Lo más difícil de conseguir cuando se entra en la barrena del pesimismo es tratar de que sus tentáculos no alcancen a todas las circunstancias de la vida, de tal manera que uno sepa capaz de discernir primero, y agarrarse después, a aquellas realidades positivas ... que posiblemente proporciona el día a día.
En el mundo del fútbol, en general, y en el del Real Valladolid, de manera muy particular, ese fenómeno se observa en toda su extensión. Es cierto que el equipo, que sigue su deambular por ese túnel tenebroso y en penumbra que se diría diseñado por los creadores de ‘Strangers Things’, no lo pone fácil, pero no lo es menos que todo análisis se encuentra contaminado por el aroma de la melancolía, hasta el punto de que cualquier disertación alrededor de la actualidad del Real Valladolid se retuerce para adecuarla, de manera impostada, tanto al momento actual del club como a los prejuicios de cada uno. Un ejercicio de contorsión de la realidad, casi circense, que no persigue otro fin que demostrar que un hecho y el contrario no son otra cosa que la confirmación de las predicciones que se hicieron en su momento. Se ha llegado a tal situación que incluso las últimas victorias del equipo no son sino la prueba empírica del mal momento que el mismo atraviesa.
El Proyecto XII Pucela ha sido el último en ser alcanzado por el desdén del entorno y la desconfianza de una ciudad demasiado castellana como para asumir con naturalidad las novedades cuando estas llegan. Nada invita al optimismo si el equipo no vence y, además, convence. La idea más ilusionante en lo referente a aumentar la masa social, arraigar el club en la capital, expandirlo por la provincia y captar patrocinadores más allá de las campañas de abonados y los resultados deportivos, ha chocado frontalmente con el juego del Real Valladolid y los eslóganes de consumo rápido con los que se inundan las redes sociales cada vez que huelen sangre. Y con el frío. Pocas cosas gustan más a un público propenso a la desmovilización que un puñado de excusas que lo desmotiven. Se diría que las pobres entradas de los dos últimos partidos han sido consecuencia directa de la falta de previsión de XII Pucela sobre lo que son las heladas vallisoletanas. No mandé mi proyecto a luchar contra los elementos, parece que dijo José Moro. Ni a XII Pucela a combatir contra el General Invierno.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.