La doble mirada necesaria

Hora de explicar el motivo que ha determinado la filialidad con el Valencia y la generosidad con Osasuna, al tiempo que defina las posturas de presidencia, dirección deportiva y dirección técnica.Y como en estas cuestiones, la controvertida pérdida de última hora de Boyomo va a ser asunto de debate agrio, esperaremos a saber, si es que ello es posible, el cómo y el porqué de tan desastrosa decisión.

Esa doble mirada hacia el terreno de juego y despachos, donde se fraguó la/s decisión/es que han determinado lo visto, deberán de dejar claro si en ambas están los mejores profesionales. Y mientras tanto, arar lo mejor que sepamos con los bueyes que tenemos.

Y como se ara para sembrar y se trilla para empezar a recoger, está claro que lo sembrado no ha nacido en condiciones y ahora vamos a ver lo que recogemos para procurar que sea, si poco, al menos bueno.

Ayer en Barcelona la impresión de un equipo azotado y sometido al juego azulgrana quedó tan patente como deteriorada su imagen.

De peleador con reservas en Chamartín a entregado en el Olímpico solo median dos jugadores: Amath y Boyomo.

Como entrenador creo más en el colectivo que en la individualidad, pero también conozco lo que algunas individualidades suponen para el grupo.

De la lucha alegre frente a Español y Leganés y la contenida y medrosa, hasta el primer gol, en Madrid, existe un mundo en actitud, carácter y ánimo con lo de ayer. Solo Hein, fusilado hasta ocho veces, gol anulado incluido, y apaleado por Olmo con dos balones al poste, se salva medianamente de una debacle defensiva total.

Eso, y los destellos de marcaje solo un poco más riguroso sobre Lamine Yamal de Lucas Rosa, es lo único rescatable de una defensa ayer vergonzosa.

Que Amallah lo intentase queriendo tener el balón y que Kike se hartase a correr persiguiendo sombras con Juric en tierra de nadie, dan idea de un equipo desnudo de conceptos e incapaz de asumir cualquier iniciativa diferente que se alejase del victimismo cruel.

Si como bloque fuimos un juguete y por líneas no existimos, es muy dificil pensar en ocasiones para convertir; algo que Moro en un par de ellas ni supo, ni pudo, ni acertó.

Con Iván Sánchez y Marcos André de convidados de piedra por posicionamiento, hablar de ataque es una quimera; máxime si la obligación de Iván era, desde un costado y junto a Luis Pérez, frenar a Balde y Raphinha; algo que ambos no van a olvidar fácilmente.

Tendremos tiempo de analizar movimientos y marcajes de este bloque defensivo; algo que ahora mismo, tras la ausencia conocida, se ha perdido totalmente y de forma extraordinariamente peligrosa.

Tiene trabajo Pezzolano apretando los machos a quienes tienen que marcar. Para mirar, valgo yo.