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El fútbol les unió hace ya cuarenta años en una liga de 18 equipos y dos puntos por victoria en la que los sobresaltos estaban a la orden del día. Muchos de ellos, de hecho, inauguraron el mismo vestuario en el que hoy, cuarenta años después, se cuecen los disgustos y alegrías de un equipo que caminará en el alambre hasta el próximo 4 de junio. El escenario, por lo tanto, no le es ajeno a aquel equipo que hizo historia al levantar la Copa de la Liga tras vencer al Atlético de Madrid en el partido de vuelta de la final por 3-0.
Todos ellos saben lo que es jugar en el precipicio y, por lo tanto, nadie como ellos para dar las claves que deben acompañar en el camino a la permanencia.
El Norte reunió el pasado sábado a buena parte de los integrantes de aquel equipo histórico que levantó en el año 84, un 30 de junio, el único título que lucen las vitrinas del estadio Zorrilla. El encuentro, y las posteriores reacciones de los protagonistas, se producen antes de la victoria ante el FCBarcelona. La situación, por lo tanto, es mucho más crítica que la que pintan hoy los resultados de la jornada 36ª.
«Está difícil pero creo que el equipo se va a salvar», sostiene Ramón Martínez, arquitecto de aquella plantilla campeona en el 84, cuyo optimismo es compartido con Santi Llorente, adjunto por entonces a la secretaría técnica. «El equipo ha estado muy expuesto en las últimas semanas, pero hay argumentos para pelear lo que queda y creo que vamos a seguir en Primera», apunta Llorente, una de las patas relevantes de aquella época en los despachos.
El último triunfo ha devuelto la esperanza al aficionado y reforzará el estado de ánimo del equipo antes de viajar a Almería. «Únicamente se tienen que soltar para demostrar lo que realmente son porque ya lo han hecho. Se tienen que acordar de todo lo que han hecho bien para refrendarlo. Y estar unidos porque nadie les va a hacer su trabajo», señala Luis Miguel Gail, que resta importancia al aspecto mental en situaciones extremas como la que va a vivir el Real Valladolid en estos diez últimos días de campeonato. «Nosotros en ese sentido los teníamos muy claro. Los problemas del fútbol se arreglan con fútbol. La agresividad sola, hablar o entrenar solo no te vale. Esto se soluciona en el terreno de juego», sentencia el que fuera jugador del Betis en sus últimos años de futbolista.
Pepe Moré
«A Getafe y Almería hay que ganarles sí o sí. Hay que motivar a los jugadores y pensar que al campo salen once contra once», sostiene Luis Mariano Minguela. «Va a ser complicado, pero hay que hacer un último esfuerzo porque una ciudad como Valladolid se merece un equipo en Primera», añade el segoviano, que al igual que Gail se jugó una permanencia en la 84-85 en la última jornada disputada en el campo del Sevilla (0-2). «Lo ganamos con goles de Duque y Jorge, pero es muy triste tener que llegar al último partido para saber si te mantienes o no», admite.
«Hay que unirse todos, no debe haber críticas ni de los jugadores ni del aficionado y estar más unidos que nunca para estos dos partidos. Sabes que si ganas esos dos te salvas», comenta Pepe Moré en su condición de exjugador y también exentrenador. «Está en nuestras manos, hay que olvidar lo pasado y no ponernos nerviosos. La mentalidad es lo más importante para que los nervios no te hagan fallar y jugar impreciso. Sabemos ya la situación en la que estamos y hay que jugar lo que queda con optimismo», comenta Moré, protagonista de la icónica imagen que es historia del club.
Antonio García Navajas
«Aquel equipo era físicamente muy estable, a este se le ve muy vacío. Personalmente firmo jugármela el último día con el Getafe, un equipo que está mal pero que juega defensivo. Me inclino más porque pinche el Almería», añade Jorge Alonso, autor de uno de los goles del mencionado 0-2 en campo del Sevilla.
El otro goleador en aquella tarde, Pedro Duque, aboga por la unidad del vestuario como atajo para ganar la permanencia. «Hay que implicarse y estar todos a uno, los titulares y los que no juegan, además de tener claro un sistema de juego para saber cómo afrontar estos partidos», comenta, desconfiado de los finales de temporada. «Se han visto tantas situaciones en estas jornadas finales,... Equipos que se vienen abajo y descienden y otros que salen cuando nadie nadaba nada por ellos. Hay que ir partido a partido y enfocar esas dos finales con Almería y Getafe», subraya el de Piña de Esgueva, canterano en aquel equipo campeón.
Otro de los más optimistas es Antonio García Navajas, jubilado desde el pasado 8 de marzo después de trabajar los últimos 22 años en la Fundación del Real Madrid. «Es una pena estar en esta situación, pero creo que lo sacarán adelante porque Valladolid se merece un equipo en Primera División. En nuestra época tuvimos un par de situaciones así y al final nos mantuvimos en Primera. Para mi lo más importante, el 70 u 80%, pasa por estar unidos. Ir todos a una. Llegamos a la final de la Copa de la Liga siendo una piña porque la verdad es que éramos una familia», señala quien fuera uno de los centrales más aguerridos de la categoría, que este fin de semana acudió a la llamada de El Norte 30 años después de dejar Valladolid por última vez. «No volvía desde que me fui al Rayo en el 86».
Al frente de aquel equipo campeón estaba Fernando Redondo, el más crítico con la situación actual. «La planificación del equipo no ha sido la adecuada desde el primer momento. Sobraba gente con mucha edad, jugadores que si son buenos es difícil que estén ibres en el mercado. En aquel equipo que ganó a la Copa de la Liga la media no llegaba de 24 años, y ahora tenemos muchos con 32, 33 y 34. Esa planificación no es la que entiendo que debe ser idiosincrasia del Valladolid. Esto quiere decir que, sin son libres en el mercado, han dado el máximo ya. Como dice el refrán castellano 'cuando el ventero deja la bota, la deja porque está vieja o está rota'. Conozco este club desde hace más de sesenta años y la filosofía siempre ha sido la de fichar joven y barato, revalorizar al jugador y venderlo», sostiene Redondo, que sin embargo sí considera aciertos los refuerzos incorporados en el mercado invernal. «Creo que hemos tenido mala suerte porque en el mercado de invierno se acertó bastante en los fichajes. Larin y Amallah son importantes, y la lesión del marroquí ha hecho daño porque compensaba mucho al equipo. Daba bastante consistencia en el centro del campo. Y luego Larin es una gozada pero no está bien acompañado», afirma con rotundidad Redondo, escéptico sobre este final de liga.
«Ni optimista ni pesimista, soy realista. y creo que lo tenemos mal porque los números no engañan nunca. Además de la tendencia, se encajan muchos goles y así es muy difícil», sentencia.
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