Las cosas que no tienen importancia
A banda cambiada ·
Hace el articulista un balance de la temporada futbolística, en la que los sinsabores de la pandemia han mediatizado la alegría de la permanenciaA banda cambiada ·
Hace el articulista un balance de la temporada futbolística, en la que los sinsabores de la pandemia han mediatizado la alegría de la permanenciaCayó el telón de la Liga en su Primera División. Como en los mejores cuentos, el ogro del descenso fue derrotado, hubo boda entre el príncipe y la princesa -o casi-, fueron felices y comieron perdices. Finalmente, se encendieron las luces para que el auditorio ... puesto en pie pudiera ovacionar a los protagonistas. Pero en el patio de butacas, vacío, solo había eco. El fútbol profesional por fin despertó de ese sueño consistente en disfrazar de nueva normalidad la fría realidad. De colorear las gradas y de llenar con sonido ambiente enlatado las retransmisiones. That's entertainment, puro Hollywood, pero sin Fred Astaire, Jack Buchanan, Oscar Levant, o Nanette Fabray, cantando, danzando y haciendo sonar sus zapatos al ritmo del claqué clásico. La LFP consiguió terminar aquello que empezó y se podría decir que casi tuvo éxito. Pero aquel adverbio lo que viene a indicar es que algo que no ha sucedido. Ese Deportivo de la Coruña-Fuenlabrada lleno de imprudencias, negligencias y contagios ha dado al traste con lo que debió haber sido la fiesta de la propaganda y del fútbol de espaldas a la pandemia y a los aficionados. Después de todo, solo se trataba de actuar como si nada hubiera ocurrido, de disimular que los estadios habían quedado huérfanos de público, de su público, de su gente. De sustituir, sin más, la presencia de aquellos por los que tiene sentido todo lo demás.
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Se cerró así la temporada más triste de cuantas se recuerdan. El torneo de los goles cantados en casa, con gritos casi afónicos para no molestar al vecino que se relaja leyendo. El de las celebraciones confinadas y las tristezas en la soledad del cuarto de baño. El que antepuso el negocio a la salud. Esta Liga aparecerá en los libros de historia por ser aquella en la que el resultado final no pasa de mera anécdota. En años como este, el desenlace por muy dichoso que sea, la permanencia holgada, sin sufrimiento, sin angustia, solo permite sobrellevar el amargor de los meses vividos; quizá alivia, pero de ninguna manera consuela el dolor por todos aquellos aficionados que se fueron antes de tiempo sin disfrutar junto a sus familiares o amigos de la mejor clasificación del equipo en los últimos dieciocho años. El éxito del Real Valladolid solo ha servido para confirmar que el fútbol es la más importante de entre las cosas que no tienen importancia.
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