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Santiago Hidalgo
Jueves, 16 de noviembre 2023, 00:29
La selección española jugará en Zorrilla por cuarta vez en su historia. Ponerse la camiseta de España en un encuentro oficial no es tarea sencilla. Poco más de cincuenta futbolistas que en algún momento pertenecieron a la entidad blanquivioleta lo han hecho hasta la fecha. De estos, únicamente diez fueron internacionales mientras portaban los colores del Real Valladolid. De la dificultad de ser uno de los elegidos dan buena cuenta Landáburu, Minguela, Juan Carlos y Víctor, todos ellos nacidos fuera de Valladolid, aunque perfectamente acogidos y echando aquí raíces años después. «Soy como los árboles, crezco donde me plantan. Hasta el punto de que, si un día me alejaran de Castilla y de Valladolid, no acertaría a vivir», decía Miguel Delibes. Los cuatro tan solo disputaron un único encuentro con la camiseta nacional absoluta, sin embargo, para ellos fue como tocar el cielo. Cumplir un sueño. El colofón a una carrera deportiva. Mérito y satisfacción. Algo que contar a los hijos. Vestir la roja para un futbolista es lo más.
Juan Carlos Rodríguez
Internacional en 1991
Chus Landáburu participó solo en un partido con la camiseta absoluta de la selección. Fue un 23 de enero de 1980 en un amistoso frente a Holanda celebrado en el Estadio Balaídos de Vigo que concluyó con empate sin goles. El guardense, pero vallisoletano de adopción, disputó 45 minutos y entró sustituyendo al jugador de la Real Sociedad Celayeta.
Fue un partido con muchos contratiempos como señala el palentino: «Debuté en un partido accidentado, desde el viaje con un avión de hélice. Al llegar a Vigo cuando quiso aterrizar, rebotó y nos volvimos a Madrid para regresar después en coche-cama. No paraba de llover todos los días y el miércoles, viendo el campo, los holandeses no quisieron jugar. La Federación Española insistió en que se debía disputar, pero después en el calentamiento se fue la luz. Estuvimos 20 minutos con los jugadores visitantes en el vestuario. Se querían duchar y marchar…». Pero el partido finalmente se celebró: «Ganamos 1-0 con gol de Dani de penalti. Fui convocado por el seleccionador Kubala a los 15 días esta vez contra Alemania Democrática en Málaga. Estuve en el banquillo, pero no llegué a entrar».
Chus Landáburu
Internacional en 1980
Para Landáburu, que por entonces vestía la camiseta del FC Barcelona, ser internacional, es «la aspiración de cualquier futbolista. Cuando te metes en esto y quieres progresar, el colofón para toda carrera es llegar a jugar en la selección nacional».
Luis Minguela fue también internacional en una ocasión. Aconteció el 20 de septiembre de 1989 en un encuentro que disputó España contra Polonia en el Estadio Riazor. El segoviano Minguela no guarda un recuerdo completamente positivo ya que fue silbado por la hinchada deportivista que hacía unas pocas fechas se había enfrentado al Valladolid, su equipo por entonces, en partido de Copa del Rey. Había pique. «Para cualquier futbolista el llegar a jugar un partido con la selección de su país es la gota que colma el vaso a tu carrera deportiva y además siendo de un equipo modesto como es el Valladolid, porque la selección se nutre siempre de los clubes grandes, es un mérito enorme y una satisfacción».
Luis Mariano Minguela
Internacional en 1989
Minguela recuerda que pese a la victoria por 1-0 fue «un debut agridulce. La primera vez que jugué con la camiseta de la selección fue en un encuentro no oficial, homenaje a Alvelo, jugador del Celta que se quedó parapléjico. Luego me llamó Luis Suárez. Una alegría enorme. Ese día debutamos Fernando Hierro y yo. Con el Valladolid habíamos eliminado al Deportivo el año antes en la Copa en un partido duro en Zorrilla. Salí la segunda parte, y cada vez que tocábamos el balón Fernando o yo, era un clamor de pitidos hacia nosotros. Pero eso se olvida. Es más importante debutar con la selección español que ser pitado».
Juan Carlos Rodríguez junto a Eusebio Sacristán y Genar Andrinúa, los tres siendo blanquivioletas, se proclamaron campeones de Europa sub-21 en octubre de 1986, precisamente en el Estadio José Zorrilla. En este plantel que obtuvo por primera vez ese galardón y que dirigían Luis Suárez y Chus Pereda también estaban Ramón Calderé, que jugó cedido antes en el Valladolid, y el vallisoletano de nacimiento Paco Gento.
Víctor Fernández
Internacional en el año 2000
Después, la única internacionalidad absoluta de Juan Carlos fue el 17 de abril de 1991 cuando España perdió 0-2 con Rumanía en Cáceres y él jugaba en el Atlético de Madrid. «Mi experiencia internacional se inicia en el primer año como profesional en el Real Valladolid con Luis Suárez como seleccionador con la sub-21. Tuvimos la fortuna de llegar a la final con Italia a doble partido y ganar el título precisamente en Zorrilla. A raíz de ahí cambió mi vida y mi techo, porque coincidí con muchos compañeros de otros equipos que me hicieron saber que ese no era mi tope. Que había más cosas».
Para Juan Carlos fue una gran noticia con una intrahistoria. «Jugar con el Valladolid el primer año que asomabas la cabeza después de estar en Tercera mucho tiempo y que te llamen... De ese equipo acudimos cuatro: Eusebio, Andrinua, Torrecilla y yo. Tuvimos la suerte de ser campeones de Europa ante nuestro público. La anécdota es que llegamos a la tanda de penaltis. Allí, Eusebio marcó el suyo. Yo tiraba el cuarto, pero no hizo falta porque ellos fallaron los tres primeros. Había mucho 'canguis' con esos penaltis».
Unos años después le llegó la internacionalidad absoluta. «Con el mismo seleccionador, en su último partido, fue mi debut con la selección absoluta en Cáceres contra Rumanía en un amistoso. Era una asignatura pendiente que por lesiones y mala fortuna no pude ser internacional antes, cuando parecía factible. Luego fui a Barcelona y no tuve la ocasión de repetir».
Víctor Manuel Fernández disputó el 23 de febrero de 2000 su único partido con la selección española, dirigida en ese momento por José Antonio Camacho. Fue en un amistoso frente a Croacia disputado en Split. El delantero blanquivioleta entró sustituyendo a Luis Enrique en el minuto 63, se ubicó en banda izquierda y aunque cuajó una buena actuación, sus acciones no tuvieron reflejo en el marcador. El partido terminó con empate sin goles. Así lo recuerda Víctor tiempo después: «Es el sueño de cualquier niño el poder vestir esa camiseta. Toda la vida intentando estar entre los mejores... No fue el día idóneo. Expulsaron a un jugador, nos quedamos con diez. Un día feo, con mucho aire, el césped estaba muy alto. La experiencia no fue la mejor, un empate a cero, pero aun así fue especial… Al final lo pude conseguir. Tanto como poder decir a mis hijos que fui internacional».
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