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Miguel González
Martes, 17 de septiembre 2024, 07:40
El partido del sábado entre el Real Valladolid y la Real Sociedad será especial. Servirá de homenaje para recordar a Sofía Oliva Sanz, la niña de 12 años que nos dejó el 31 de agosto a causa de una fulgurante leucemia. Madrileña de nacimiento, de sangre soriana y residente en Valladolid, su padre Juan Carlos le transmitió desde bien pequeñita su pasión txuri-urdin, una pasión que compartía con su incipiente amor al Pucela, como una abonada más, como recoge El Diario Vasco.
Amante del fútbol, Sofía soñana con ser jugadora profesional desde el CD Parquesol, desde donde contemplaba el coliseo blanquivioleta en cada entrenamiento. El sábado tendrá palco VIP en el corazón de todos los aficionados, sin distinción de colores.
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De su sentimiento realista saben mucho en el Colegio Público El Peral de la capital vallisoletana al que acudía cada día enfundada en la camiseta blanquiazul. Era la niña de la Real. Incluso el bedel del centro educativo le ponía el Txuri Urdin por la megafonía del patio cuando sabía de alguna gesta del equipo de sus amores. La última vez, cuando las de Natalia Arroyo consiguieron en marzo la clasificación para la final de la Copa de la Reina tras eliminar al Atlético.
Juan Carlos recuerda que «estuvo presente en los dos partidos. Le dije que si llevaba controlados los deberes, a la salida del colegio nos íbamos a Alcalá a ver el encuentro de ida. Tardamos dos horas y media en ir y lo mismo en volver. Éramos muy pocos aficionados de la Real y tras el partido estuvo charlando con Nerea Eizagirre y Ana Tejada, entre otras, con las que se sacó varias fotos. Después de aquel empate entendí que estar en la vuelta en el Reale Arena era innegociable».
Y es que su afición por el fútbol y la Real iban de la mano. Sofía jugaba de central en el conjunto parquesolino, y esta temporada se estrenaba a fútbol-11. La pasada quedaron subcampeonas de liga detrás del Real Valladolid en alevines. Sus cualidades habían llamado la atención de la federación autonómica y participó en tres concentraciones con Castilla y León, en una incipiente carrera que despegaba.
«Le gustaba practicar todo tipo de deporte. Le entraba uno por el ojo y ahí que iba a apuntarse. Su última ocurrencia era que quería hacer esgrima», explica Juan Carlos. Esa inquietud deportiva ha hecho que la ciudad se vuelque en el recuerdo hacia ella y hace dos semanas el Real Valladolid de baloncesto que entrena el donostiarra Lolo Encinas ya guardó un minuto de silencio en su partido ante el Palencia Baloncesto en la Copa FEB.
Abonada de la Peña Z7 Taldea del equipo femenino, al que seguía y sentía muy de cerca porque soñaba con jugar un día en sus filas, su noche más especial fue en noviembre pasado contra el Benfica en Anoeta. Llevaba tiempo apuntada a la lista de espera para ser socia de la Real y era RS Fan, por lo que lograr dos billetes para el partido no fue nada fácil. Pero Juan Carlos obró el milagro. «Conseguí dos entradas pero estaban en sectores separados. No le importó. Sin embargo, a la entrada un socio nos dejó su txartela cuando se enteró de la situación para que estuviésemos juntos y se fue con nuestra entrada al otro sitio. Estuvimos en Tribuna Principal. En cuanto vio el ambiente de la Grada Zabaleta me dijo: 'papá, el siguiente partido nos vamos ahí'. El viaje de vuelta fue increíble con la euforia del 3-1. Estaba como loca».
Esta temporada estuvo en Anoeta en la Grada Zabaleta el 18 de agosto en la primera jornada contra el Rayo Vallecano. La familia pasaba las vacaciones en Burgo de Osma, el pueblo de su madre Raquel, y dada la cercanía aprovecharon para hacer una escapada a Gipuzkoa. Se alojaron en el camping de Zumaia, visitaron la costa y, por supuesto, la tienda de la Real en la calle Elkano. «Se sacó una foto junto a la imagen de Xabi Prieto con el puño al aire tras marcar un gol imitando su gesto. La guardo con mucho cariño porque es de las últimas que tengo de ella», cuenta Juan Carlos. De regreso al pueblo la niña empezó a sentirse mal, el día 26 le diagnosticaron leucemia LMA y cinco más tarde, el 31, falleció.
Descansa en Burgo de Osma, donde su padre relata con entereza el motivo. «Aunque vivimos en Valladolid siempre ha estado muy ligada al pueblo. Nos decía que por qué no nos íbamos a vivir allí. Se había enterado de que el CD Calasanz de Soria era club convenido de la Real y creía que jugando allí tendría más fácil que le ficharan desde Zubieta. Lo tenía todo pensado».
El sábado va a ser un día muy emotivo para su familia, tanto para Juan Carlos como para Raquel y la pequeña Izana, de 10 años, que es la que guarda ahora como oro en paño las camisetas de la Real de su hermana, entre ellas una de Álex Remiro. En la última visita a Valladolid el 22 de octubre de 2022 estuvo en el campo con su padre. Fue una buena tarde para el Pucela, que derrotá a la Real 1-0 con gol de Sergio León, aunque entonces quizá a Sofía le dolió más la derrota donostiarra que en la actualidad. Tras el partido se acercó al bus, se fotografió con varios jugadores y acabó con un sonrisa. Incluso habló con Aperribay y le levantó el ánimo: «No se puede ganar todos los días», le dijo al presidente. En Zorrilla, muy cerca de donde vivía y disfrutaba del fútbol en el Parquesol, disfrutará de su pasión. Entre tanta estrella del balón, la suya brillará sin duda con más fuerza.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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