Cambio de imagen y fin de ciclo en el Real Valladolid

De salida el entrenador riojano optó por la alineación más coherente que ayer se podía realizar aunque en ese acierto pleno en la elección yo me apunto siempre al 'pero' de las piernas cambiadas de los jugadores de banda, algo que con Moro resulta palmario.

Me pareció muy interesante la dupla formada por Grillitsch y Nikitscher secundando a Amallah en medio campo, y eché de menos que con diez jugadores el rival, no prescindiésemos de un central para dar entrada a Iván Sánchez en un medio campo dispuesto en rombo que hubiese permitido superioridad en esa parcela, mantenimiento de las bandas y la alternancia de dos nueves.

De igual manera que me parece muy buen futbolista el joven Aznou y una milonga eso de que no sabe defender; así pués, lateral zurdo resuelto.

Y una apreciación en la cual me reafirmo: Martín, claramente, es más lateral que medio; lo que no significa que el chico lo entienda, le guste o le parezca una chorrada. Es igual.

Tengo la sensación de que hay mucho intocable y demasiado capricho, pero lo obvio es que cada futbolista tiene un perfil óptimo que no tiene por que coincidir con el deseo del jugador o su capricho.

Creo que después de lo de ayer se confirma la idea de que hay más de donde elegir y a quien poder sacar. Si a estas alturas de la competición el Pucela fuese un equipo normal, podríamos valorar con una cierta lógica y mayor margen de maniobra, que se podría salvar.

A día de hoy, con un club desguazado y una afición de uñas, y con toda la razón, el panorama es muy sombrío.

Si todo el elenco humano de plantilla y cuerpo técnico optan por olvidarse de la puntuación para centrarse en el partido que toca, es muy posible que aún perdiendo la categoría hayamos salvado al equipo.

Algo que tiene que cimentarse pensando en puntuar cada jornada para salir de la pesadilla de la derrota como obligación y el fracaso por bandera.

Olvidando la clasificación y pensando que cada partido es la final del año, sin mirar la tabla, los jugadores ganarán autoestima y el míster crédito.

Algo que a la afición le hará disuadir de todas aquellas medidas que no sean alentar al equipo en su pelea semanal y a la propiedad para que venda y marche de una vez por todas.

Ya sé que todo ello suena a utopía y que cada quisque seguirá haciendo sus números para que a los optimistas les salga permanencia y a los pesimistas –quizás realistas– descenso obligado.

Con el ejercicio de esfuerzo y entrega que ayer hizo la plantilla, selló el compromiso de la lucha por principio y el resultado final como consecuencia. Con ello habremos finalizado un nefasto ciclo.