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Di Stéfano, Zarra, Wilkes y Kubala fotografiados el día del homenaje al ariete vizcaíno. Archivo Marca
El homenaje nacional a Zarra
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El homenaje nacional a Zarra

El Real Valladolid colaboró en aquel partido jugado el 29 de abril de 1954 con la cesión de tres jugadores: Lesmes I, Lesmes II y Coque

José Miguel Ortega

Sábado, 9 de noviembre 2024, 20:55

Si en la posguerra había un futbolista que encarnase los valores del fútbol patrio, ese era Telmo Zarraonandía Montoya, más conocido por los aficionados como Zarra, ariete de la mítica delantera del Atlético de Bilbao –lo de Athlétic lo había suprimido la Federación por expreso deseo del nuevo Régimen, que prohibió los extranjerismos, especialmente ingleses y franceses– que todo el mundo recitaba de memoria: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.

Zarra era un mito, una leyenda que en 1953 tenía ya 32 años y comenzaba su declive. De hecho, la directiva del club de San Mamés había fichado a Antonio Barrios con el encargo de que fuera buscando el relevo generacional para aquella fantástica delantera. Zarra solo jugó seis partidos en la temporada 1953-54, cinco de Liga y uno de Copa, eclipsado por Arieta, que marcó 17 goles en 28 partidos.

Sin embargo, la Delegación Nacional de Deportes –entonces presidida por el general Moscardó– quiso que se hiciera un reconocimiento especial a Zarra antes de que colgara las botas o dejase de pertenecer al Atlético de Bilbao, cosa que ocurrió precisamente al final de aquella temporada en la que los leones acabaron sextos en la Liga de 1ª división, a 8 puntos del campeón, Real Madrid.

El encargo de la D.N.D. fue asumido por la Federación Española de Fútbol que presidía el camarada Sancho Dávila, quien sugirió que la primavera de 1954 era la época ideal para celebrar ese partido con rango de homenaje nacional al mítico delantero centro del Athletic Club de Bilbao y de la selección nacional. En principio se pensó en confeccionar una selección con los mejores jugadores nacionales y extranjeros de la Liga para enfrentarse a un equipo inglés, pero finalmente se optó por hacer dos conjuntos, uno con jugadores pertenecientes a equipos de Primera División de la zona Centro-Norte y otro de la zona Levante-Cataluña. Aceptado ese criterio se fijó la fecha y el lugar del partido: 29 de abril de 1954 en el estadio de Chamartín.

Cartel anunciador del homenaje a Zarra, que tuvo lugar en el estadio de Chamartin. Archivo RFEF

La mayor parte de los clubs accedieron a colaborar en el homenaje, aunque hubo algunos, como el Sevilla, que alegaron que sus figuras estaban lesionadas o muy cansadas en el tramo final de la temporada. El Real Valladolid, en cambio, consintió en prestar a sus tres mejores jugadores: los hermanos Lesmes y Gerardo Coque.

Se creó un ambiente de enorme expectación, aunque llovió mucho aquel jueves 29 de abril y aunque hubo buena entrada no se llenó Chamartín, como todo el mundo esperaba. El espectáculo, en cambio, no se resintió y el público disfrutó de un partido como el que el propio Zarra merecía.

El equipo Centro Norte, que vistió camiseta blanca y estuvo dirigido por Antonio Barrios, jugó con: Carmelo (Eizaguirre), Martín, Lesmes I (Venancio), Lesmes II; Muñoz (Mújica), Garay; Atienza, Coque (Panizo), Zarra, Di Stéfano y Gainza.

El conjunto Levante-Cataluña, con camiseta azul, tuvo como entrenador a Benito Díaz, responsable del gran papel que hizo España en el Mundial de Brasil 1950, alineó a los siguientes jugadores: Domingo; Argilés, Biosca. Segarra; Pasieguito (Bosch), Puchades; Basora, Wilkes, César, Kubala (Marcet) y Manchón.

Ganaron por 4-3 los que vestían de blanco y uno de los goles, precisamente el de la victoria fue obra de Zarra, multitudinariamente ovacionado. Pese a lo desapacible del día, el homenaje fue un éxito económico, con una recaudación de 823.000 pesetas que no era baladí en aquella época, y también en el plano afectivo porque las intervenciones del ariete vizcaíno fueron premiadas por un público entusiasta. Entre los asistentes estaba el seleccionador, Ramón Melcón, que tomó buena nota de la valía de los jóvenes que garantizaban el relevo generacional para la selección española.

También brillaron especialmente los tres ídolos extranjeros que militaban entonces en la Liga, Di Stéfano del Real Madrid, Kubala del Barcelona y Faas Wilkes del Valencia.

Otra dato curioso de aquel entrañable homenaje fue un himno compuesto expresamente para enaltecer la figura de Telmo Zarra y que decía así:

Cuando Zarra sale al campo / le aplauden con ilusión / todos los hinchas de España / porque colma su emoción./ De su cadena gloriosa / son eslabones sin fin /San Mamés, Rio de Janeiro / Colombes y Chamartín./ Desde Amberes no ha tenido / nunca el equipo español / un ariete que se vaya / con más decisión al gol./ Cantemos con alegría / a esa figura bizarra / ¡Viva Munguía! ¡Zarra, Zarra, Zarra!.

Al concluir la temporada 1953-54, Fernando Daucik sustituyó a Barrios en el banquillo de San Mamés pero, salvo Gainza, los integrantes de la mítica delantera fueron suplentes. Zarra solo jugó seis partidos y al concluir el contrato con el club de su vida, fichó por el Indauchu, en Segunda División, demostrando que no estaba tan acabado como muchos pensaban pese a sus 34 años. Intervino en 27 partidos y marcó 17 goles, además de llenar todos los domingos el campo de Garellano.

Su último equipo fue el Baracaldo, también en segunda, donde colgó las botas ya con 36 años y 18 temporadas de profesional en las que forjó una leyenda inolvidable. Sin duda uno de los mejores goleadores españoles de la historia.

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