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Pacheta tiene razón: Zorrilla suena distinto. Eso pensará todo el mundo de su estadio, aquel al que acude religiosamente para disfrutar del ritual pagano del fútbol, pero es que es verdad: cómo suena Zorrilla. Su acústica, la fuerza de su himno o de su hinchada ... cuando truena, la conoce ya el fútbol femenino, que vivió una cita histórica en el primer partido de la historia de la sección en el templo, que espoleó y vibró con las salidas al corte de Mariela, con las carreras de Moni o con el golazo de Sandra, que redondeó el 3-0 final, como si fueran sus protagonistas habituales. Convirtió el Real Valladolid Simancas en una homilía con dos ítems muy claros: identificación y pasión.
Real Valladolid Simancas
Lara (Martina, min. 46); Silvia (Leyre, min. 56), Mariela, Kela, Bego; Marta (Vero, min. 74), Sandra; Paula (Núñez, min. 64), Aitana, María (Ana, min. 74); y Moni.
3
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0
Olímpico de León B
Alba F.; Alba D. (Samara, min. 77) Laura, Ainhoa (Ainara, min. 62), Inés (Ari, min. 77), Miri, Elena (María, min. 83), Prado, Lore, Irene (Alba R., min. 62), y Cris.
Goles: 1-0, min. 4: María. 2-0, min. 85: Núñez. 3-0, min. 90: Sandra.
Árbitro: Esther Martín Alonso, auxiliada en las bandas por Paula Sardón Alonso y Sara Recio Jiménez. Amonestó con cartulina amarilla a la visitante Prado.
Incidencias: Primer partido femenino de la historia de Zorrilla. Choque correspondiente a la jornada 17 en la Liga Gonalpi, disputado ante 11.341 espectadores.
El esfuerzo fue el rasgo más claro expuesto en un partido encarrilado pronto, con un gol de María a los cuatro minutos, tras una arrancada por banda de Moni, habitual anotadora del equipo, a quien la grada jaleó en más de una ocasión por su entrega y por las varias oportunidades de que dispuso. Nada tuvo que ver con favoritismos: la mañana estaba para animar… y para hacerse 'selfies', que de estos hubo muchos, bien por el componente reivindicativo del partido o bien porque el calorcito daba para el postureo. Fuera como fuese, en el verde el dominio de las blanquivioletas sobre el Olímpico de León resultaba tan incontestable como las ganas del respetable de vivir una primera fiesta en femenino, como las vividas anteriormente en otros estadios como Riazor, Mendizorroza, El Sadar, el Metropolitano, el Camp Nou u otros tantos.
Cuando habían transcurrido veinte minutos de juego, todavía no había accedido todo el mundo al estadio. Desde tiempo antes las colas junto a las entradas eran largas, un hecho que a alguno le hizo desistir y volverse a casa y a la mayoría ser paciente, aun a sabiendas de que los acordes del himno y el primer grito de gol se los habían perdido. La expectación creada desbordó las previsiones iniciales que había realizado el club, que abrió los dos fondos para agilizar la entrada a la fiesta. Y es que eso era el envite, se vivió con fervor en la grada al margen de lo que dictara el verde. La prueba, que el propio técnico del Olímpico de León, Jairo Díaz, exjugador de la cantera del Pucela, sonreía después ante los medios a pesar del marcador. Rubén Beltrán, entrenador de las locales, lo hizo también, aunque su comparecencia fue un volcán de emociones.
Blanquivioleta de cuna, que diría aquel, se emocionó recordando todo lo vivido a lo largo de la semana y sobre ese mismo césped con el que tantas veces soñó. Se alegró por la experiencia de sus futbolistas y por su actuación, que fue buena, mucho, y pidió disculpas en nombre de la entidad por lo que había pasado con los accesos. No en vano, esta circunstancia deslució un tanto el partido, por lo menos para quienes iban a verlo en la grada. A las pocas puertas abiertas se le sumaron algunas obras en las zonas próximas al estadio, la competición de BTT celebrada en Las Contiendas y el mercadillo de los domingos. A aquellos que aguantaron a buen seguro les dio igual: se pudieron perder la parte inicial del ritual y el primer tanto, pero el Real Valladolid Simancas se había reservado para la traca final. Sin sufrir apenas en todo el partido, a pesar del marcador corto, pegó un acelerón y sentenció en los minutos finales.
Una acción combinativa de muchos quilates en el último tercio del campo terminó con Núñez apareciendo en segunda oleada para embocar y hacer el 2-0. El estallido de los más de 12.000 espectadores fue el de las grandes citas; no en vano, esta lo era. Sirvió de preludió de la locura provocada por el golazo de Sandra, un zambombazo 'marca de la casa' de una de las veteranas, que sirvió para empoderar a aquellas jugadoras que más trayectoria llevan a sus espaldas, como ella o como su inseparable Mamen, a quien una lesión le hizo con formarse con ver el partido desde la grada. Ese 3-0 le tuvo que gustar a Pacheta, sonriente en la grada y atento con cada aficionado que le pedía una foto (y aficionadas, que también, como cada vez más en el estadio, hubo muchas). También, el sonido final, eso que sucedió al silbatazo de Esther Martín Alonso, la histórica colegiada que llevó el choque. Lo atronador del estadio dio la razón al técnico: cómo suena Zorrilla. A pasión. A fútbol. Ahora, también, femenino.
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