Fútbol sin complejos

Doble dirección. El cuadro castellano empleó dos estrategias opuestas en ambos costados. Cada banda en un sentido y en cada tiempo con el filo en un perfil. La derecha sufrió en defensa y la izquierda acumuló el peso en ataque en el primer capítulo. Lumor desnudó a Moyano con velocidad y regate. El lateral andaluz y Plano no encontraron la conexión necesaria para esquivar las acometidas del Mallorca, que llegaron por esa zona del césped hasta que la entrada de Kubo aculó al Pucela por la izquierda. En la otra orilla, Raúl Carnero y Toni escenificaron el contrapunto y canalizaron las acciones ofensivas del Real Valladolid hasta el descanso. Solo faltó precisión en el último tramo para embocar antes en el arco de Reina. Tras el intermedio, el equipo de Sergio cambió de margen y trocó la orientación de su fútbol, mucho más vertical por la diestra.

Fiabilidad y valentía. Aunque atravesó un par de crisis de identidad que estuvieron a punto de costarle un disgusto, el conjunto blanquivoleta destiló fiabilidad y confianza. También valentía para buscar algo más que ocupar posiciones defensivas. El balón circuló con más alegría, sobre todo cuando Míchel conectó con Plano y Toni, que por fin se desmarcaron con ímpetu para quebrar el orden del Mallorca. De sus botas nacieron las oportunidades más claras, aunque en el gol de Ünal los focos alumbraron a Guardiola, incisivo y potente por la derecha para estampar un misil en la frente del turco que terminó en las mallas del portero bermellón.

Variedad de movimientos. El comportamiento del Real Valladolid tuvo muy poco que ver con la monotonía que llevaba cincelando en los últimos duelos. La variedad de movimientos enriqueció el fútbol blanquivioleta. Míchel gobernó las operaciones ofensivas y a su calidad se cosieron el trabajo de Ünal y Guardiola, ayer más escalonados, y la ambición de Plano, el dos contra uno de Toni y Carnero. La orquesta afinada para tocar con paciencia, pero sin perder el paso, son las piernas siempre agitadas para robar y correr. El Pucela de otro tiempo. Fiable en le presión, ordenado para contener y muy vivo para combinar con inteligencia. Es la diferencia entre correr con el único objetivo de achicar agua y hacerlo para marcar.

Acierto en los cambios. Sergio estuvo lúcido tanto en la propuesta que dibujó en su pizarra antes de salir al verde como en la lectura posterior del choque. El técnico también se rehabilitó en Mallorca, como su equipo, y mantuvo a sus futbolistas tensos y despiertos para que el ánimo no decayera durante los noventa minutos. El entrenador catalán huyó de las tablas y exhibió la valentía que nunca debió perder. Cuestión de confianza y fe. Toca seguir en esta línea.