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José Rojo 'Pacheta' (Salas de los Infantes, Burgos, 1968) transmite energía por los cuatro costados. El Real Valladolid muestra una línea claramente ascendente, pero el técnico recuerda que conviene mirar solo al corto plazo.
–El equipo es segundo. Ha ganado los últimos cuatro partidos. ... Estará satisfecho...
–Estoy contento porque veo ilusión en la gente. El equipo cree en lo que hacemos y el modelo se está imponiendo. Todo el mundo conoce su rol, pero seguimos en proceso de ajuste. No es fácil lograr cuatro victorias seguidas. Se han conseguido focalizando en cada partido. Hace cuatro meses no pensábamos en ser segundos hoy. Esto se logra a base de ser constantes y estar concentrado en lo que toca.
–¿Está ahora el Real Valladolid en el punto que usted quería?
–Sí, sí. En los primeros seis partidos éramos uno de los equipos que menos remataba. Para mí resultaba preocupante. Ahora, somos el conjunto que más remata. Eso me ilusiona: somos un conjunto vertical, de ataque. Solo hemos encajado un gol en los últimos cuatro partidos, somos más sólidos, pero seguimos mirando hacia arriba. Aún debemos ajustar cosas.
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Arturo Posada
–¿Qué ambiente hay en el vestuario? ¿Euforia, motivación?
–Antes de jugar contra el Burgos dije que veía al equipo con confianza, que no confiado. Percibo alegría y les observo trabajar con una buena motivación. Las victorias generan un optimismo más espléndido que en otros momentos. No veo una euforia desmedida. Estamos en el camino de adquirir la confianza. Los meses que vienen son muy largos. Es ahora cuando los modelos priman.
–¿Y en el entorno qué observa?
– Lo que dicen los medios y las redes sociales me llega filtrado. También me llega la calle. Le doy cierta importancia a todo lo de alrededor, pero la temperatura de un club está en el estadio. Y Zorrilla es caliente.,,
–Hay un runrún positivo.
–Brrrrrrr. Sí, sí. Veo a la gente echada 'p'alante'. Habrá que mandar un mensaje de tranquilidad. No hemos hecho nada aún. Estamos en el camino de lograr algo gordo, pero ahora solo quiero pensar en el Real Zaragoza. Sin embargo, no seré yo quien frene la ilusión. Debo regularla. Hay que potenciarla, pero siempre con control.
–El Real Valladolid es una máquina en casa, pero a domicilio los números son peores. ¿Veremos la misma versión fuera?
–A domicilio hemos hecho mejores partidos que resultados obtenidos. Hemos merecido más. Hay accidentes, como el de Burgos. Y hay partidos, como el de Amorebieta, en el que no fuimos contundentes y cometimos errores muy seguidos. El proceso es largo y delicado. Este equipo ha sufrido en los dos últimos años y ahora debemos ser un conjunto eufórico y optimista. Estamos en un momento óptimo para encarar la segunda vuelta. Tenemos poso y más solidez, lo que nos lleva a sumar porterías a cero. Sin embargo, es más importante generar ocasiones de gol. Debo sentir que soy mejor que el rival. Nos dicen que tuvimos suerte de marcar en el 81 ante el Burgos el otro día. No. La suerte es la del Burgos por no haber encajado antes. Tiramos ocho veces a portería. Es lo que peleo: ser mejor que el contrario. Si no, me preocuparé, aunque gane.
–¿Qué espera tras el mercado de invierno? ¿Disponer de más alternativas tácticas?
–Lo espero ya. Y, sí, cada vez tenemos más opciones en todas las posiciones. La irrupción de Víctor Narro e Iván Fresneda nos da más alternativas y también la llegada de Morcillo. Llegará algún jugador más. No muchos. Y saldrán más de los que entren por la irrupción de los dos 'niños'. Ahora somos 27, más Narro y Fresneda.
–En la jornada 17, el Almería ganó al Real Valladolid y se distanció a doce puntos. Hoy está a solo tres, aunque tiene un partido pendiente. No se puede dar nada por sentado en esta categoría...
