Gonzalo Alonso muestra la foto de la plantilla que acabó en décima posición en la temporada 1985-1986 Cacho

Gonzalo Alonso, el arquitecto del moderno Real Valladolid

Su llegada al Real Valladolid modificó por completo las estructuras de una entidad que se limitaba a sobrevivir en Segunda División

JAvier Yepes

Valladolid

Lunes, 13 de julio 2020, 08:15

Cuando Gonzalo Alonso se hace cargo de la Presidencia del Real Valladolid, el 15 de marzo de 1978, el club tenía su sede en la calle de las Angustias desde junio de 1971. En una vivienda reordenada de la manera mas aprovechable posible compartían espacio ... todos los estamentos del club. Baste decir que la luz de la escalera por lo que realmente brillaba era ¡por su ausencia! Diez años después, en agosto de 1981, Gonzalo Alonso inauguraba la nueva sede social del club en la calle Macías Picavea con la gestión informatizada. Era como pasar de una fonda al hotel Ritz. Además Y un ejemplo de lo que logró este comerciante pequeño, inteligente y carismático con el club de sus amores. Él y Ramón Martínez dan el vuelco definitivo a un club anquilosado en sus estructuras e impulsan la gran revolución deportiva y económica. Comenzaba una época.

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¿Quien fue Gonzalo Alonso? Tras cuatro años en la directiva blanquivioleta se convierte en vicepresidente con la llegada de Fernando Alonso, Gonzalo ejerce desde el primer día, junto a Javier Añíbarro, como vicepresidente. Y pronto ve la primera oportunidad de impulsar su proyecto.

Corría la temporada 1975-76 y Pablo Porta, presidente de la RFEF, crea la Liga Nacional de juveniles como remedio para que los clubes profesionales gestionasen sus categorías inferiores. Ramón Martínez es el encargado de esa tarea. Se trataba de buscar jugadores en edad juvenil, a los que restase aún un año en la categoría para formar un equipo competitivo.

Gonzalo no duda e impulsa a Santiago Llorente como entrenador del equipo juvenil recién creado y eleva a Ramón Martínez a Secretario Técnico. Son las personas sobre las que recae todo el peso deportivo. Los resultados terminan hablando por si solos para darle la razón.

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Gonzalo se da cuenta de inmediato de la importancia que aquello iba a tener. La cantera era la piedra sobre la que debía elevarse el edificio del Pucela de finales del siglo XX. Porque proporcionaba ingresos y abarataba costes. Y en su mentalidad de emperario era esa la combinación perfecta.

No debió ser mala la elección ni el trabajo a lo largo del año ya que se clasificó tercero tras el Real Madrid y el Atlético de Madrid. Baste decir que solo perdió un partido en todo el campeonato, en la Ciudad Deportiva merengue.

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Pero más importante que los resultados fue que se abrió el camino para que los canteranos empezaran a debutar con el primer equipo. Entre las temporadas 1976-77 y 1979-80, diecisiete jugadores dan el salto.

Y el equipo asciende a Primera en 1980. Así que la pregunta era ¿merecía la pena mantener la apuesta? ¿Cuánto hubiesen costado 17 profesionales de esa edad? ¿Hubiera podido el Real Valladolid adquirirlos?

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Gonzalo Alonso, entendió que aquello no solo merecía la pena, sino que suponía además el futuro del club. Nombra a Ramón Martínez gerente del club y máximo responsable de la parcela deportiva, con Santiago Llorente como mano derecha. La base del proyecto estaba consolidada, Entre las temporadas 1976-77 y 1987-88 la friolera de ¡cuarenta jugadores! provenientes de las categorías inferiores habían debutado en partidos de competición oficial con el primer equipo, lo dice todo.

Pablo Porta, a la vez que la Liga Nacional Juvenil, obligó a los clubes a incluir en la alineación titular a dos jugadores menores de 20 años.Aquello no hacía gracia a los grandes y solo duró dos temporada de 1979 a 1981, pero el Pucela sacó ventaja de aquello porque pudo disponer de cinco jugadores sub 20 en Segunda División que fueron decisivos para lograr el ascenso. Ningún equipo de Segunda División dispuso de ese potencial.

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Filosofía de equipo

La Secretaría Técnica se apoyaba en cuatro tipos de jugadores: canteranos, cedidos, extranjeros y nacionales con oportunidad de contratación. Y junto a ella, el viejo principio de cualquier economía doméstica: «el gasto no excede en un céntimo al ingreso» Ambas premisas, fueron clave de éxito en su gestión.

A la cantera, para entonces plenamente consolidada, había que añadirle jugadores jóvenes de calidad contrastada y provenientes de equipos punteros donde aún no tenían acomodo. La tercera pata de ese asiento, eran los jugadores extranjeros. Jóvenes, buenos y a ser posible a préstamo. La última baza eran jugadores provenientes de equipos nacionales libres o en condiciones de negociarse asequiblemente.

