Pasión de juventud

Algo que por valentía es digno de alabar en el técnico y que obedece a la lógica de dar oportunidad al futbolista de jugar en su demarcación; justo lo que el pasado fin de semana criticábamos al situar fuera de sitio a Rosa y a Amath prescindiendo de David Torres.

Todo ello en un día y frente a un rival muy dificil que sabes que te superará, y al cual opones pelea, orden y valentía.

Acertó pues Pablo Pezzolano con la alineación con el único pero de un Meseguer completamente inconsistente y, que en ausencia de Kike, nos recuerda el importante agujero que ha generado la absurda pérdida de Monchu.

Por contra, un Amallah notable vino a poner de manifiesto que es el hombre sobre el que pivota el escaso juego creativo del equipo; algo que se acrecienta, con la ausencia de Kike Pérez sobre el terreno.

Un centro del terreno donde la posición de Juric refuerza defensivamente el trabajo de los volantes y colabora eficazmente en la tarea de los centrales por delante de ellos.

Hace ya tiempo que quedó claro que Kike, Juric y Amallah eran los tres hombres, por lógica, llamados a llevar el timón del equipo en medio campo.

Y como nada ha variado, más bien los recambios lo han evidenciado, así debería de ser en adelante. Algo que en apenas 72 horas puede ser susceptible de cambio de criterio técnico para mejor decisión.

Dentro del acierto global en el once escogido y del impacto generado por el debut del chaval, el recurrir a Darwin Machis para que jugase en la banda derecha fué la nota agradable del ataque. El que el entrenador recurra a un extremo en cada banda me parece elemental y que se les cambie la pierna, lamentablemente ya es lo habitual.

Así pues, nada que añadir... o mejor, y por completar el capítulo de los extremos, sí decir que me hubiese gustado ver como el entrenador le daba una nueva oportunidad a Amath de jugar en su sitio olvidándose del tormento vigués.

Yo sé que esa flexibilidad para con otros jugadores buscándoles ocasionalmente nuevas demarcaciones, nunca la va a llevar a cabo a la hora de profundizar en la búsqueda de un volante de alto nivel técnico con dotes innatas en la organización del juego.

Algo que tiene en su plantilla y al que se le vienen encomendando, y así seguirá siendo, tareas para las cuales está especialmente poco dotado.

Me gustó ese espíritu de salir a pelear el partido desde su inicio, ese orden posicional individual y esa inteligencia para saberse replegar cuando las cosas pintaban feas y tanto la la Real, en sus ataques, como el Pucela, en sus contras, fallaban lo infallable.

Y para finalizar ¡qué agradable novedad! me encantó ver como Karl Hein cambio su triste imagen de Vigo por la gloriosa de ayer salvando al equipo.

Que la afición, en su sufrimiento, diese el do de pecho, en lugar de noticia es hábito.