Un frontón en el mejor momento

Aceptando el aserto de que las derrotas son huérfanas y en las victorias se multiplica la paternidad, hay que coincidir que en los dos últimos resultados del Real Valladolid se concentran varias explicaciones. Justo es repartir la cuota de responsabilidad que les corresponde a los recién llegados en el mercado invernal, pero igual de ecuánime resulta desbrozar las victorias a partir de la consistencia defensiva que ha adquirido el equipo de Pacheta en sus dos últimas apariciones.

Se ha frenado la sangría con la que se tocó fondo en el Metropolitano para abrir un nuevo escenario, en el que hasta un central por accidente como Martin Hongla brilla con luz propia, casi sin completar su periodo de adaptación al cargo.

Desde que la competición volvió del parón, el Pucela había encajado en todos sus partidos –siete goles, concretamente, ante Real Madrid, Mallorca, Rayo y Atleti–, y con el cierre de mercado la estructura no solo aparenta mucho más compensada sino que, además, ello ha contribuido a levantar un muro delante de Masip. ¿Qué ha cambiado? Un mayor equilibrio, ligeros ajustes en el cambio de sistema, el espectacular estado de forma que atraviesa Masip,... Todo ha cambiado sin que haya cambiado nada.

Del mismo modo que en las derrotas se pone el foco en la zaga y actuación del portero, también en las victorias hay que ir más allá del goleador, y en este caso paradas puntuales como las firmadas por Masip a disparo de Kubo o el mano a mano ante Musah resultaron decisivas para que el Real Valladolid sumara tres y no un solo punto.

Al margen de actuaciones puntuales, la regularidad mostrada por el meta catalán en la presente temporada es una de las claves que explican la posición que ocupa el conjunto blanquivioleta. Masip es a fecha de hoy el séptimo guardameta que más paradas ha realizado de la liga –amén de los tres penaltis detenidos–, con 54 y un promedio de 3,6 en los 15 partidos que ha disputado como titular. Un ránking que lidera Conan Ledesma (Cádiz), con 90 paradas y 4,5 por encuentro, seguido de cerca por Fernando (Almería), con 81 y 4,26, y Edgar Badía (Elche), con 81 y 4,05. La cuarta posición la ocupa David Soria (Getafe), con 65 paradas y 3,25 por partido; quinto es el meta del Valencia, Mamardashvili, con 63 y un promedio de 3,15; y sexto Bono (Sevilla), con 56 paradas y 3,11 de media en los 18 partidos que ha jugado.

Curiosamente todos ellos defienden la portería de seis de los siete últimos clasificados de la liga, en una estadística en la que solo el meta del Espanyol, Álvaro Fernández, ocupa puestos en la parte baja con 32 paradas y un promedio de 3,2 en los diez partidos que ha jugado como titular.

En este sentido solo dos equipos de los que cierran la clasificación , y figuran por debajo del Real Valladolid, han encajado menos goles que los blanquivioleta. Se trata del Valencia, con 24 goles, y el Getafe, con 27, por los 28 que ha encajado el Pucela hasta la fecha.

Un dato revelador en la carrera por la permanencia si tenemos en cuenta que el de Pacheta es el equipo menos realizador del campeonato compartiendo este dudoso honor, con 15 goles, con Cádiz (18º) y Elche (20º).

Si echamos la vista atrás, los tres equipos que perdieron la categoría hace un año (Granada, Levante y Alavés) se fueron por encima de los 60 goles encajados, lo que sitúa a los blanquivioleta en una buena media a falta de una vuelta para concluir la competición.

Incidir en la solidez defensiva mostrada ante Valencia y Real Sociedad, por lo tanto, debe ser bandera hasta el mes de junio para alcanzar el objetivo de la permanencia.

La cosechada el pasado domingo en el Reale Arena es la quinta portería a cero de la temporada después de las conseguidas ante el Almería (1-0), Betis (0-0), Real Sociedad por dos veces (1-0 y 0-1), y el Valencia (1-0). Un dato también revelador ya que en la última temporada que acabó en descenso, la 20-21, el Real Valladolid de Sergio González solo pudo dejar su portería a cero en tres encuentros, curiosamente los tres lejos de Zorrilla (Cádiz, Getafe y Pamplona).

Dos años después, el Valladolid de Pacheta tiene dieiocho jornadas por delante para seguir aumentando la cifra.

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