Un empate de penalti para impedir al Getafe crecerse y para mantenerse en el partido

Chema Cillero

Martes, 23 de junio 2020, 22:13

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Cuando más negras se estaban poniendo las cosas, cuando en los últimos cinco minutos de la primera parte, las áreas –sobre todo la del Pucela– dejaron de parecerse a las zonas infantiles de los parques precintadas durante la alerta sanitaria, llegó el gol de Mata en el 41 –minuto de esos que dicen 'psicológicos' para encajar un gol– y un par de sustos sucesivos protagonizados por el delantero del Getafe con pasado blanquivioleta. Tan en la lona estaban los de Sergio, que lo que parecía más conveniente para sacudirse el dominio getafense era que llegase el descanso, y así, ya en el vestuario, buscar la manera de meterle mano a un equipo al que es tan difícil marcar un gol y que con tanta eficacia sabe defender un buen resultado.

«¿Y por qué no habría llegado ese final de la primera parte que tanto reclamaba el rival?», debió de pensar el técnico visitante Bordalás. En el tiempo añadido aún faltaba un córner a favor del Valladolid. Tras botarse y luego de una serie de rechaces visitantes y de intentos de devolver el balón al área por parte de los locales, llegó el penalti de Djene sobre Ünal, minuto 48, que no necesitó de la intervención del VAR, puesto que se trataba de un lance de esos en los que lo que cuenta es la interpretación del árbitro, Soto Grado. Y vaya si lo tenía claro el colegiado, como que hasta sacó amarilla al defensa togolés por el codazo al delantero turco, que fue el encargado de lanzar la pena máxima y devolver el empate al marcador en un minuto más 'psicológico' aún que el 0-1.

Y luego, eso que también forma parte de la magia del fútbol. Tras una primera parte más cerrada que las ventanillas de un submarino, pero en la que se vieron dos goles, llegó una segunda parte abierta, entretenida, con llegadas, con pases al área, con remates. Un tiempo en el que brillaron más los locales, con más ocasiones, pero que acabó sin más goles.