–Cuando suceden estas cosas, nos damos cuenta de lo larga que es la Segunda División. Como máximo, vamos a estar a seis puntos de ellos. Y tienen que ganar en Lugo, claro. El Almería es un gran equipo, pero debemos pensar en nosotros y no en los demás. A lo nuestro. Debemos ganar y los demás que hagan lo que quieran. Es lo que nos ha traído aquí. Debemos seguir concentrados en cada partido.
–¿Vamos a ver a un Pucela aún más ascendente?
–Es lo que espero y lo que me ha pasado en otros equipos. Siempre hemos sido mejores en las segundas vueltas. Tenemos argumentos para crecer. Es difícil hacer más de 25 situaciones de gol en un partido, pero para eso trabajamos. Debemos tener más precisión, eso sí. Lo que me obsesiona es el número de ocasiones de gol. Habrá un día que las acertemos y entonces seremos mejor equipo.
–Ese día puede haber una goleada histórica...
–Sí, sí. Hay dos partidos en casa que no logramos ganar, ante Málaga e Ibiza, y que debimos vencer. Creo que vamos a ser mejores porque podemos mostrarnos más efectivos. Disponemos de más alternativas y situaciones en las que adivinamos dónde nos hace daño el rival y dónde debemos poner el foco tras pérdida. El equipo hace cada vez más cosas bien. De ahí llegan estas victorias continuas.
–El equipo ha superado algunas crisis. Una de resultados y otras extradeportivas, con el incidente nocturno entre Kike y Cristo y el accidente de circulación que causó Gonzalo Plata. ¿Temió que todo esto desestabilizase el proyecto?
–Los asuntos extradeportivos suceden todos los años. A principio de Liga, intentamos prever las consecuencias de estos actos, que deben estar claras. Trato de establecer unos límites, como hago con mis hijos, antes de que sucedan los problemas. El jugador tiene claras las consecuencias que acarrean y agradece saber cuáles los límites. No he tenido hasta ahora ningún vestuario que se me haya escapado entre los dedos ni por asuntos deportivos ni por los extradeportivos. Los errores individuales los pagamos todos y hay que asumir todas las consecuencias. No tiene nada que ver el asunto de Cristo y Kike con lo de Plata, pero sí que ensucian el día a día, sobre todo lo de Gonzalo. Vivimos una semana muy compleja. Fue un error grave.
–¿Ese accidente de Plata [positivo por alcoholemia] ha sido el peor momento de la temporada?
–Sí.
–Deportivamente, el equipo mudó su dibujo de tres centrales a un 4-4-2. Los jugadores le impulsaron a variarlo. ¿Lo aceptó bien?
–Generalmente escucho a casi todo el mundo que pueda tener influencia sobre mí. Los años te van dando algo: antes oía; ahora escucho. Yo soy un tipo elástico. Empecé con tres centrales porque pensé que nos venía mejor y así ganamos. Pero llega un momento en que no ganas y además sufres muchos problemas físicos. Ante la falta de resultados, cambiamos. Jugábamos con un punta y luego lo hemos hecho con dos. Hasta ahora no hemos jugado con tres mediocentros, pero igual un día lo hacemos. Ahora utilizamos un enganche y dos extremos muy por dentro. Sin embargo, hemos traído a Morcillo, un extremo que juega por fuera. Si se recupera Pablo Hervías, es otro extremo 'por fuera'. Así tengo alternativas. ¿Cómo jugaré? Depende del momento, del jugador, del equipo, del rival, mío...
–De esta manera, los equipos contrarios no sabrán a qué atenerse...
–Eso es. Volvimos a utilizar tres centrales en la Copa y salió bastante bien. Estuvimos consistentes porque Raúl Carnero te puede dar ese lateral izquierdo o ese central zurdo. Buscamos alternativas. La plantilla se construyó para jugar con tres centrales o extremos muy abiertos. Hoy somos mejores que hace seis meses, tenemos más elasticidad y alternativas. Estoy contento con la plantilla y las previsiones del mercado.
