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Cambiar, retocar, modernizar o simplificar un escudo es algo siempre complejo. Y más en el de una institución que no se gobierna en ese campo por las reglas de la heráldica sino por las de los sentimientos. Aquellas son objetivas, estas puramente subjetivas. Así que ... en el Real Valladolid eran muy conscientes de que, hicieran lo que hicieran, iban a ser duramente criticados. Pero lo creían necesario y lo han hecho. Y eso es, como poco, respetable. Pero también criticable.
Y la mayor crítica que se puede hacer, desde mi punto de vista, es que no han respetado la historia como dijeron que lo iban a hacer. Acepto que respetar la historia es un concepto ambiguo, porque cada uno ve la feria de una manera, pero cuando la historia te proporciona una singularidad, no parece lo más inteligente eliminarla. Por eso creo que la supresión de la Laureada del escudo es una mala idea. Prescindiendo de connotaciones ideológicas, la condecoración es la más importante de las que se otorgan en España. Aún hoy en día. Y éramos el único club de fútbol profesional que podía ostentarla en su escudo. Por eso éramos diferentes. Por el color violeta y por la laureada. El color se mantiene, no podía ser de otro modo, pero renunciar a la otra seña distintiva nos convierte en uno más. Pasamos de ser distintos a ser del montón. Por mucho que la tipografía se haya creado 'ad hoc' por un tipografista pucelano.
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Las razones de que desaparezca la condecoración las basa el club en el deseo de recuperar el escudo original, el de 1928. Es un argumento creíble y que entra dentro de lo plausible, pero lo cierto es que la corona de laurel es un elemento complicado porque desde el punto de vista del márquetin y el diseño añade confusión y un exceso de información visual a algo que se pretende sea muy limpio y claro.
El caso es que todos los argumentos que se utilicen tienen su pro y su contra. El club ha diseñado muy bien la campaña de lanzamiento: ha explicado lo que consideraba que debía explicar para justificar su el cambio y se ha explayado en explicar cada una de las decisiones que se han tomado en los cambios de los distintos elementos.
Este nuevo escudo es del Real Valladolid. De eso no hay duda alguna. Gustará o no, como gustaba o no gustaba el que había hasta ahora (que no le agradaba a todo el mundo, no nos engañemos), pero el cambio me deja la sensación de que ya no es el más bonito de todos los que conozco. Es, simplemente, uno más. Aunque sea el de mi equipo.
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