El exblanquivioleta Alfredo Merino y el sueño del ascenso del Mirandés a Primera
El director deportivo rojillo, que finaliza contrato este 30 de junio, es el artífice del último milagro del fútbol modesto
El Club Deportivo Mirandés es el equipo de moda. Ese pequeño 'David' que genera simpatía dentro del planeta balompédico –también fuera– donde su gesta, lejos ... de fichajes millonarios o contratos planetarios, no ha pasado desapercibido.
En Anduva, ese campo donde el Real Valladolid comenzó a afianzar el ascenso la pasada temporada con aquel solitario gol de Raúl Moro, permanecen tranquilos «dentro de la excitación», admite su presidente, Alfredo Miguel, dada la posibilidad de ascenso a Primera División. Subir al escaparate de la Liga sería una de esas gestas de época, histórica, «un sueño», ha manifestado en más de una ocasión Alfredo Merino, arquitecto del equipo revelación de la temporada –casi a nivel europeo–.
El exentrenador blanquivioleta, que llegó a dirigir al primer equipo en 2006, ha encontrado su sitio en Miranda de Ebro, donde tras los problemas de la pasada temporada, en la que los rojillos se salvaron en la última jornada, ha encadenado una temporada milagrosa, en la que el equipo podría haber incluso ascendido por adelantado la pasada semana o haber dejado encarrilada su página más imporante para mañana, a las 18:30 horas, en el encuentro ante el Cartagena –equipo ya descendido– y en el que una victoria le hubiese catapultado a Primera. Ahora, depende de los resultados del Elche y del Real Oviedo, para saber si no se verá relegado al 'play off', un destino que también se ha catalogado como «regalo» esta misma semana por el guardameta y capitán del equipo, Raúl Fernández.
Y en ese «regalo» jabato, Alfredo Merino se ha ganado el respeto del sector con una plantilla en la que jugadores que han llegado de su mano como Joel Roca, Jon Gorrotxategi o Joaquín Panichelli –sí, el ariete al que se rifan–. El director deportivo rojillo de 55 años y que se inició como profesional en su Palencia natal, en el Becerril como técnico, vive uno de sus mejores momentos como profesional. Lo hace después de haber apostado por la continuidad en el banquillo por Alessio Lisci, pese a las complicaciones de la pasada temporada y las voces que le invitaban a buscar un cambio en el vestuario. Lo hace después de haber iniciado la temporada con solo... ¡Diez jugadores! Que hizo que el Mirandés suspendiera su partido de presentación en Anduva ante el RCD Mallorca a principios del pasado agosto.
Ese mismo equipo juega ahora por ascender, en un club que vive de las cesiones y cuyo retraso en la confección de la plantilla tiene su explicación precisamente en ese carácter de vivir de los descartes de otros clubes y que estuvo condicionado por el retraso que vivió el mercado por la celebración de Eurocopa, la Copa América y los Juegos Olímpicos el pasado verano. Cuando todos terminaron de fichar, aceptaron ver las propuestas de los rojillos. Así llegó Hugo Rincón, del Athletic, lateral por el que suspiran en Primera si los Leones no le repescan; o por Gorrotxategi, al que parece muy complicado que en Zubieta no repesquen por la vía rápida. El ojo para incorporarles fue de Merino, que no quiere entrevistas y prefiere que sean otros los que hablen del Mirandés.
Admite que, como la mayoría de la plantilla y el propio Lisci, las ofertas están ahí, y que termina contrato el próximo 30 de junio. No ha recibido la llamada del Real Valladolid, pero sabe que será una plaza codiciada por la magnitud del club blanquivioleta.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.