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Los tres puntos, las nueve llegadas a línea de fondo de Raúl Moro, sirviendo esos nueve balones nunca convertidos, un saque de banda olímpico de Sergio Escudero, dos remates de cabeza en área contraria de Juric con resultado de gol, y el debut marcador de ... Salazar resumen de manera amplia el partido.
Si lo quieren más resumido, una primera mitad muy mala, un Amorebieta entonado, un gol de córner bien ejecutado y una segunda mitad resuelta a la ruleta de la pelota parada y gracias a una defensa contraria blanda a más no poder.
Del partido de este domingo, el soberbio despliegue atacante de Moro, lamentablemente por la izquierda para que sus centros jamás sobrepasasen el primer palo, y la omnipresente aparición de Stanko Juric como jefe de la zona centro.
En esos dos jugadores fundamentalmente basó su acierto el Real Valladolid, con las pinceladas de un extraordinario acierto de Masip y Pérez sacando un balón de gol cantado, y una línea defensiva muy aseada en la que tanto Boyomo como David Torres se han hecho con el puesto.
Un Pucela descoordinado en la primera mitad sin ritmo y sin juego porque la posición de Kenedy, amén de su negada tarde, no facilitaba el engarce en el medio campo. Ahí radicó la clave de la preocupante falta de juego que exhibió el equipo en ese periodo.
Si se quiere iniciar por el medio y tu cabecero se sitúa en esa posición, es obligatorio que le ofrezcas salida tanto por derecha como por izquierda, algo que tan solo Monchu sobre el costado derecho brindaba.
Hubiera bastado que el brasileño, a través de la pertinente orden técnica, se retrasase igualando la altura de Monchu, para que Juric no hubiese tenido problema alguno en sacar el balón fácil y de primeras; de ahí que lo del segundo punta que no se reconvierte a volante en el momento inicial del juego, no sea jamás una buena opción.
Es obvio que tanto Kenedy como le ocurre a Iván Sánchez, y al resto de los jugadores de buen manejo, son mucho menos si no empiezan sus evoluciones cerca de la pelota o en posesión de la misma. Jugar en una posición adelantada, de espaldas al juego y alejado de la pelota, es como no jugar. Como decía Sergio Dalma «bailar de lejos no es bailar, es como estar bailando solo» , algo que Robert Kenedy ejecutó a la perfección para no jugar o parecer que jugaba solo.
No nos queda tan lejano aquel Barca de Guardiola que con Busquets, en el medio y entre centrales, cuando iniciaba el juego con pelota veía como Xavi en derecha e Iniesta en izquierda se le ofrecían por ambos costados. Y es que el fútbol tiene más de lógica en sus fundamentos de lo que pensamos.
El equipo hoy, creo que en un alarde de inteligencia táctica de Sergio Escudero, opto por jugar en largo y por fuera buscando a Raúl Moro como seguro de que con él y el balón, algo podía pasar. Y acertó.
Con el carrusel de cambios, entre canteranos y menos habituales, descubrimos a Salazar por su acierto final estando en el sitio en el que los goleadores persiguen la presa para acabar consiguiéndola. Es una buena noticia.
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