Fútbol de dos velocidades
La Trece Catorce ·
«Conozco a algunos árbitros y muchos están que trinan porque, por si fuera poco, y con la que tienen encima, ahora se los cuestione todavía más su integridad y trabajo»La Trece Catorce ·
«Conozco a algunos árbitros y muchos están que trinan porque, por si fuera poco, y con la que tienen encima, ahora se los cuestione todavía más su integridad y trabajo»Anda el fútbol quejumbroso y dolorido por el escándalo del F.C. Barcelona y sus abonos millonarios extras a un colegiado con mando en plaza para que atusara sus influencias y permitiera que los catalanes tuvieran todavía más fácil las victorias de tres puntos. Casi lo mismo, aunque con bastante más parné y menos clase ¿Ups?, de que lo que sucedía años atrás (eso cuentan) con el presidente Don Santiago Bernabéu que iba regalando relojes y noches de hotel con sorpresa incluida a los colegiados internacionales que venían a arbitrar al equipo merengue. También se daba en otros sitios y era casi considerado como una manifestación de bienvenida y agradecimiento. Un detalle de grandeza. Nunca se pensó como un soborno con final feliz.
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Todo lo anterior es fruto de este fútbol, el de las superligas europeas y superchampions mundiales malditas con derechos de televisión ultramillonarios, que cada día se separan más del balompié normal y cotidiano. En algunos casos, afortunadamente. Un fútbol de dos velocidades.
Si seguimos así, y en interés de los menores, de las categorías inferiores y de los chavales, creo que son estos los que tendrían que pensar en extraditar a los grandes apartándolos de la consideración de lo que es el fútbol e invitándoles a que busquen un nombre diferente para lo que sea que jueguen ellos con sus dineros, sus artimañas y sus tropelías. A eso no se le puede llamar fútbol. Por lo menos a lo que se consideró así hace 160 años.
Conozco a algunos árbitros y muchos están que trinan porque, por si fuera poco, y con la que tienen encima, ahora se los cuestione todavía más su integridad y trabajo. Me imagino a un colegiado de ligas provinciales y fútbol del orujo escuchando a un energúmeno que desde la grada y con un coñac en la mano le está diciendo: «Si es que os lo estáis llevando. ¡Quién te paga a ti para que lo hagas tan mal!». Y él que tenga que callar y hacer cuentas para que al final de mes le llegue poco más que una propina a la cuenta corriente.
Mientras nada se atisba en el horizonte para que alguien pague sus culpas desde el punto de vista deportivo, el crédito del fútbol de los grandes y de los dueños del 'sarao' sigue inmutable e inimputable. Prescrito, a salvo y oculto.
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Por eso algunos volvemos a creer y a redimirnos cuando ves la cara de un chaval de nueve años de un equipo de León que dice que el fútbol es lo más bonito del mundo. Por eso ver debutar a un canterano como sucedió con David, el hijo de Javi Torres, con el que hace muchos años jugábamos la pachanga cuando él era poco menos que infantil, o ahora con el guardameta forjado en el Parquesol, Aceves, es más que un soplo de aire fresco. Aún creemos en el fútbol. O lo vaya a venir, pero en este. Para el otro se nos ha acabado la fe.
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