Hubo un tiempo en que el summum del organigrama de todo club deportivo que se preciara, el colmo de la dirección técnica, lo más sofisticado en fútbol era contar con una red de ojeadores repartidos por medio planeta. Una cantera de informadores más importante que ... la propia cantera.
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Aquel que no la tuviera jugaba en Preferente, varios peldaños por detrás del resto y a expensas de las 'bacaladas' que les vendiera el agente de turno. Eso no ha cambiado en exceso salvo que la llegada de las nuevas tecnologías ha facilitado tanto el trabajo visual a todos los equipos que las tendencias hoy, el summum del organigrama, el colmo del director deportivo, lo más de lo más, van por otro camino. Los tiros van en otra dirección. El seguimiento de jugadores no ha dejado de ser un pilar básico, pero el cuidado de estos cuando llegan al club de destino es ahora prioritario, más si cabe si se trata de un club con un presupuesto de media tabla hacia abajo que necesita acertar en todas sus decisiones deportivas para sobrevivir.
Es el caso en Valladolid, donde la necesidad se ha topado además con la presencia en la dirección deportiva de Miguel Ángel Gómez, discípulo aventajado del número uno cuando se trata de gestionar la necesidad. El trabajo en equipo que ahora pretende implantar Gómez en los Anexos lo empezó a mamar en Sevilla cuando Ramón Rodríguez Verdejo era todavía un desconocido en los despachos y Monchi solo el exportero del club de Nervión.
Allí también se alimentó una red de informadores, pero sobre todo se fomentó un grupo de colaboradores afines a Monchi y, por ende, un trabajo integral que dio los mejores años al sevillismo. De aquella escuela nació el 'Método Monchi' que ahora busca echar raíces en Zorrilla a través del 'Método Gómez' y un proyecto que ha nacido bajo el nombre de departamento de Ciencias del Deporte. En palabras de su mentor, «un departamento que contiene todas las disciplinas que rodean al deportista», y que tiene como objetivo último mejorar el rendimiento del jugador y, por ende, también los resultados del club. Se refiere Miguel Ángel Gómez a compartimentos estanco como la psicología, área de análisis, metodología, tecnificación, laboratorio de preparación física y metodología, que trabajan de forma pormenorizada con los equipos de base. Para que no se escape ni un solo detalle, cada responsable emite cada cierto tiempo un informe y pone en común toda esa información para que se canalice en reuniones de trabajo tanto con Javi Torres Gómez, director del proyecto, como con Miguel Ángel Gómez.
Cocinero antes que fraile y Gómez antes que Monchi, el director deportivo del Real Valladolid ha mamado fútbol en todos y cada uno de los escalones que perfila la pirámide del fútbol, y de toda esa experiencia nace esta fórmula que pretende asentarse en los Anexos. «Ya en Sevilla tenía esa idea aunque no la desarrollaba, y ahora tengo la oportunidad que para mí era una ilusión de contar con diferentes departamentos que trabajan coordinados para intercambiar información», explica. Gómez, que dio sus primeros pasos en el césped como psicólogo, ha pasado por los banquillos pero también ha llevado a cabo labores de informador y de enlace con la secretaría técnica, todo en Sevilla donde permaneció veinte años antes de recalar en Valladolid. «La experiencia de haber pasado durante veinte años por todos los escalafones me ha ayudado mucho. Estar junto a Monchi en la secretaría técnica y haber estado en todas las áreas, también me ha dado una idea de lo que yo quiero. Cuando llegué yo ya sabía lo que quería en el Valladolid», comenta.
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Es ahora cuando puede desarrollar una estructura que se entiende como un árbol deportivo en el que todas sus ramas tienen una relevancia pero también un por qué. «Ya el año pasado lo arrancamos, sobre todo el RVLAB porque tecnificación no existía, y luego añadimos en enero la labor de metodología durante el mercado de fichajes. Es ahora cuando queremos potenciar tanto la psicología del deporte como el RVLAB –se refiere a una rama en la que entra la preparación física, la fuerza y la readaptación de los jugadores en el momento de la lesión–».
Precisamente del club de Nervión se trajo el área de análisis que se encarga de grabar y analizar todo lo que se cuece en los Anexos, ya sean partidos o entrenamientos, y que supone un apoyo fundamental para el resto de áreas. En Sevilla eran cuatro las personas que se encargaban de mirar al detalle cada aspecto –Ramón Vázquez, José Alberto Martínez, Juan Antonio Guzmán y Daniel del Valle–, y en Valladolid es este último el responsable de detectar errores o posibles puntos débiles de los jugadores para posteriormente aportar soluciones. «La idea es mejorar el rendimiento del jugador. Si tú preparas mejor a la gente que llega arriba, vas a salir beneficiado también como club», señala el padre del 'Método Gómez'. «He detectado en el tiempo que llevo aquí que hay jugadores con nivel que, con la implicación de todas estas áreas y trabajando de manera programada y metodológica, esos chavales los vamos a hacer mejores. Veo que hay potencial pero la materia hay que trabajarla, no van a llegar solo porque sean buenos, eso es un error», apunta.
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Del trabajo de tecnificación se encarga Víctor Fernández. Al ex blanquivioleta le llamó la atención las carencias que había en los equipos de base en aspectos tan básicos como un control, y desde hace ya un tiempo viene insistiendo en un trabajo específico que permita al jugador ir saltando de categoría en categoría con una base sólida de técnica individual. Es en este punto como en todos los que implican a otras áreas, caso de la preparación física o la psicológica del deportista, donde la colaboración y el intercambio de información entre los distintos responsables resulta básica.
«Tenemos reuniones periódicas con Javi (Torres Gómez) para ver entrenamientos, y luego él tiene las suyas con entrenadores y responsables de área. Tiene que interactuar, programar, evaluar, marcar objetivos,... Ver si los objetivos que nos marcamos en octubre se han cumplido en enero, pero la idea es que la información fluya y no se quede simplemente en un sitio», matiza Gómez, que concede especial relevancia a este punto.
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«Realmente hay que intentar trabajarlo todo de manera integral, trabajar la adaptación del jugador al alto rendimiento, y eso requiere muchísimo trabajo detrás», sostiene Gómez, poco antes de subrayar un aspecto cada vez más relevante en la formación de los jugadores de categorías inferiores. «Y requiere también mucho trabajo con los padres, que se pueden cargar al chaval», advierte, orgulloso de ejemplos como los que se han dado en los últimos tiempos con Calero, Toni o Anuar. «Buscamos principalmente que cuando lleguen arriba, los chavales estén preparados. Lógicamente te sale una sonrisa cuando ves a Toni o a Calero rendir a alto nivel porque existieron muchas dudas de su rendimiento e incluso se les presionó más de la cuenta desde su entorno», concreta el director deportivo.
Cuando surge un proyecto en el mundo del fútbol, acostumbrado a poner fechas de caducidad a todo lo que toca, surge la pregunta. ¿Será flor de un día?, ¿morirá cuando llegue un nuevo dueño o responsble? Miguel Angel Gómez es optimista y apuesta por una continuidad. «Estoy seguro de que este proyecto se va a quedar aunque yo no esté. No porque sea mía, pero esta es un buena idea que suma a los clubes», señala. «Cuando supo Ronaldo que aquí había un laboratorio propio le encantó la idea. La idea es intentar no vender humo sino que la gente trabaje desde un paradigma de planificación con un método y programación para que el jugador esté cada vez más especializado».
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