De Frutos acrecienta la hemorragia del Real Valladolid

Con Karl Hein y Luis Pérez recuperados para seguir en el once inicial, Pezzolano únicamente introdujo dos cambios en la alineación: un gris Amath relevó a Raúl Moro de inicio en banda, en una nueva dosificación del técnico al desequilibrante extremo y Selim Amallah, el autor del gol, ocupó el puesto de Kike Pérez con la idea de aportar algo más de luz en la medular. El resto se mantuvo en una convocatoria a la que volvió el portero Álvaro Aceves, cuyos castigos se van levantando. En el Rayo, Íñigo Pérez varió piezas de medio campo hacia arriba, con la entrada de Óscar Valentín, Embarba e Isi Palazón, lo que dejó en el banquillo a James Rodríguez, el fichaje estrella de los vallecanos.

El Pucela compareció con la condición de equipo hipotenso que le acompaña en los últimos tiempos. Con poco fútbol al que agarrarse, le concedió espacio al Rayo, que no tardó en coger el bastón y asomarse al área de Karl Hein. Con la salida de balón cortocircuitada por el perfil de los mediocentros, los ataques del Real Valladolid llegaron a chispazos. Amath remató alto un buen centro de Luis Pérez en una acción armada por Amallah. Fue un pequeño bocado que no tuvo continuidad. El Rayo acampó en zona rival y botó hasta tres saques de esquina consecutivos ante un Pucela cada vez más agobiado. Cömert enhebró un par de pases decentes que no cuajaron frente un Rayo con algo más de punción, aunque no la suficiente para clavar la daga. Hein repelió un disparo de Óscar Valentín en otra llegada rival.

Mientras, Latasa andaba enredado en una guerrilla particular con Mumin. El central le agarró con frecuencia sin que González Fuertes, con un arbitraje lamentable, castigase las infracciones sobre el delantero blanquivioleta. De hecho, acabó amonestando a Latasa después de un pisotón sobre él en el área en el que perdió la bota. De un posible penalti a favor, a una amarilla sobre el 'nueve'.

El Pucela no carburaba y empezó a perder pases muy peligrosos. Machis se enredó en los envíos con el equipo cada vez más bloqueado. Los sistemas no funcionan y este Real Valladolid vive minutos de apagón constante. Pura desesperación. Lucas Rosa estuvo a punto de marcar en propia puerta, pero Hein acabó por resolver el desaguisado. Con el partido en encefalograma plano, el Real Valladolid logró quitarse algunas ataduras y proyectarse hacia la portería de Augusto Batalla. Amath inauguró esta versión más pirotécnica del Pucela con un gran autopase en el que se zafó de Lejeune para probar, por fin, los guantes del portero rayista. A la fiesta ofensiva se sumó Eray Cömert, al que Latasa (siempre de espaldas) le sirvió un pase exquisito que el suizo remató por encima del marco rival. Hubo quejas y se reclamó córner porque el balón pareció tocar el Lejeune, pero ni González Fuertes ni sus ayudantes vieron ese desvío. Las esperanzas de sacar petróleo se incrementaron en un gran centro de Luis Pérez al área con varias posibilidades de remate que frustró la bota de Lejeune.

Pezzolano removió el banquillo con un triple cambio que llevó al césped a Raúl Moro, Juric y Marcos André. La adición de Moro al juego enchufó al Real Valladolid a la corriente del partido y el equipo salió más brioso tras el paso por los vestuarios, con ganas de imprimir velocidad a la circulación. Un gran taconazo de Lucas Rosa sirvió para que Raúl Moro ejecutase una de sus genialidades. Como un funambulista, recorrió la línea de fondo y sirvió el pase de la muerte para que Amallah marcase el 1-0. Los nubarrones parecieron levantarse y Zorrilla tenía, por fin, algo que llevarse al paladar. Sin embargo, las alegrías duran poco en este Real Valladolid pésimamente confeccionado. Al exblanquivioleta Jorge de Frutos le llegó un balón rebotado seis minutos después y se coló con facilidad entre los centrales para batir a Hein y colocar el 1-1.

El partido enloqueció con acciones de ida y vuelta. En la ruleta rusa, Amallah se plantó ante Batalla en un mano a mano, pero se le fue el último control tras una larga carrera. Mario Martín desperdició otra ocasión clara al cabecear de manera deficiente un balón que olía a gol sin que nadie le marcase. Un lío entre Torres y Hein estuvo a punto de acabar en un tanto circense en propia puerta. Luego, el portero se ovilló de mala manera junto con los zagueros y entre todos permitieron que De Frutos marcase el 1-2 tras un rechace en la madera. A la desesperada, el Pucela buscó un empate que no llegó, con Ratiu sacando un balón sobre la línea tras una presión de Marcos André y el merodeo de Anuar por el área del Rayo. El reloj se agotó sin que el empate se consumase. El Real Valladolid empieza a irse por el desagüe. Y la crisis crece y crece.