El VAR es como un Ferrari. Si lo conduce una persona que no sabe ni lo que es un volante, se convierte en un montón de chatarra. Reluciente, eso sí. Con mucha potencia, también. Pero sin ... utilidad alguna. Bueno, el VAR sí que sirve para algo. Nos ayuda cada semana a comprobar la incompetencia de quienes lo manejan. Les viene muy grande la herramienta. A mí que me lo expliquen. Cómo puede ser que no piten mano en una acción tan clara como la de ayer, en la que De Marcos mete la zarpa deliberadamente para llevarse el balón. No fue ni a verlo al monitor. No le dé más vueltas. Penalti como una catedral.
Masip da la talla mientras parte de la defensa mira
El duelo se libraba a bofetadas. El Pucela soltó la mano desde el inicio y el Athletic se afanó en buscar los espacios provocados por el despliegue blanquivioleta. Y en uno de esos viajes de ida y vuelta, el conjunto vasco encontró la grieta en tres toques. Narváez llegó tarde en la apertura, pero lo más flagrante se produjo en el área. Guruzeta remata duro y Masip le responde con el brazo prieto. El Yamiq se recrea en la escena y en vez volar para despejar, llega tarde. Masip no pudo obrar un milagro doble y el centrocampista rojiblanco embocó a la segunda ante la relajada mirada de la zaga castellana. 1-0.
Pacheta refuerza el centro del campo tras el descanso
El Real Valladolid no se arrugó en Bilbao. Todo lo contrario. El conjunto de Pacheta presentó una versión aguerrida, dinámica y valiente. Solo se estrelló contra Díaz de Mera. Es imposible dirigir peor un partido de fútbol. O, al menos, enfocarlo de una forma tan despectiva hacia un equipo, en este caso el Real Valladolid. Todo en contra. Al margen del trencilla, una rémora, el Pucela dio la cara. Pacheta intentó reforzar el centro del campo tras el descanso. Aguado por Weissman. No hubo mucha mejora. Empuje sin ocasiones claras. De una pérdida del andaluz, con posible falta en contra, nació el doblete de Guruzeta.
Una faena que prometía orejas y terminó en la enfermería
El Pucela se citó en los medios con el Athletic. Retó con valor, los pies juntos y la muleta acostada en el antebrazo. Pose torera. Hizo el ademán de desplegar el trapo y bajar la mano, pero el morlaco le atropelló con tres embestidas letales. Cuando se quiso dar cuenta estaba dando vueltas encima del pitón. Mucha torería, de salón, y poca eficacia. La pegada de la racha triunfal se marchó por el desagüe y el conjunto castellano fue incapaz de recomponerse el traje de luces tras el primer revolcón. Lo intentó gallardo, pero pereció por su incapacidad para torear con aseo en las dos áreas. De la puerta grande a la enfermería.
Al parón del Mundial con los deberes hechos
La derrota de ayer tiene muchas aristas, pero el denominador común representa la conciencia muy tranquila para el Real Valladolid. Pacheta agitó el once y sus futbolistas cumplieron ante un Athletic que ocupa el tercer peldaño de la tabla. Mucho mérito. A lo mejor una rotación menor habría elevado las prestaciones blanquivioleta. Al fin y al cabo, era un partido más (Copa al margen) antes de las semanas de descanso que va a generar el Mundial. Un esfuerzo extra para proponer un once un poco más habitual. En cualquier caso, el Pucela se va al parón con los deberes hechos y 17 puntazos que significan casi la mitad del camino.
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