Borrar
Goyo Martín, que ahora vive en Puerto Real, muestra una foto del Pucela en el que él jugaba a finales de la década de 1940. Antonio Vázquez
Goyo, el jugador del Real Valladolid más veterano

Goyo, el jugador del Real Valladolid más veterano

La Vista Atrás ·

El portero tiene actualmente 97 años, mantiene su prodigiosa memoria, vive en Cádiz y recuerda perfectamente su debut contra el Celta

José Miguel ortega

Miércoles, 19 de octubre 2022, 00:02

A Gregorio Martín Gutiérrez, que en las alineaciones aparecía como Goyo, nunca le vi jugar pero muchos años después de su retirada sí tuve ocasión de conocerle, tratarle y disfrutar de su prodigiosa memoria para recordar cosas de aquel fútbol de los años cuarenta cuando Valladolid, España entera, trataban de lamerse las heridas de la guerra.

Hasta hace algunos años estuvo viviendo aquí, en su tierra natal, metido en el negocio de la panadería porque se casó con la hija de Félix Coque y más tarde fue accionista de IPAVASA. Después, los fríos y las nieblas de estas tierras le convencieron de que estaba mucho mejor en la localidad gaditana de Puerto Real, donde tiene un montón de sobrinos y sobrinos-nietos que le hacen más llevadera su dilatada vida después de haberse quedado viudo.

Antes, cuando residía en la calle Labradores o en la Plaza de San Andrés, nos tomábamos de vez en cuando el aperitivo en la terraza del Hotel Olid, pero ahora para pegar la hebra con él hay que llamarle por teléfono y eso es lo que hemos hecho aprovechando la circunstancia de que su debut en Primera División como guardián de la potería del Real Valladolid fue, precisamente, contra el Celta de Vigo, rival esta jornada de los blanquivioletas.

Goyo, que entonces tenía 23 años, cuando debutó en Primera División con el conjunto banquivioleta

Goyo, dotado de un cuerpo atlético y una más que notable estatura pues superaba el metro ochenta, empezó a destacar como portero del equipo del colegio El Salvador en los torneos escolares y, sobre todo, en el conjunto del Carburadores IRZ, donde llamó tanto la atención que los directivos del Real Valladolid le ofrecieron incorporarse a la plantilla que en la temporada 1944-45 militaba en Tercera División y estaba entrenada por Quirico Arteaga.

El chico, que entonces tenía 19 años, dijo que sí, naturalmente, aún a sabiendas de que no iba a tener muchas oportunidades de jugar porque en la portería estaba Ispizua, veterano guardameta que antes de la guerra había jugado muchos años en el Athlétic de Bilbao. Intervino, eso sí, en algunos amistosos y después fue cedido al Salamanca, donde estuvo dos temporadas y otra más en el Béjar enfrentándose en varias oportunidades a un Valladolid que con Ramallets en la portería ascendió a Segunda y al año siguiente, con Tapia de portero, dio el salto a Primera división.

Entonces, Goyo se había comprometido con el Alas, equipo militar del arma de Aviación en el que cuajó una gran campaña e hizo méritos para que el entonces presidente del Pucela le ofreciese la posibilidad de regresar a la plantilla.

Una formación del Real Valladolid en la temporada 1948-49, la primera en la máxima categoría. De pie: Hilario, Revuelta, Busquet, Coque, Chaves, Soler y Goyo. Agachados: Babot, Ortega, Vaquero, Lasala y Peralta. Archivo del autor

«Me habían llamado del Español de Barcelona, pero don Juan Represa me ofreció un contrato de 1.000 pesetas y un sueldo mensual de 700 y acepté, no por el dinero, sino por la posibilidad de jugar en Primera y hacerlo en mi casa».

Fue la temporada 1948-49, con Helenio Herrera de entrenador, que llegó a España con más fama que idea de nuestro fútbol. No conocía a los jugadores, ni siquiera la posición que ocupaban, ni tenía informes de los rivales, así que en el primer partido, en San Mamés contra el Athletic, colocó a Torquemada, que era un medio centro de buena técnica pero muy lento, de lateral derecho para marcar a Gainza. Un desastre y una paliza de órdago, 7-2.

-Torquemada no volvió a jugar, pero otro de los damnificados fue el portero Rico ya que al siguiente partido, te eligió a ti para jugar contra el Celta.

-Sí, fue una sorpresa porque durante toda la semana no me comentó nada, seguramente para que no me pusiera nervioso. La verdad es que estuve tranquilo y cumplí sobradamente en mi debut en primera. Fue el 19 de septiembre de 1948 en Zorrilla y le ganamos 4-2 al Celta con goles de Vaquero (2), Peralta y Revuelta. La sorpresa vino al siguiente partido, pues pensaba que me iba a mantener como titular y volvió a confiar en Rico para jugar contra el Sevilla.

-Helenio Herrera siempre se quejó de que a la plantilla le faltaba un portero con nivel de Primera División…

-Sí, eso lo decía cada vez que perdíamos para tratar de esconder sus errores. A mí me volvió a poner de titular contra el Oviedo, al que ganamos por 2-1, pero después recuperó a Rico, y estuvo probando a un montón de porteros hasta que por fin consiguió que el club fichase a Saso, que estaba en el Atlético de Madrid y que fue titular hasta el término de una temporada en la que pasamos muchos apuros para mantener la categoría.

-Don Helenio, a quien algún periodista de entonces llamaba don Wolframio, se marchó con viento fresco y volvió al banquillo Antonio Barrios. ¿Se notó para bien el cambio?

-Vaya si se notó. El Viejo conocía muy bien a los jugadores que tenía, hizo una excelente temporada con la guinda de llegar a la final de Copa por primera vez en la historia del club. Estábamos tres porteros, Saso, Froger un francés que no jugó ningún partido y yo, que intervine en tres amistosos y dos oficiales, uno contra el Celta en Balaídos y otro contra el Madrid en nuestro campo, donde perdimos por 1-4.

Después de aquella temporada Goyo regresó al Salamanca para jugar dos más que parecían las últimas de su carrera porque, aunque solo tenía 27 años, los negocios familiares de panadería reclamaban su atención. No obstante, se vio moralmente obligado a seguir una campaña más en activo.

-Lo hice porque podía simultanear el deporte con el trabajo, pues me llamó Antonio Merino, el presidente del Europa Delicias pidiéndome por favor que les echara una mano para jugar en Tercera división, categoría a la que acababan de ascender. Además estaba de entrenador Roque Busquet, excompañero en el Real Valladolid y por eso prolongué ese año extra mi relación con el fútbol.

-¿Quiénes fueron los mejores con quienes jugaste?

-La defensa que formaban los dos Lesmes y Babot y, por supuesto, Gerardo Coque, que era uno de los mejores interiores que había en España y con quien me unían lazos familiares por parte de mi mujer, que era prima carnal suya.

El pasado 27 de agosto Goyo, que tuvo otro hermano futbolista, Ricardo Martín, que jugó en el Jaén, ha cumplido 97 años y desde hace tiempo es el exjugador blanquivioleta más longevo porque, según él, nunca ha fumado ni ha bebido. Sus diversiones, ahora, son contarles a los nietos sus recuerdos de futbolista y charlar de vez en cuando con sus amigos vallisoletanos. Y así, hasta que Dios quiera…

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Goyo, el jugador del Real Valladolid más veterano