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Nada como que el dinero llame al dinero para que un determinado sector acabe siendo cuestión de estado. Y el fútbol, en Oriente Medio, se ha convertido de un tiempo a esta parte en un sector estratégico, avivado por la partida que han iniciado Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes por hacerse con el control. El balón ha saltado del césped al tablero, y los partidos se empiezan a ganar en los despachos.
La disputa de la Supercopa de España en Riad no ocupa más que una sola de las casillas del enorme tablero desplegado en el Golfo Pérsico en los últimos meses. Una respuesta más a los movimientos iniciados antes en Catar cuando anunció la adquisición del Paris Saint-Germain y la organización del Mundial 2022.
Manda el petróleo dentro de una partida, denominada ya como la segunda guerra fría árabe, en la que la sucesión de operaciones multimillonarias están a la orden del día. Lejos queda la compra del Manchester City por el viceprimer ministro de los Emiratos Árabes, pero mucho más próximas inversiones como las realizadas en Arabia Saudí en la Fórmula Uno, el Dakar o la última para hacerse con el Newcastle de la Premier inglesa. Son los últimos órdagos que se han lanzado con la intención de dominar el tablero.
«Las inversiones son muy fuertes ahora y el nivel de futbolistas que empiezan a venir es altísimo», asegura Miguel Ángel Baltanás (Palencia, 1987), formado como jugador en el Real Valladolid y ahora experto analista en el mundo del Big Data. 'Balta' lleva dos años y medio en Arabia, concretamente en Hofuf, y conoce al detalle el crecimiento que ha experimentado el fútbol en los últimos tiempos. «Es el primer deporte aquí, el más seguido y el que más repercusión tiene en televisión. Las inversiones no solo vienen a través de los clubes sino también del gobierno, y la mejor prueba es que el fútbol saudi está ya prácticamente clasificado para el Mundial», explica, ahondando en un salto que se hace evidente con la llegada de futbolistas como Luciano Vietto o Álvaro Medrán, que no son precisamente jugadores en retirada.
La apuesta del Gobierno de Arabia Saudí viene sustentada por un plan estratégico bautizado como 'Visión 2030', y que tiene como fin último convertir al país en un referente mundial en diferentes sectores, también en deporte.
«Es un fútbol muy global en el que se permiten siete extranjeros por club, y en el que hay ya bastantes españoles y entrenadores que han pasado por la liga. Aquí tenemos a Cosmin Contra o a Pablo Machín por ejemplo», destaca Baltanás, vinculado en los últimos años al cuerpo técnico del belga Yannick Ferrera.
Precisamente en los últimos días el que fuera su equipo, el Al Fateh, ha decidido rescindir su contrato después de dos buenos años. «Cogimos al equipo en una situación dramática y el primer año lo salvamos. La temporada pasada acabamos sextos y a punto de colarnos en la Champions asiática, y este año no habíamos empezado por diversos motivos y el equipo estaba un punto por encima del descenso al final de la primera vuelta», relata Baltanás, quien como analista forma parte de un equipo de seis personas. «No es nada fácil tener continuidad aquí, este año ya han caído diez entrenadores en seis meses y ahora nos ha tocado a nosotros, pero el club ha evolucionado en este tiempo y ha pasado a jugar por otro tipo de objetivos», apunta.
Su pensamiento ahora pasa por tomarse un tiempo de respiro para volver a España y descansar al lado de su familia, y coger impulso antes de explorar el mercado. «Quiero descansar una temporada y reordenar ideas. He sido padre hace un año y hace dos meses que no veo a mi familia, así que toca tranquilidad», comenta.
Ahora dispondrá de más tiempo para seguir las evoluciones de su Real Valladolid, con el que no ha perdido contacto visual pese a la distancia que le separa. «Claro que lo sigo, es donde me he criado. Pacheta y su cuerpo técnico están haciendo un gran trabajo. No es fácil coger un recién ascendido. Hay que adaptarse a ir a campos como el del Amorebieta, Mirandés, Oviedo,... y esa mentalidad no es fácil. Ahora hay que tener tranquilidad. Ojalá dure más la racha pero solo estamos empezando la segunda vuelta», analiza a 7.000 kilómetros de distancia. Desde el Golfo Pérsico. Donde el fútbol ha girado la cara para mirar de frente a sus petrodólares.
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