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Joaquín y El Yamiq celebran el ascenso a pie de campo. RODRIGO JIMÉNEZ
El inmenso premio de no rendirse nunca

El inmenso premio de no rendirse nunca

El Real Valladolid no bajó los brazos tras perseguir durante las últimas jornadas a los dos primeros y su presión tuvo el efecto deseado

Juanjo González

Valladolid

Lunes, 30 de mayo 2022, 00:18

El 'sí se puede' y luchar hasta el final tan de moda últimamente que abandera Rafa Nadal desde hace décadas tuvieron su continuidad este domingo en un José Zorrilla casi lleno hasta la bandera para presenciar el noveno ascenso a la elite del Real Valladolid. Las matemáticas decían lo contrario, apenas poco más de un 25% de opciones de lograr el ansiado ascenso por la vía directa solo un año de bajar de Primera División, pero la necesaria victoria del Pucela ante el Huesca (3-0) unida a un obligado pinchazo de algunos de los dos rivales directos -la derrota del Eibar ante el colista Alcorcón fue definitiva- y que partían en la jornada con la enorme ventaja de ocupar las dos primeras plazas condujeron a los de Pacheta a otra jornada inolvidable para la historia del club pucelano. Ese no rendirse nunca tuvo el premio soñado.

El de Salas de los Infantes entra de esta forma por la puerta grande en la historia del Real Valladolid siendo el noveno técnico que lidera desde el banquillo un ascenso a Primera División y es el séptimo que logra de forma directa porque los dos últimos, el de Djukić en la 2011-12 y el de Sergio González en la 2017-2018 se alcanzaron vía 'play-off', el primero saliendo como tercero en la Liga regular y luego eliminando en primera eliminatoria al Córdoba y en la final al Alcorcón, y el de Sergio como quinto en la liga regular y subiendo en el play-off superando en primera ronda al Sporting de Gijón y al Numancia en la final.

El estadio cantó como un gol propio el tanto a los 9 minutos de Borja Garcés para los pepineros;eso sí, el silencio se hizo con el empate de Rodrigo Ely al cuarto de hora. Pero de nuevo el jolgorio saltó en Zorrilla con el 2-1 de Omeruo en el 42 para darle la victoria al descanso a los del exblanquivioleta Nafti. El drama es que mientras los resultados en los campos de los rivales directos se estaban dando, a los de Pacheta les faltaba lo más 'fácil'. Y pudo ser una pesadilla porque el Huesca rozó adelantarse en el marcador en Zorrilla en ese minuto 42 cuando Gaich mandó el balón al larguero... Y en la contra siguiente fue Weissman el que cabeceó al palo. De palo a palo... y con la miel en los labios.

El primer éxtasis no tardaría en llegar en el reinicio del encuentro tras el descanso porque en apenas siete minutos los de Pacheta dejaron finiquitado el encuentro con dos tantos, el primero de Weissman con suspense porque hubo que recurrir al VAR porque en primera instancia el remate del pichichi pucelano fue anulado por fuera de juego, mientras que el segundo de Plata, tocando incluso el larguero tras una gran cabalgada de El Yamiq ponía la atención de Zorrilla en Alcorcón y Leganés. Entre medias, el Almería había vuelto a igualar en Butarque por lo que un gol del Eibar dejaba fuera al Valladolid.

Los minutos no pasaban lentos... eran lentísimos. Los transistores y radios digitales se convirtieron entonces en los mejores aliados de los aficionados en Zorrilla. La tensión se mascaba en el estadio pucelano mientras la tormenta -en el cielo- pasaba de largo a pesar del enorme relámpago que se pudo apreciar desde la Tribuna al descanso. Mientras se esperaban noticias de fuera de Valladolid, Aguado mataba el partido de forma definitiva en el 79 tras una acción de muchos quilates de Plata apurando hasta la línea de fondo para centrar un balón que empujó hasta las mallas el centrocampista.

Pero ese primer éxtasis no fue ni mucho comparable al que se dio por medio de los transistores cuando se inundó Zorrilla con el tanto del Alcorcón al Eibar en el 91. Hasta Joaquín se puso de rodillas en el campo con el partido en juego porque sabía que era el definitivo. La gesta ya estaba resuelta. El Valladolid regresa a Primera solo un año después de perder la categoría. La celebración también fue de Primera. En el verde, con confeti, focos... parecía una discoteca el José Zorrilla con Ronaldo como gran atractivo. Nadie quiso perderse una foto con el brasileño. Ni los jugadores ni sus familiares. Su dimensión está fuera de toda duda.Incluso con un ascenso a Primera.

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