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Paulo Pezzolano tenía apenas 25 años y era futbolista del Liverpool de Montevideo cuando Pep Guardiola se hizo cargo del banquillo del FCBarcelona en el verano de 2008. Pronto, el juego exhibido por el equipo azulgrana empezó a deslumbrar al futbolista uruguayo, que observaba con ... fascinación no solo la cascada de éxitos lograda por los azulgrana durante las siguiente cuatro temporadas, sino, especialmente, toda la riqueza táctica que desplegaba Guardiola. Con 27 años, Pezzolano ya pensaba en convertirse en entrenador y aquel Barça se convirtió en su gran referencia para el futuro.
«Por mi edad, mamé el Barcelona de Guardiola, que era superior en todos los sentidos a todos los rivales, perdiera o ganara. Eso me llamó mucho la atención. Escuchaba a gente que decía que el juego siempre era igual, que aburrían, pero yo observaba mil variantes en todos los partidos. Por dentro, por fuera... Aquello me generó una búsqueda de cómo lograrlo», relató Pezzolano en una entrevista con la periodista Marie Ferro en agosto de 2021, cuando aún era técnico del Pachuca mexicano.
El Papa, como se le conoce futbolísticamente, jugaba como enganche por detrás del punta y, por su demarcación, le gustaba aparecer como protagonista en las acciones de ataque. Por eso, al Pezzolano jugador siempre le costaba trabajar con entrenadores que fueran «más de respuesta que de propuesta» y disfrutaba cuando los equipos en los que militaba buscaban ejercer un papel dominador sobre el verde.
Pezzolano, que el próximo 25 de abril cumplirá 40 años, saltó sin solución de continuidad a los banquillos cuando aún era futbolista del Torque uruguayo. Corría el año 2016 y la directiva del Torque, ya en manos del grupo City inglés, le propuso alternar su condición de jugador con la de nuevo entrenador del equipo. Pezzolano, al que aún le quedaba un año de contrato como futbolista, estaba inmerso con el Torque en el campeonato en curso y no veía con buenos ojos esa dualidad de jugador-entrenador. «Acepté hacerlo sólo durante un partido. Como futbolista no me habría gustado que lo hiciera otro compañero porque las decisiones que tomes van a ser malas. No era bueno. Lo compaginé en un solo partido, pero luego cambié de vestuario de un día para otro», recordó Pezzolano en la entrevista con Marie Ferro.
Pezzolano se encontró súbitamente con las responsabilidades que conlleva convertirse en técnico. El joven entrenador tenía que armar la plantilla para el siguiente torneo del Montevideo City Torque en la segunda división uruguaya y decidió prescindir nada menos que de catorce de los que habían sido sus propios compañeros. Ya entonces salió a relucir su personalidad frontal para exponer sin ambages a los futbolistas la decisión adoptada. «Al que le pude hablar, siempre le di a entender que yo sacaba al jugador, no sacaba al compañero. Si ellos entendían que podíamos seguir comiendo un asado juntos, lo íbamos a hacer. Mis decisiones son por y para mi familia, yo quiero lo mejor para ellos, y para eso tengo que tomar decisiones profesionales. Aquí no hay amigos, sino los que rindan mejor para mi estilo de juego. Sacar a catorce compañeros fue lo más doloroso de mi etapa como entrenador», contó Pezzolano en 2021.
El técnico uruguayo tenía muy claro que quería implantar en el Torque el sello del Barça de Guardiola... salvando las distancias porque en los campos de la segunda división uruguaya el juego de toque no siempre resultaba recomendable. El propio Pezzolano albergaba dudas al respecto y fue Germán Brunati, director deportivo del Montevideo City Torque, el que le convenció de que no resultaba descabellado aplicar desde el principio todo el ideario táctico que tenía por la cabeza. Así que Pezzolano se puso manos a la obra, trabajó machaconamente para automatizar la salida del balón, dispuso de un amplio abanico de opciones de ataque y el Torque empezó a practicar el modelo de fútbol que más le gustaba.
Fuera del terreno de juego, Paulo Pezzolano empezó pronto a mostrar su manera de afrontar el día a día en un vestuario. En diferentes ocasiones ha subrayado que la autoridad se genera con el trabajo y que resulta vital mantener la disciplina fuera del campo (cumplir horarios, respetar a todos los trabajadores que rodean a una plantilla profesional).
Además, Pezzolano siempre explica a sus futbolistas que, aunque ellos perciban muchos detalles y matices tácticos, no disponen de la visión panorámica de un entrenador y sus ayudantes. Él mismo se dio cuenta del cambio cuando pasó de ser jugador a técnico y comprobó cómo lo que sucede fuera del césped resulta vital para el buen desempeño futbolístico de una plantilla.
Luego llegaron Liverpool de Montevideo, Pachuca y Cruzeiro. Ahora, en el Real Valladolid, tiene el primer reto de cargar emocionalmente a los jugadores tras el despido de José Rojo 'Pacheta' para vencer el domingo al Mallorca. A ello se aplica con denuedo estos días. Yya se verá si el Pucela es capaz de ganar al 'estilo Guardiola'.
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