Campuzano marca el gol que dio medio ascenso al Pucela. Damián Arienza
Minuto a Minuto

Del gol de Campuzano al de Sylla, ¡un cuarto de hora de locura!

El Leganés perdió el ascenso que se había ganado a pulso durante 43 minutos en un suspiro, y se lo jugará en la última jornada

Domingo, 26 de mayo 2024, 22:28

Tarde de locura la vivida en Zorrilla, donde todo se coció en la última media hora de juego, y en un partido que se puso imposible a diez minutos del final. Hasta entonces, solo el Leganés había hecho sus deberes. Y de ahí al final, ... marcó el Sporting, marcó el Villarreal B, marcó el Racing de Ferrol... y marcó por dos veces el Real Valladolid para voltear un marcador que se había puesto muy, pero que muy cuesta abajo.

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Tardó el Pucela en sacudirse la galvana. Concretamente veintisiete minutos, lo que trascurrieron hasta que Escudero buscó sorprender de falta directa a Iker Álvarez. En ese tramo, un mundo para cualquier otro equipo menos para este Valladolid, que duerme los partidos antes de buscarle las cosquillas, el interés se cocinaba en otros campos. Concretamente en A Malata, donde un vallisoletano, Miguel de la Fuente, adelantó de fuerte disparo al Leganés para ponerle virtualmente en Primera. Y también en El Molinón, donde con apenas 23 minutos jugados tanto Arbilla como Correa ya habían podido adelantar al Eibar ante el Sporting. Ese gol que no llegó hubiera supuesto un sorpasso inesperado y los correspondientes nervios en Zorrilla, que por momentos amagó con reaccionar con el tanto anulado a Sylla.

Se cumplía el minuto 31, y el Pucela se agarraba a los cambios de ritmo de un Sylla fuera de sitio después de mes y medio KO por lesión. Con una única banda con actividad, el letargo ofensivo duró prácticamente hasta el descanso, coincidiendo con los primeros pitos en Zorrilla.

Sin novedades en Valladolid, tampoco en Gijón, la tarde la animaban Racing de Ferrol y Leganés, en un toma y daca en el que Álvaro Giménez se iba a encargar de llevar el empate al marcador desde el punto de penalti (1-1). Hasta ese tanto, el conjunto madrileño se había apuntado media hora en Primera División, con Valladolid y Eibar fiándolo todo a la segunda parte.

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El gol de Tasende para el Villarreal B llegó apenas dos minutos después del de Víctor Campuzano para el Sporting

Poco antes de llegar al descanso pudo el Sporting poner algo de pimienta a la jornada, pero el disparo desde el borde del área de Gaspar se estrelló en el larguero. Una acción personal que se lamentó en algunos rincones de Zorrilla, con la grada inmersa en el hastío provocado por el juego del equipo de Pezzolano.

A las 19:25 horas, la jornada no había decidido nada. Empate sin goles en Valladolid y Gijón, y tablas en Ferrol (1-1) entre Racing y Leganés. A esa hora, y con los nervios a flor de piel en Zorrilla, el ascenso directo estaba condenado a un triunfo en Tenerife.

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Se jugaba en todos los campos menos en Valladolid, donde lejos de jalear las intenciones ofensivas del Pucela, se celebraban goles como el de Mascarenhas para el Oviedo. El Sporting, que necesitaba marcar –y ganar– para no descolgarse del 'play-off', puso en el campo a Djurdjevic a la misma hora que Pezzolano optaba por jugar con dos bandas dando entrada a Iván Sánchez.

El movimiento fue tan instantáneo como efectivo. El Valladolid dejó de jugar tuerto en ataque, y el balón, ahora pisando ambas bandas, llegó con muchas más garantías a Moro –sin doble defensa que superar–. En uno de esos balones, Moro recortó dentro del área y su disparo al palo corto mató tres pájaros de un tiro. Deshizo las tablas, ayudó de paso a desperezar a más de uno en el estadio, y de carambola puso líder al Valladolid.

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El tiro al palo de Collado en el minuto 100 encogió el corazón de los 24.756 aficionados que acudieron ayer alestadio Zorrilla

72 puntos el Pucela, 71 el Leganés y 69 el Eibar, que a medida que cayeron los minutos fue perdiendo fuelle en El Molinón.

¡Y llegó la locura!

En el minuto 76 marcaba Lekovic para poner las tablas en Valladolid; en el 79 marcaba Juan Cruz para el Leganés, que volvía a poner los dos pies en Primera; en el 84 lo hacía el Sporting por medio de Víctor Campuzano –a la postre el otro nombre que le dio el ascenso al Pucela–; en el 86 lo hacía Tasende para el filial del Villarreal para desatar el pesimismo y el enfado de 25.000 almas en Zorrilla,...

Todo estaba perdido. Nadie podía creer en el estadio que en Gijón se hubiera hecho la parte del trabajo, seguramente la más difícil, y que el Real Valladolid estuviera perdiendo contra el colista –dicho sea de paso, descendido con esa victoria–. Caras de incredulidad, de indignación, de decepción, de enojo,...

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Por un momento, el estadio retrocedió unos meses atrás para copiar la estampa de Getafe.

¡Y llegó la locura!

Con el tiempo cumplido, y ya en la prolongación,... el estadio patas abajo. Llegó el gol de cabeza de Meseguer en el minuto 91 que devolvió la esperanza a la grada. Y llegó el palo de Iván Sánchez. El balón fuera de Meseguer.

El penalti tras revisión de VAR. Y el lanzamiento transformado por Sylla y adivinado por Iker Álvarez. Y por si fuera poco, un último disparo al palo del Villarreal B que encogió el corazón de los 24.765 aficionados que poblaron el estadio.

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El Leganés, que había sido equipo de Primera durante 43 minutos, se lo tendrá que ganar en la última jornada. El Valladolid, que no había tenido el ascenso en la mano en ningún momento de la tarde, lo tuvo en los dos últimos minutos.

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