–El cambio de portero siempre es un momento delicado. ¿En qué momento pensó en relevar a Roberto y dar la titularidad a Masip?
–No soy alguien que conceda especial importancia a las posiciones del campo. Parece que como hay menos cambios en la portería es más problemático. Decido en base a lo que veo, a lo que siento, a mi corazón... Apostamos por Roberto durante 18 partidos y luego vimos la posibilidad de que compitiese Masip. Son situaciones que vas tomando. ¿Por qué juega Luis Pérez y no Janko? ¿Por qué juega Javi Sánchez y no Joaquín? ¿O Nacho en lugar de Olaza? Tenemos suficientes alternativas para valorar el momento de cada uno. Estoy encantado con Roberto y con Olaza y me duele no verlos jugar.
–¿Le ha sorprendido el nivel tan alto que mostró Iván Fresneda en su debut liguero, más allá del contexto diferente de la Copa?
–A Iván Fresneda le hemos visto desde el principio en el Juvenil. Me hablaban de una serie de datos que daba. Hace 15 días hicimos un entrenamiento y me pareció que tenía cosas interesantes. Ha estado diez días entrenando con nosotros y le ha llegado todo. En esos diez días, creímos que el niño podía coger la senda. Yo esperaba que podía dar este nivel, pero sí, me ha sorprendido el aplomo y el desparpajo con el balón. En la faceta defensiva ya habíamos visto que perfilaba bien y que es muy consistente en el uno para uno. Nos está dando datos físicos de Primera División. Tiene piernas de Primera División y una preparación psicológica muy alta. El partido de Copa, efectivamente, es otro contexto diferente al de Liga, pero tuvo que frenar a Tello, un jugador internacional que viene del Barça, rapidísimo. Lo logró en casi todos los momentos. Le ganó dos o tres veces la espalda, normal, pero no se le fue: le recuperó. Iván es un tipo muy rápido y consistente en defensa. En ataque evoluciona y debe hacerlo más. Es un chico muy interesante. El Real Valladolid tiene más patrimonio que hace 15 días. Además, en Liga debutó ante el Burgos, con un ambiente tremendo, y no le pesó nada. Todo lo hizo fácil y se atrevió con ciertas cosas.
–No es fácil asimilar todo esto para un chico de 17 años. ¿Se le ha preparado psicológicamente para este momento, especialmente si le toca volver al Juvenil?
–De momento no porque está conmigo. Cuando vuelva, tenemos que trasladarle que no ha hecho nada, tanto a Víctor Narro como a él. Víctor también me parece un jugador muy interesante. Aún están en periodo de crecimiento. Si tienes que bajar al Juvenil o al Promesas y no eres el mejor allí, me enfadaré. Debes ser el más humilde de todos. Si juegas con el Juvenil y el entrenador me dice que has sido el mejor, serás digno de seguir con nosotros. Si no, estarás perdiendo todo lo que has ganado.
–Antes hablaba de Lucas Olaza. ¿Lo considera recuperable para el Real Valladolid? ¿Entiende que salga en el mercado de invierno?
–Lucas es un muy buen futbolista. A todos les he dicho que es el club el que da altas y bajas. La entidad está por encima de todos nosotros. El futbolista debe ser feliz. Yo soy un tipo que llega aquí y no le deja trabajar. Lo que más le gusta es jugar y hay un tipo que no le pone. Es difícil. Desde mi lado, yo no voy a poner dificultades a la gente que quiere ser feliz. Pero el club también sabe mis decisiones: Lucas Olaza es un jugador importante para mí.
–Pero no es feliz...
–Pero es un jugador importante y debe serlo. Tenemos dos muy buenos en ese puesto, como pasa en casi todas las demarcaciones. Dos muy buenos porteros, dos muy buenos laterales derechos más un tercero que ha aparecido, casi seis centrales, dos laterales izquierdos buenos, cinco mediocentros fantásticos para dos sitios, cuatro extremos con la posibilidad de Óscar Plano, cuatro delanteros buenos, más Slavy... No pueden jugar todos. Este el problema... o la ventaja que tenemos aquí.
