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Stanko Juric celebra la victoria del Real Valladolid frente al Burgos. Alberto Mingueza
Fútbol de Segunda frente a resultados de Primera
De Primera

Fútbol de Segunda frente a resultados de Primera

El Real Valladolid edifica su posición en la tabla con guarismos de ascenso. Hay dos datos clave, el primero su condición como mejor local del campeonato y el segundo su contundencia en las últimas semanas, en las que ha estado 187 minutos en superioridad numérica

Juan Ángel Méndez

Valladolid

Viernes, 24 de mayo 2024, 00:07

Los números del Real Valladolid esta temporada dan para hacer un serial. Y si fundimos las cifras con las sensaciones, el fútbol y los triunfos sobre la campana, entonces podemos hacer un máster y todavía no hay explicación lógica para entender este curso tan abrupto en clave blanquivioleta. Mi hijo mayor, que es un friki de las estadísticas, las curiosidades y los datos, tiene la cabeza del revés. La mina tiene tantas aristas que le echa humo el cerebro al intentar descifrar una ecuación, que tiene a la equis contra las cuerdas gracias a la implacable eficacia de las últimas jornadas.

Hay dos escenarios que sirven para explicar la inmejorable posición que ocupa el cuadro castellano en la tabla. El primero reside en su contundencia cuando actúa en Zorrilla. El Real Valladolid es el mejor local de la categoría. Por ahí, el equipo de Pezzolano ha conseguido equilibrar la pobreza de sus actuaciones lejos de Pucela. De hecho, como forastero ocupa la quinta plaza con sonoros petardazos como el de Andorra. El segundo marco que arroja luz sobre el liderazgo vallisoletano es que, si sumamos los puntos de las quince últimas jornadas, el cuadro castellano se sube sin discusión a la cima de la tabla. Ha acelerado en el momento justo, en ese instante donde las bromas ceden su espacio al máximo rigor. De nada sirve lo anterior si en el desenlace se destensa tu mandíbula y el conjunto albivioleta ha demostrado que su mentón está revestido de acero.

El fútbol va de esto. De dar la última palada en el momento oportuno, el golpe de riñón definitivo para demostrar que los resultados se imponen por goleada al juego, a las sensaciones y a esos intangibles que a veces encumbran a unos y entierran en el sótano a otros. La peor racha blanquivioleta llegó cuando pueden aparecer estas tendencias, al principio de la temporada, con mucho tiempo para dar la vuelta al volante. Con el desarrollo posterior del curso, si el Pucela no hubiera regalado las jornadas 2, 3, 4 y 5, con cuatro duelos sin ganar, llevaría un par de semanas de vacaciones. En la orilla opuesta, ha conseguido dos ráfagas para enmarcar. La primera llegó, tras el bache inicial, desde la jornada sexta hasta la décima. En ese tramo, engarzó cinco victorias consecutivas ante Cartagena, Oviedo, Burgos, Eldense y Mirandés. Como si fuera un espejo, el once de Pezzolano ha repetido la tendencia en las últimas y decisivas semanas con otro repóker de éxitos que le ha encumbrado definitivamente en la clasificación. En este segmento acumula ocho encuentros sin conocer la derrota y tiene al alcance de la vista rematar la Liga con un tiroteo definitivo si es capaz de mantener el pulso en las dos últimas batallas. Solo hay cuatro clubes que han sido capaces de hilvanar una manita de victorias y dos de ellos son rivales directos del Pucela, Eibar y Leganés. Los otros dos son Albacete y Zaragoza.

Este epílogo triunfal se sujeta, en parte, sobre la solidez defensiva que ha conseguido inyectar Pezzolano a su equipo. En este sentido, Masip sigue ensanchando el récord de imbatibilidad y puede dejarlo en cifras inalcanzables para los próximos arqueros que se fijen en este registro. El guardameta del Real Valladolid lleva quince porterías a cero, cifra que contrasta con las cinco que consiguió John Víctor. El cambio bajo palos también se sitúa como una de las claves de la temporada. La diferencia entre la puesta en escena de uno y otro es insultante, algo que tiene incidencia directa en los números, que también demuestran la importancia de contar con un futbolista preparado para defender la última frontera. Uno de los mejores fichajes fue precisamente la salida del meta brasileño.

En la selva estadística del curso blanquivioleta aparece otro guarismo curioso. Es el equipo que más goles ha marcado (16) a balón parado. Este dato refuerza el trabajo táctico de Pezzolano. No es casualidad que el Pucela ocupe esa posición. De hecho, es una faceta del juego que, bien explotada, como es el caso, aporta grandes dividendos.

