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De ser un combate, hubiera el Valladolid ganado a los puntos sin necesidad de noquear a su rival. Pero el fútbol no reparte los puntos en juego en función de los méritos de unos y otros, y el partido jugado ayer en Zorrilla -supuestamente el ... mejor que se puede ver a día de hoy en la categoría- sonrió mucho más al equipo que menos propuso. Al que menos planteó. Al que no quiso arrimarse y dedicó todos sus esfuerzos a huir del rincón para no ser atropellado por un equipo especialmente sólido como local. A un líder simplón que no ejerció como tal, y que sin embargo acabó llevándose el segundo empate que vuela de Zorrilla.
El segundo que cede esta temporada el Real Valladolid, que esta vez se quedó a medio camino de lo que debió ser y no fue.
Real Valladolid
Masip; Luis Pérez, Boyomo, Gustavo Henrique, Escudero, Juric, Monchu, Iván Sánchez, Moro (Meseguer, minuto 73), Kenedy (Montiel, minuto 84) y Sylla.
1
-
1
Leganés
Diego Conde; Miramón, Arambarri, Jorge Saénz, Sergio González, Franquesa; Undabarrena, Raba (Nyom, minuto 84), Portillo, Diego García (Djouahra, minuto 46) y Miguel de la Fuente.
Goles: 1-0 (minuto 26): Sylla. 1-1 (minuto 51): Sergio González.
Árbitro: López Toca, cántabro. Amonestó a Moro por los locales y a Sergio González, Undabarrerana y Miramón por los visitantes.
Incidencias: Jornada 16ª disputada en el estadio Zorrilla con 19.914 espectadores en las gradas. Antes del partido Masip recibió un reconocimiento del club por sus 200 partidos con la camiseta blanquivioleta.
Ha dado con la tecla Pezzolano con un once tipo, también con una disposición en el campo que no deja centímetro sin cubrir, y los contratiempos no modifican en exceso el resultado. El paso por Santander dejó algo más que tres puntos, concretamente un hilo del que seguir tirando para exprimir al máximo el momento álgido que atraviesan determinados jugadores a nivel individual y el grupo como colectivo.
Así, la ausencia de David Torres dio una nueva oportunidad a Gustavo Henrique en el centro de la zaga, y esta vez el brasileño, mucho más abrigado, disimuló mejor sus carencias cuando le tocó correr hacia atrás; la baja de Anuar -no entró en la convocatoria-, la suplió el técnico dando profundidad a la banda izquierda con Raúl Moro; y la confianza ganada por Kenedy en El Sardinero no solo le devolvió un sitio de inicio sino que le empieza a otorgar un halo de liderazgo en el que creen sus propios compañeros. El caracoleo del brasileño es la mejor noticia y síntoma inequívoco de que el Valladolid ha ganado algo más que un '10' con su recuperación. La seguridad que empieza a cobrar en cada una de sus acciones contagia al resto del equipo, que de medio campo hacia adelante desprende ahora una química desconocida en los dos primeros meses de competición. Kenedy es ahora foco y referencia como segunda punta para que tanto Iván Sánchez como Sylla formen sociedades cerca del área.
En ese triángulo se movió de salida el equipo blanquivioleta, al que la inercia de Santander le bastó para merendarse al líder en la primera parte. Un Leganés sometido que apenas sí pudo sobrepasar la línea medular, más preocupado por frenar las llegadas de su rival por banda derecha. Curiosamente sería por la contraria, por banda izquierda, la vía de fuga que utilizó el Pucela para abrir el marcador. Un balón lanzado por Escudero que acabó encontrando en velocidad a Sylla para que el senegalés, tras salvar la oposición del defensa con una medio gambeta, batir a Conde en su salida con un disparo raso. El gol necesitó de unos minutos para trazar líneas desde la sala VOR y encontrar al lateral izquierdo habilitando al delantero blanquivioleta.
El tanto venía a hacer justicia al dominio, intensidad y control de partido de un Pucela que no encontró oposición en los primeros 45 minutos. Un Leganés replegado y medroso que esperó, bien juntas las líneas, una oportunidad que se hizo esperar. Desde luego no lució el perfil ni esgrimió los argumentos que se esperan del líder de la categoría, segundo máximo goleador del campeonato.
Su racanería pudo llevarle al descanso con dos goles en contra, pero esta vez Kenedy no encontró el premio que se ganó por méritos y su recorte dentro del área con el tiempo cumplido se fue arriba por encima del larguero. Lo que pudo ser un 2-0, sin embargo, mutó en empate por un error posicional de los llamados groseros en la primera acción de peligro que generó el Leganés a balón parado. Minuto 51, balón en el córner, y Sergio González que remata de cabeza solo y sin oposición ninguna en el corazón del área.
No lo merecía el bloque de Borja Jiménez, más entregado a la pizarra que al juego, y el partido se desinfló como un suflé para perjuicio del Valladolid, que perdió todo el control que le había llevado a ganar el combate a los puntos. En un encuentro llevado al tablero con más precauciones que ocasiones que llevarse a la boca, el punto lo saboreó mucho más el Leganés, que se mantiene en lo más alto de la tabla con una distancia, seis puntos, desproporcionada por lo demostrado en Zorrilla.
Los movimientos que intentó Pezzolano en el tramo final, con Montiel y Meseguer de refresco por un lado, y con Iván Sánchez asomándose por banda izquierda, no surtieron el efecto esperado y el empate resultó más insípido al Valladolid que al Leganés, cuyo plan de partido, rácano y ramplón, acabó dando la razón a su técnico.
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