40 años de la Copa de la Liga del Real Valladolid
Fortes, el agitador de la final40 años de la Copa de la Liga del Real Valladolid
Fortes, el agitador de la finalJosé Anselmo Moreno
Valladolid
Jueves, 27 de junio 2024, 06:55
Paco Fortes fue uno de los que empezó a girar la llave para abrir la puerta del 3-0 y hacer realidad la letra del himno antiguo del Pucela, el que habla de un equipo campeón. El día de la final de la Copa de la Liga salió desde el banquillo a revolucionar el partido, como casi siempre. Tenía el sambenito de que no aguantaba bien partidos enteros. De hecho, esa capacidad la adquirió más adelante, en Portugal, y por eso jugó tantos años en el Farense.
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Afirma que su estancia en Pucela fue inolvidable, por la ciudad, por el equipo y por los grandes amigos que conserva. «Yo he estado en el Barcelona con grandes futbolistas y títulos, pero la Copa de la Liga que logramos en el 84 fue especial», precisa el exjugador.
Fortes propaga los encantos de la ciudad allá por donde va. Solía quedar en la cafetería Concorde, en el barrio de Santa Clara, con su compañero de mus, Antonio García Navajas. «Aún hoy me emociona pensar en mis dos años allí porque fueron muy intensos», asegura Fortes que pasó a la historia por hacer el primer gol de un blanquivioleta en la final de la Copa de la Liga porque el primero del partido lo hizo Votaba en propia meta.
«Aquel gol que hice ya en la prórroga nunca lo olvidaré porque en ese momento empezamos a vernos campeones y el estadio explotó», dice. Por cierto, ese tanto se lo auguró otro mítico, el entonces periodista de la Cadena Ser Juan Carlos Alonso, a quien Fortes regaló la camiseta del partido. Así era el catalán, que donde más huella dejó en su carrera fue indudablemente en Portugal.
Tras dejar el país vecino, triunfó como entrenador del Farense y allí es un ídolo. Ahora, ya jubilado, colabora con la Asociación de Veteranos del Barcelona. Una de sus hijas es pucelana y aunque hace tiempo que no viene, Pucela no se le olvida porque forma parte del punto más álgido de aquella década prodigiosa de los ochenta, aunque siempre estuvo a la sombra de Yáñez y Da Silva. Palabras mayores.
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Y eso que Fortes no era un cualquiera. Jugó junto a Cruyff, Neeskens, Rexach y Asensi, entre otras glorias, y hasta fue internacional con la selección española, en la que jugó un único partido. Fue en una fase de clasificación para la Eurocopa del 76 ante Rumanía. Desde 1975, cuando debutó con la camiseta del Barca, hasta 1988, que fue cuando se retiró en el Farense, paseó sus regates, su descaro y su coraje por España y Portugal. También vistió las camisetas del Málaga y del RCD Espanyol, desde donde llegó al Valladolid en verano del 82.
Tras colgar las botas, inició su carrera como entrenador en Portugal y también tuvo un breve paso por el equipo marroquí del Raja, de Casablanca. En Faro, Fortes es un semidiós. Pero no solo allí, se pueden hallar fotos suyas en bares de Portimao por ejemplo.
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En el equipo de la capital de El Algarve, Fortes jugó hasta retirarse y revolucionó el club en más de una ocasión como jugador y, sobre todo, como técnico. También entrenó al Imortal, el Uniao de Lamas y el Pinhalnovense, pero lo mejor lo hizo en Faro, a cuyo club lo ascendió a Primera y logró clasificarlo para una final de Copa y para la Copa de la UEFA. Un milagro difícil de repetir.
Como jugador, Fortes llegó al Real Valladolid un poco diluido porque hay que recordar que su primera temporada en Barcelona fue impresionante, hasta parecía que estaba naciendo una gran estrella en aquel fútbol en que los delanteros lo tenían más difícil que ahora porque las defensas eran de cuerpo a tierra.
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En su debut en Barcelona marcó cinco goles en solo 23 encuentros y eso le llevó al referido partido con la selección que entonces dirigía Kubala. Cuando parecía que iba a volver al combinado nacional, porque seguía haciéndolo bien en el Barca, ya en la campaña 77/78, un extremo oriundo llamado Juan Carlos Heredia fue promocionado por la prensa de la época y ocupó su lugar en el Barcelona y en las convocatorias de la selección. «Milonguita» Heredia era más mediático y llegó a ser tres veces internacional.
Con la perspectiva del tiempo no se entiende bien que el Barca cediera a Fortes al Málaga tras aquel primer año triunfal. Regresó en 1977, jugó con frecuencia y a buen nivel, pero ya no volvió a igualar ese listón brutal de su primer año en el Camp Nou.
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'El Feo', apodo que arrastró hasta Valladolid, era un jugador especial por su habilidad en espacios cortos, y eso que le daban muchas patadas. Su guardián en el Barcelona era Migueli como pasó después en el Pucela con Alvaro Gutiérrez y Víctor. El grande protegía al pequeño de la ferocidad de los defensores.
Vistió la blanquivioleta en 55 partidos de liga regular y marcó siete goles, pero en ese registro no entra uno de los tantos más celebrados en los 96 años del Real Valladolid. Con su gol en la final de la Copa de la Liga, Moré empezó a levantar ese trofeo en el día más grande. Fortes estaba allí. Además de marcar el segundo tanto, estaba detrás de Miroslav Votava para empujar el primero, si hubiera sido necesario, y regaló el tercero a Minguela tras atraer y llevarse a toda la defensa. En la espalda llevaba el número 15, como casi siempre salió del banquillo y fue un relámpago.
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Son múltiples los factores que deben concitarse para que un club humilde como el Real Valladolid, a años luz en presupuesto de los grandes transatlánticos del fútbol español, conquiste un título nacional. Y todas esas circunstancias confluyeron hace cuarenta años para hacer realidad el que hasta la fecha sigue siendo el único trofeo oficial de la entidad blanquivioleta en sus 96 años de historia. Aquella imagen icónica de Pepe Moré levantando la Copa de la Liga, que hubo de pasar por los líquidos de revelado para ser publicada dos días después, continúa en el imaginario de los aficionados más veteranos. Y con esa foto acaparando la portada, El Norte lanza el sábado día 29 de junio un Suplemento Especial para recordar de la mano de los protagonistas todos y cada uno de los detalles que rodearon aquella gesta.
Una temporada irregular en lo deportivo, en lo que a la liga doméstica se refiere, que acabó en celebración gracias a una plantilla que se nutrió de la cantera y que hubo de sobreponerse a un cambio de entrenador. El relato de cómo se llegó a conquistar el título, las múltiples anécdotas que dejó el proceso para llegar a levantar el trofeo, y las vivencias de los jugadores que pasaron por aquel vestuario forman parte del Especial que publica El Norte de Castilla. También una conversación entre el director deportivo (Ramón Martínez) y el entrenador de aquel equipo (Fernando Redondo), que cuarenta años se han vuelto a encontrar para repasar, ya con la perspectiva y el poso que deja el paso del tiempo, todo lo que rodeó y acompañó a aquel éxito deportivo.
Un suplemento que es una pieza de coleccionista para los aficionados más veteranos del Real Valladolid, y que se entiende también como una lección de historia para los más jóvenes que no disfrutaron de aquel hito y que solo lo conocen por boca de sus padres y abuelos.
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