión de volante defensivo como en él ya es habitual, reforzó la defensa cuando se necesitó y cumplió sobradamente como viene siendo habitual.

La genialidad del desequilibrio permanente por la banda de su pierna buena nos permitió recordar el manual del extremo de verdad. Aquel que finta con la cintura, enseña, esconde y engaña al contrario, para terminar saliendo por el otro lado mientras el lateral ya mira desde lejos.

Si aparte te sacas un regate de espuela pisando la línea de fondo –¡de la banda buena sobre la que apoyas tu pierna buena!– para dar el pase de la muerte... pues orejas y rabo.

Viendo, como vimos todos, la habilidad de este futbolista, me parece un insulto técnico sacarle de su sitio natural. Algo que solo tiene parangón con lo que ocurre en esa banda derecha de forma pertinaz en los últimos tiempos.

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El tercer considerando fue el del acierto de cara al gol. Y ese tuvo este lunes nombre propio igualmente: Víctor Meseguer.

Si hasta ahora, a mi modo de ver no parecía ni mucho menos determinante, ayer el jugador dio un recital de efectividad de cara al gol. Estuvo en todas las acciones de remate y marcó en dos remates de clase.

Tres nombres, tres claves.

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