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Las buenas relaciones con el Barcelona y las gestiones rápidas de presidente y secretario técnico abren la puerta de entrada en el club a jugadores que han sido historia viva blanquivioleta: Leguizamón, Puig Viñeta, Moré, Rusky, Estella, Mir y Botella. Al Pucela se le denomina en el ámbito futbolero 'Real Barçadolid'.

De los jugadores nacionales Jacquet, Manolo y Fernando Hierro, Richard, Pepin, García Navajas, Moreno, Moya, Manzanedo, Victor Porras, Aparicio, Rincón y Francis como cedidos por el Real Madrid o Andrinúa cedido por el Athletic…, fueron el resultado de la búsqueda o simplemente del efecto llamada que producía un equipo que pagaba lo estipulado con puntualidad de cronómetro suizo, algo que siempre han valorado los profesionales.

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De cómo Valladolid fue sede del Mundial

Una mujer, diputada en Cortes por UCD, presidía la Comisión de Cultura del Congreso. Y viene a coincidir con el momento en el cual se decidía la ciudades-sedes del evento. María Teresa Revilla López, vallisoletana de adopción y la única mujer que participó en la Comisión constituyente de la Constitución de 1978, no duda en dirigirse al Real Valladolid. Alonso y Martínez se presentan en la sede que UCD tenía en la Acera de Recoletos. La diputada se dirige a ambos: «¡Díganme qué es un Mundial!». Gonzalo y Ramón le van desgranando las peculiaridades y la importancia del mismo. «Entonces, interesa que Valladolid sea sede, ¿no?» «Sí, pero las sedes están ya adjudicadas» «Eso es cosa mía!», respondió María Teresa. Lo que aconteció con la pugna de otras ciudades y la designación de Valladolid ya es sabido.

Junto a los veteranos, los canteranos, los cedidos y los fichajes nacionales solo faltaban los extranjeros. Es la guinda que faltaba en su gestión deportiva. De todos ellos, por su calidad, rendimiento, trascendencia y oportunismo siete destacan sobremanera: Gilberto Yearwood, Carlos Alberto Fenoy, Pat Yañez, Oswaldo 'Baby' Cortés y los tres Jorges: Polilla Da Silva, Mágico González y El Cañonero Aravena.

Cantatore, el Pato y el Polilla

Una de las grandes virtudes de Gonzalo Alonso era dejar hacer a aquellos en los que confiaba. Y Ramón Martínez era uno de ellos. Por eso no dudó cuando le propuso traer a un entrenador chileno que apuntaba cosas muy interesantes. Cantatore estuvo dos meses de turista y la visión de numerosos partidos, tanto en Valladolid como en otras ciudades, le hacen pensar en la seria posibilidad de quedarse. Un año y un partido fue el periplo que recorrieron juntos.

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De aquellas el Pucela ya le había echado el ojo al Pato Yañez. Ramón Martínez había contactado con el agente del jugador: «Un millón de dólares vale el pase». «¡Imposible para nosotros!» le contesta Martínez. Pero un año después, y ya en Barcelona esperando para fichar por los culés, el extremo, aburrido de que le diesen largas, llama a través de Carlos Poblete, su agente, a Martínez. «Nos vamos Ramón, aquí no nos dan soluciones y no aguantamos mas. Podemos arreglar el pase». Viaje relámpago de Manuel Esteban y Ramón Martínez a Barcelona y consecución de un acuerdo de préstamo por dos años.

Después llegaría Jorge Da Silva a préstamo igualmente. Debut inmediato en Chamartin y en media temporada anota seis goles.

La base del equipo que querían Gonzalo y Ramón estaba ya hecha, pero los designios de los guionistas son inescrutables, y a comienzo de la 1984-85 la huelga convocada la AFE le supuso al club la pérdida de dos mil socios y la crisis económica subsiguiente. Alonso convoca de inmediato a los socios y solicita una derrama que posibilite la compra de los dos jugadores. La cifra no alcanzaba para la compra de ambos y con todo su dolor hubo que comunicar a Defensor de Montevideo que no se ejercía la opción de compra. Ahí empezó a romperse el sueño. El año anterior se había ganado la Copa de la Liga y ante la posibilidad de mantener a las dos estrellas del club y con la primera participación del equipo en torneo europeo, la deserción de los dos mil abonados fue la respuesta. Algo difícil de entender si no se es de Valladolid.

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A Gonzalo Alonso de Paz, el tiempo se encargará de colocarle en la galería de los elegidos por su extraordinaria gestión. Nunca nadie con menos recursos, sacó tanto rendimiento a todo lo que gestionó en este club.

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