Direcciones opuestas en el Real Valladolid
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«Si la dirección general no supervisa el trabajo de las parcelas deportiva y técnica, huelga el resto. Ella es la responsable, sin duda»El tremendo varapalo sufrido en Montjuic este último fin de semana deja una imagen mucho más dolorosa por el cómo que por el cuánto. Si ya de por sí es tremendo que saques hasta en ocho ocasiones del fondo de tu portería el balón, gol ... anulado incluido, resulta mucho más doloroso contemplar como ha llegado hasta allí la pelota.
La imagen que transmitió el equipo y el deambular del mismo a lo largo de los noventa minutos, fue justo lo contrario de lo que se espera de un equipo de fútbol en una liga como la española en su máxima categoría.
Algo que ha determinado en la ciudad un movimiento de disgusto y pesimismo a partes iguales, y que viene a resultar lo menos recomendable para un Real Valladolid recién ascendido y con la ilusión de una masa social que bate récords de afluencia. O sea, que a mayor afición, mayor decepción.
¿Cómo es posible, se pregunta el aficionado, que de un comienzo ilusionante por el modo en conseguirlo frente al Espanyol, hayamos pasado a un esperpento tan decepcionante frente al Barca? ¿Cómo es posible, igualmente, que peleemos, con una cierta dignidad frente al Real Madrid y posteriormente luchemos seriamente, con opciones de triunfo, frente al Leganés y luego tengamos que presenciar tamaño desacierto? Pues a mi modo de ver, las tres direcciones del club son las poseedoras de la llave que lo explica.
Si la dirección general, antigua junta directiva –no me hablen de CEOS ni demás zarandajas– no supervisa unas líneas maestras marcadas por ellos mismos, aprobando o rechazando el trabajo de las otras dos, deportiva y técnica, no está en su verdadero trabajo y por tanto huelga el resto. Ella es la responsable, sin duda.
Unos recursos humanos, léase futbolistas, y otros materiales, entiéndase caudales, de los cuales son ellos quienes tienen que fijar topes en base a lo que se dispone. No voy a entrar en límites salariales, 'fair play' financiero o regla del 1x1 que no me hacen al caso al que voy, y que, por cierto, son bien conocidos –deben serlo– por los profesionales del estamento administrativo.
Desde hace muchos años en Valladolid, Gonzalo Alonso y Ramón Martínez llevaron a rajatabla que el gasto no superase el ingreso, al tiempo que lo nuestro, léase cantera, era la fuente prioritaria de jugadores para el primer equipo. Prioritaria, no exclusiva. Habiendo conocido en primera persona su gestión, como muchos de ustedes, esto de ahora no lo acepto.
Si la dirección deportiva, antigua secretaría técnica, tiene la obligación de confeccionar la plantilla, el cometido empieza allá por enero, porque para entonces ya debes conocer quienes son los que pueden seguir y quiénes no. Lógicamente, con las variaciones que pueden producirse por la evolución, tanto positiva como negativa, de algunos de los futbolistas. Y del entrenador, lo mismo.
Llegados a este punto, no alcanzo a entender que en el mes de septiembre y con el campeonato comenzado, con un infame y absurdo mercado en lo que a fechas se refiere, el club se encuentre con una plantilla tan desigual como descompensada. Y ahí voy.
Sin citar nombres, ya que los futbolistas son fichados a instancias de la proposición que les hace el club y nunca por propia y exclusiva decisión, era conocido desde hace tiempo quiénes interesaban y quiénes no. Se sabía que si ascendíamos volverían los cedidos e intuyo que habría una plantilla pensada para Primera y otra para Segunda.
Dicho lo cual, esa era la aplicación a la que tenía que entregarse el máximo responsable de esa parcela. Liberar a los que no interesan es su cometido, no vale otra explicación. Y saber el límite económico que maneja su competencia. No leo en ningún lado que el 'fair play' diga que hay que traspasar a dos baluartes del pasado año, regalándolos. Dice que no gastes más de lo que tienes, o sea que no fiches hasta que no puedas, ¡pero no que traspases lo que no debes!
La dirección deportiva, es decir el entrenador, queda como convidada de piedra ante lo que le ofrece la secretaría técnica. Y ahí comienza la debacle. El aspecto técnico, para próximas semanas.
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