En el capítulo goleador, el Real Valladolid presenta 16 anotadores diferentes, lo que evita la dependencia de un killer y sirve para repartir un pastel que normalmente se concentra en menos futbolistas. Sylla es el máximo artillero, con siete dianas, seguido por Monchu y Meseguer, con seis. En la faceta de asistencias, los líderes de la clasificación son Luis Pérez y Juric, con cinco cada uno. Iván Sánchez y Moro completan el podio con cuatro pases de gol por barba. Si conjugamos estas dos variables, tanto y servicio, los tres jugadores que más participaciones de gol han tenido en el presente curso son Sylla, Monchu y Meseguer. El primero ha sido baja en el tramo definitivo y los otros dos se han convertido en imprescindibles, con Oliveira como escudero para permitir su presencia ofensiva.

En este contexto de goles y asistencias, el Pucela se sitúa en la novena posición del campeonato con una media de 1,2 dianas por partido. Esta estadística sería una tumba para cualquier equipo de no ser porque el Real Valladolid es el tercer equipo que menos tantos por duelo concede, con un coeficiente de 0,8, únicamente superado por Huesca y Leganés. La eficacia se traduce también en el control del balón. El cuadro castellano es el tercer once con más posesión del campeonato, con una media del 56,1%, por detrás del Elche y el Andorra. En el caso del conjunto blanquivioleta este guarismo explica que se defiende mejor con el cuero en la bota que corriendo detrás del adversario.

Donde no tiene suerte el Real Valladolid es en el área ajena. Solo ha recibido tras penaltis a favor en todo el campeonato, lo que concede aún más mérito a su estatus liguero, porque se da la circunstancia, además, de que no ha conseguido convertir en gol ninguna pena máxima. El Pucela ocupa la decimonovena posición en esta faceta. En la orilla contraria, Masip solo se ha tenido que enfrentar a tres lanzamientos desde los once metros. Ha detenido uno. Los de Pezzolano son decimoctavos en este trance, algo que equilibra, de alguna forma, los penaltis a favor.

Todos estos guarismos dibujan una radiografía perfecta del fútbol del Real Valladolid esta temporada. Maneja la pelota como recurso indispensable para someter al contrario, destila eficacia en las dos áreas y además no es un equipo que se emplee con dureza. Con 95 amarillas, ocupa la décima posición y la decimocuarta en la lista de rojas recibidas, con tres. En este punto se hace fuerte otros de los pilares que ha marcado las últimas jornadas. Si nos fijamos en su superioridad numérica, el Pucela es el equipo que más se ha beneficiado de esta estadística. Ha sacado petróleo de las rojas recibidas por sus oponentes. Si emparejamos las amonestaciones con los minutos de juego nos topamos con un dato muy revelador. El cuadro blanquivioleta es uno de los equipos que más tiempo ha estado en superioridad. En los diez últimos compromisos ha disputado 187 minutos con un futbolista más. El segundo en estas lides, el Racing de Ferrol, se encuentra muy lejos de los castellanos con 71 minutos.

Para comprender la demoledora eficacia del Real Valladolid en Zorrilla nos detenemos en la asistencia de espectadores por partido. El feudo pucelano suma una media de casi 17.000 hinchas por duelo y está en la vanguardia de la categoría en este capítulo.

Todos estos ingredientes cincelan el liderato del Real Valladolid en la Liga Hypermotion, a la que algunos han bautizado como Hipertensión. Desde el 23 de octubre del año pasado no había un cacique que no fuera el Leganés. El conjunto madrileño se ha caído del pedestal en el peor momento del año, aunque sigue en puesto de ascenso directo.

Al margen de las estadísticas corales, uno de los denominadores comunes de la temporada han sido las alineaciones iniciales de Pezzolano. El uruguayo no ha dejado de sorprender jornada tras jornada. Una de las claves de su anclaje a la zona noble reside en la regularidad, de aquella manera, que ha encontrado en sus últimos planteamientos.

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El técnico tiene una columna vertebral reconocible, al fin. Si nos movemos a los registros individuales en las pizarras del uruguayo, nos topamos con un equipo titular muy distinto al que se ha subido a la cima del campeonato. En este punto, Masip es el portero más habitual; Torres, Pérez, Boyomo y Escudero son los defensas más titulares; Juric, Moro, Sánchez y Monchu los medios con más presencia y Kenedy y Sylla, los atacantes más utilizados.

Así son los números del Real Valladolid esta temporada. Unos guarismos que se contraponen con el fútbol que fabrica el equipo. Al final, lo que cuentan son los resultados y buceando en la estadística, extrapolada al inestable contexto que han vivido durante el curso todos sus rivales, el equipo blanquivioleta presenta cifras de ascenso. Veremos si finalmente Pezzolano tenía razón y el éxito del big data se traduce en un ascenso.

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