![Gichi, el único jugador que militó en el CD Español y en la Real Unión Deportiva](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/10/17/CD-Espanol-kXoH-U2201534991572I9F-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Gichi, el único jugador que militó en el CD Español y en la Real Unión Deportiva](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/10/17/CD-Espanol-kXoH-U2201534991572I9F-1200x840@El%20Norte.jpg)
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José Miguel Ortega
Viernes, 18 de octubre 2024, 09:19
Ya hemos hablado algunas veces de la rivalidad que protagonizaron los dos equipos que, al fusionarse, hicieron posible la aparición del Real Valladolid. Los Luises –que después cambiaron su nombre por el de Real Unión Deportiva– y CD Español dividieron en dos bandos irreconciliables a la afición futbolística vallisoletana.
Eran los felices años veinte del siglo pasado, cuando a raíz del éxito de la selección española en la Olimpiada de Amberes se disparó la pasión por el fútbol en todo el país y, por supuesto, también en Valladolid.
Además de los Colegios de Ingleses y Escoceses establecidos en la ciudad del Pisuerga, comenzaron a aparecer equipos con más entusiasmo que conocimientos de este deporte hasta que en 1921 hizo acto de presencia el primer gran conjunto local, fundado al amparo de la Congregación de Luises y Kostkas, católico, apostólico y romano que vestía los colores blancos y azules habituales en su Congregación.
Dos años después entró en escena el Club Deportivo Español, liberal y de tendencia izquierdista que comenzó a marcar territorio con su uniforme, camiseta roja y pantalón negro. Rivales dentro y fuera del campo, sus jugadores eran enemigos tan irreconciliables que ninguno quiso cambiar de bando. Bueno, hubo uno que sí lo hizo y nadie se lo echó en cara: Gonzalo de la Torre, conocido por el sobre nombre de 'Gichi'.
Nacido en Roa, se trasladó a Valladolid para estudiar en el colegio de San José, donde empezó a jugar al 'foot-ball' en el gran patio de tierra que hoy ocupa un bloque de viviendas entre las calles de Don Sancho y Maldonado. Era un defensa alto, rápido y contundente tanto con los pies como con la cabeza, así que fue inmediatamente fichado por los españolistas, que además se hicieron un campo propio y con hierba en el barrio de La Victoria, enfrente de la iglesia, mientras que los muchachos de los Luises jugaban sus partidos en un campo alquilado, el de la Sociedad Taurina.
Gichi fue una de las figuras y además capitán del Español, pero a un primo suyo, Guillermo Gil de Reboleño, le hicieron presidente de la Real Unión Deportiva y terminó convenciéndole para que cambiara la camiseta roja por la blanquiazul.
La noticia, recogida por los dos periódicos que entonces se editaban en la ciudad, El Norte de Castilla y Diario Regional, causó mucho revuelo pero al final la sangre no llegó al río y el defensa españolista jugó en las filas del eterno rival con el mismo entusiasmo y similares resultados, ya que fue campeón regional con ambos equipos y recibió homenajes parecidos. En uno de ellos, celebrado en el Hotel Moderno de la Plaza Mayor, un directivo le dedicó estos versos: «Es 'Gichi' por afición / futbolista impenitente./ De todos es ya corriente / denominarle 'El León';/ domina tanto el balón / y juega de tal manera / que su arrancada primera / siempre produce quebranto / ya que se traduce en tanto / aunque el contrario no quiera».
Gonzalo de la Torre, sin embargo, no había empezado a jugar aquí sino en Madrid, donde fue a estudiar Ingeniero Agrónomo. Fichó por el Rácing, el principal rival del Real Madrid pero dejó la carrera y el equipo para volver a Valladolid con la intención de estudiar Medicina, igual que muchos de sus antiguos compañeros del colegio San José.
Tampoco duró mucho en esta facultad porque le hicieron una interesante oferta para trabajar en el Banco Hispano-Americano, que justo cuando se fundó el Real Valladolid le trasladó a la oficina que tenía en Vitoria, de modo que en lugar de jugar de blanquivioleta lo hizo con los colores blanquiazules del Deportivo Alavés, precisamente el rival del Pucela en el partido de presentación, en las ferias de 1928.
En una entrevista que le hice a este personaje hace casi cincuenta años, me confesó que en el Alavés jugó poco porque sus defensas eran los internacionales Ciriaco y Quincoces, también porque el director del banco no era muy futbolero y no le daba permiso para acudir a los entrenamientos.
Total que Gichi se vio obligado a colgar la botas con 28 años y a dedicarse por entero a su trabajo, el de cajero del Banco Hispano Americano, hasta que le llegó la jubilación.
Cuando convinimos la entrevista para una historia del fútbol vallisoletano que hicimos el maestro Luis Calabia y yo para la revista 'Valladolid Semanal', Gichi eran don Gonzalo de la Torre, tenía 72 años y se había convertido en un escéptico del fútbol porque le aburría verlo por televisión.
Me dijo que en su época dos defensas se enfrentaban a cinco delanteros y había goles y ocasiones, mientras que con los cambios tácticos los equipos jugaron después con cinco defensas contra dos delanteros. Le gustaban Cruyff y el Barcelona y apenas conocía a algún jugador del Valladolid, que entonces estaba en Segunda División.
En los recuerdos tibios de su juventud, los campos de La Victoria y de la Sociedad Taurina seguían siendo su hábitat natural, igual que las botas pesadas y los balones duros que obligaban a ponerse un pañuelo en la frente para despejar o para rematar. Ni siquiera conocían los jugadores que en la rodilla tenían un hueso llamado menisco.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
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