–¿Tiene el equipo mucha dependencia de los goles de Weissman?
–La situación es la que es. ¿Qué sería bueno? Que Weissman, en lugar de once llevase catorce, que Plata llevase ocho, que Sergio León hubiese marcado más... Ya llegarán los goles. Sobre todo si hacemos las ocasiones. Estoy contento. Hay que tener más gol, vale. Seguiremos trabajando la definición, el último pase.
–Usted logró ascender con el Elche, pero eso no le garantizó quedarse allí. ¿Tiene ganas de empezar un proyecto en Primera desde el inicio de temporada?
–Sin duda. Pero solo llegará si me concentro en el Zaragoza. En el caso del Elche, solo puedo dar las gracias al dueño porque fue honesto conmigo y tengo una amistad estupenda con él. Nadie sabe lo que me puede doler no entrenar al Elche en Primera. Le cogí en Segunda B...
–Le sigue doliendo.
-Sí, duele. Y esa es la ilusión que tengo en el Real Valladolid, joder. Por las situaciones que me han ido pasando en estos seis meses, mi compromiso con esta entidad va más allá del contrato firmado. Ha habido situaciones difíciles en las que solo he recibido ánimo y cariño por parte del Real Valladolid. Eso, este que es de Salas, es lo que más valora. Todo lo demás llega.
–¿Cómo es ahora su relación con Ronaldo? ¿Tiene mucho contacto con él desde que ha comprado el Cruzeiro?
–Tengo una relación que denominaría como estrecha, pero sin duda tengo más relación con Fran Sánchez, que es mi director deportivo y está todos los días conmigo, al igual que David Espinar y con Matt [Fenaert]. Ellos son los que están en el día a día y mis jefes directos. Al presidente tengo que agradecerle todo lo que dicho antes: el cariño y el apoyo. Le doy gracias de todo corazón porque las he visto de todos los colores.
–¿Hablan mucho internamente del modelo y personalidad que debe tener el Real Valladolid? ¿Lo ponen en común?
–Ya lo dijo el presidente en la primera rueda de prensa: quería un equipo valiente, vertical, que atacara y con el que la gente se identificase. Lo vamos logrando. Al principio todo eran dudas, pero estamos en el camino. Hay muchas cosas que hacemos muy bien, joder, pero creo que podemos seguir mejorando. Intento que Fran Sánchez tenga toda la información. A David y a Matt a veces se la traslada Fran y otras veces yo. Fran es mi jefe directo y le estoy enormemente agradecido de cómo me facilita todo. Es la hostia. Matt y David son jefes más ejecutivos. Fran es una maravilla, una puta dulzura. Se ocupa de todo. Estoy muy abrigado, joder. Y también con toda la gente que tengo alrededor, servicios médicos, mis ayudantes... Las instalaciones son cojonudas. Tengo aquí mi vida.
–Me pregunto si el Real Valladolid seguiría jugando igual en Primera División...
–No tenga ninguna duda.
–¿Mantendría el mismo estilo vertical en la élite?
–Lo que estamos haciendo aquí, la presión alta y ser protagonistas con balón, lo intentamos con el Huesca. Y salió muy bien. Estuvimos a un gol de mantenernos en Primera y habíamos cogido al equipo a siete puntos de la permanencia. Llegamos vivos a la última jornada. Éramos un equipo así, muy vertical, de ir. Cuando estableces un modelo en el que el jugador gana a través de ser mejor que el rival se genera una fortaleza a la que no dañan tanto las derrotas. . No podemos ganar todos los días, pero creer en el compañero, saber lo que tengo que hacer, exigir al de al lado... Cuando todo se establece se generan unos lazos y compromisos muy poderosos, que no se debilitan en un momento de crisis. Eso genera la fortaleza que te lleva a lograr el éxito a largo plazo. Hay que focalizar: en la comida que voy a hacer ahora, en el descanso posterior y, sobre todo, en el siguiente partido. Así, que a pensar en el Zaragoza.
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