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Tras la pausa siguiente a la vorágine de partidos de las últimas fechas, digamos que se impone una reflexión activa acerca de los porqués de la situación en la que se encuentra el Real Valladolid a tan solo cinco jornadas del final de la competición.
Así pues, reflexionando acerca del cómo hemos llegado a esto, se me ocurre pensar en dos pérdidas como causa fundamental: la de la solidez defensiva necesaria y la de identidad en el medio campo. La suma de ambas nos lleva adonde estamos.
En ese primer apartado, han sido notorios dos tipos de errores recurrentes: la falta de seguridad mostrada en los últimos tiempos en la portería, con fallos de concepto muy importantes, y de otro lado ese boquete abierto en la zona central de la defensa, arrastrado desde la pasada temporada, y al cual, y a base de parches, lo estábamos consiguiendo reajustar.
Si saltamos de la línea defensiva y nos centramos en la de volantes, volveremos a convenir que tanto la pérdida de Amallah como su sustitución han sido determinantes por desafortunadas. Y es que en el mundo del fútbol, como en la vida, tan importante es el sustituido como el sustituto. O por mejor decir, que hay que acertar a quien quitas, si no son los imponderables quienes lo ejecutan, y desde luego, y más aún, a quien metes. Y ahí, yo entiendo que sustituido el marroquí por la inoportuna lesión, la mejor opción como sustituto no es la de Álvaro Aguado; básicamente porque son opuestos en sus prestaciones.
No es cometido del que escribe el hacerle la alineación a quien entrena, ¡cada uno a lo suyo!, pero sí la de sugerir y explicar los porqués de lo que piensa. Y en esa tesitura, como ya lo he manifestado con anterioridad, yo me decanto por Roque Mesa como hombre necesario. El canario es hombre de inicio de juego y llegada al área rival, amén de moverse con soltura en esa zona donde la pausa y la intensidad hay que saberlas interpretar cuando el momento del partido lo requiera. Álvaro, por el contrario, es hombre de recorrido largo con pelota, esfuerzo continuado y presencia final… pero le falta tranquilidad para conservar la posición. Es volante puro, ni cabecero ni tercer medio.
Dicho esto y para el tiempo que resta hasta el final de la competición, urge estabilizar la línea defensiva desde portería hacia delante. Y si Pezzolano opta por meter a Martin Hongla entre dos centrales, ya sabemos que la línea de tres volantes, junto a los dos laterales, te va a imposibilitar tener dos bandas y un nueve.
Es pues, cuestión de elegir. La manta del pobre lo deja claro: si te tapas los pies, te descubres la cabeza y viceversa. Aunque siempre te quedará la posibilidad de utilizarla, la deportiva, claro, extendida en lugar de doblada. O sea, que si dejas a Hongla junto a un central, con los laterales en su sitio, y mantienes los tres volantes … pues resulta que te da para que tengas extremos de diferentes características junto a un Larin necesario en la punta del ataque.
En todas esas combinaciones veo a Iván Sánchez como hombre definitivo para apuntalar desde un costado, el izquierdo preferentemente, tanto las maniobras ofensivas de Sergio Escudero, necesarias obviamente, como las aportaciones atacantes de Kike Pérez. La progresiva, al tiempo que preocupante, debilidad defensiva mostrada, a la cual se ha venido a unir la pérdida de identidad en el medio campo, solo conozco una forma de solucionarlas: recuperar esa solidez que se inicia desde atrás y que pasando por medio campo llega arriba.
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