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Iván Alejo (Valladolid, 1995) ha vivido sensaciones agridulces esta campaña. Por un lado, se muestra muy contento en el Cádiz, club con el que logró el ascenso la pasada campaña y con el que ha certificado la permanencia en Primera. Además, su progresión en ... el conjunto andaluz ha sido buena y ha terminado como titular y a un gran nivel. «El balance es muy positivo. Éramos un equipo recién ascendido y, desde el principio, mucha gente pensaba que bajaríamos. El trabajo ha sido maravilloso y el mérito de salvarse con antelación, enorme. Para mí ha sido un año un poco irregular, pero mis últimos diez partidos han sido buenos y por eso estoy contento con mi rendimiento».
Por otro lado, Alejo no puede ocultar la tristeza por el descenso del Real Valladolid, el club de su vida. «No me lo esperaba, la verdad. Siempre pensé que llegarían las victorias. Pero tras la derrota en Valencia, ya se veía todo muy complicado. Yo he sufrido con el Pucela, porque, como siempre he dicho, soy muy del Real Valladolid, aunque haya gente que me quiera desprestigiar...».
En Iván Alejo late siempre su profesionalidad como futbolista (se deshace en elogios hacia el Cádiz, equipo con el que posee contrato hasta 2025) y el cariño que le profesa al club que le vio crecer desde niño. De hecho, desde pequeño soñaba con jugar en el estadio Zorrilla, donde ejerció como recogepelotas mientras su talento natural florecía en la cantera de los Anexos. Ya como profesional, esa posibilidad se le había vedado... hasta esta campaña. Alejo cumplió su sueño infantil, aunque vestido de amarillo gaditano.
«Es verdad que llevaba mucho tiempo esperándolo y que hacerlo sin gente en las gradas fue peculiar. Me habría gustado jugar con público: habría sido uno de los mejores días de mi vida. Aun así, estaba nervioso antes del choque. Yo era recogepelotas allí, iba todos los domingos al campo de pequeño... Soy aficionado al Real Valladolid desde que tengo uso de razón. Para mí jugar en el estadio en el que veía a mis ídolos fue un momento especial. Tenía el vello de punta cuando empezó el encuentro, pero luego eso se olvida y sales a defender al equipo que te paga», relata Iván Alejo, que considera que en Zorrilla cuajó su «mejor partido» desde que milita en el Cádiz, a pesar de que enfrente tenía a un «duro rival» como el lateral blanquivioleta Lucas Olaza.
El futbolista vallisoletano admite que su trayectoria esta campaña con el Cádiz ha sido «un poco irregular». Álvaro Cervera comenzó a utilizarle como revulsivo en las segundas partes, un rol en el que Alejo admite sentirse cómodo. Luego, dejó de contar para el técnico del Cádiz y se le presentó una oportunidad para salir. «En el mercado de invierno tuve una propuesta del Dinamo de Zagreb. El club jugaba la Europa League y mostraron mucho interés en mí. Yo tenía decidido salir y los billetes prácticamente sacados para volar a Zagreb, pero la operación se rompió por un tema económico. Me tocó quedarme y di la vuelta a la situación. Interioricé que debía seguir trabajando mucho para dar la vuelta a la situación. Al final, llegó la recompensa, jugué como titular y acabé a muy buen nivel. Todo sucede por algo».
La estabilidad personal ha ayudado a la progresión futbolística de Iván Alejo en la élite. Él sabe que su trayectoria profesional ha sido «un poco irregular por diferentes circunstancias». «Siempre se me ha tildado de eso, de irregular, por mi cabeza y la manera de jugar que tengo. Pero gracias a Dios llevo dos años muy estable a nivel emocional. He encontrado a una persona en mi vida, que es mi novia, que me ha dado la estabilidad que necesitaba para sentirme a gusto y feliz. Hay futbolistas que cuando pasan un momento malo a nivel emocional o familiar no se les nota en el terreno de juego. Yo soy una persona que necesita estar bien en este aspecto. Ahora, tengo ganas de asentarme y demostrar que soy un futbolista de Primera y no un jugador tan irregular como en los últimos años».
Iván Alejo mantiene una gran trato con Álvaro Cervera, su entrenador en el Cádiz, un técnico «que da mucha libertad a los jugadores». «Más que una relación de entrenador-futbolista es casi de amistad, tanto con él como con el segundo entrenador. A pesar de que no he jugado todo lo que creo que me merecía, o lo que me gustaría, siempre les he respetado porque son ellos los que deciden. Álvaro Cervera y José Luis Mendilibar son los técnicos con los que mejor me he llevado, con los que más he aprendido y con los que mejor relación guardo en estos años de carrera profesional».
El buen recuerdo que Alejo guarda de Mendilibar tras el curso que jugó en el Eibar también le ha llevado a entristecerse por el descenso del conjunto armero. «Es el club que me dio la oportunidad de estar en primera y el entrenador que me hizo debutar. También con el que más choques he tenido porque él pensaba una cosa y yo otra, pero siempre desde el máximo respeto y la admiración que le tenía desde que fue entrenador del Real Valladolid. Me da muchísima pena porque, además, Mendilibar es una de las pocas personas que quedan en el mundo del fútbol que va de frente y te dice las cosas como son. El Eibar es un club espectacular, que venía haciendo las cosas muy bien. No quería que bajara ni tampoco el Real Valladolid, un club que ha mejorado muchísimo en infraestructuras, cantera y a otros niveles desde la llegada de Ronaldo y que ahora ha dado un pasito atrás. Espero que pronto puedan volver a Primera División».
A Iván Alejo le duele que se dude de su sentimiento blanquivioleta, aunque su trayectoria profesional se haya desarrollado en otros clubes y ahora valore muy positivamente su etapa en el Cádiz. «Es algo que sucede también en otros sitios. La gente de casa tiene que demostrar mucho más que la gente de fuera. Yo estoy muy tranquilo por cómo he hecho las cosas y por lo que siento por el Real Valladolid. Eso nadie lo va a cambiar».
Desde pequeño, otro de sus sueños pasa por militar en el Pucela, algo que le gustaría hacer, independientemente de en qué categoría milite el equipo. «Siempre he dicho que quiero jugar en el Real Valladolid antes de acabar mi carrera. Estoy seguro de que lo conseguiré. Me da igual que sea en Primera o en Segunda. Quiero jugar en Zorrilla y salir aplaudido del estadio. Sin embargo, Ahora estoy feliz en el Cádiz: llevo ya dos años y voy a por el tercero. He encontrado mi sitio. En estos momentos solo quiero pensar en el Cádiz, pero, obviamente, mi objetivo algún día pasa por jugar en el Real Valladolid».
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