Jordi Masip se adelanta justo antes de detener el lanzamiento de Éver Banera. Ramón Gómez

Dura lex, sed lex

El autor analiza la polémica por el penalti repetido del Sevilla después de que Masip se adelantara durante el lanzamiento

JESÚS MORENO

Miércoles, 27 de noviembre 2019, 21:27

Me ha resultado curiosa la controversia que se ha instalado en Valladolid tras el penalti parado por Masip y su posterior repetición por no tener -en el momento del lanzamiento- al menos uno de los pies sobre la línea de gol. Polémica esta que ... va recorriendo todas las ciudades de España, como si se tratara de la gira de una banda de rock, pues no hay jornada en la que no suceda en algún estadio una acción similar. Es llamativa, como digo, porque la cuestión es impostada, más como resultado de la frustración que como consecuencia de un hecho objetivamente discutible. Allá donde se repite un lanzamiento de penalti, los medios y aficionados perjudicados claman contra una norma que dicen absurda y que perjudica la tarea del arquero.

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Lo cierto es que el reglamento no ha variado para hacer imposible la labor del guardameta cuando se enfrenta a una pena máxima, más bien al contrario. Lo que sí ha cambiado es el celo que se tiene para que se cumpla el reglamento.

'Dura Lex, sed Lex', se decía en tiempos del Imperio Romano. 'La ley es dura, pero es la ley', aunque resulte demasiado frívolo ascender a categoría legislativa el código del fútbol. La normativa recoge, como supuesto de intervención del VAR, el comprobar que el portero mantiene un pie sobre la raya de gol en el momento del lanzamiento de un penalti. Siempre estuvo prohibido que el portero se adelantara cuando le chutan un penalti, ahora simplemente se comprueba que eso se cumpla.

El problema surge -como pasaba el año pasado, como sucede durante la presente temporada, y como ha ocurrido desde que el fútbol es fútbol- en la aplicación desigual de la norma. En un sentir generalizado de que mientras para unos equipos se ponen todos los medios audiovisuales para que se cumpla el reglamento, con otros diera la sensación de que, por cobardía o incapacidad de los responsables arbitrales y aun con la tecnología a su servicio, existe manga ancha a la hora de juzgar acciones similares. ¿La parada de Masip se habría revisado si quien la realiza fuera el guardameta de uno de esos equipos en el que todos estamos pensando? La pregunta es, obviamente, retórica pues el supuesto ya se ha dado sin la pertinente verificación. No es ilógico pensar que a este deporte se juega con dos reglamentos distintos. O, quizá, con uno solo, el del embudo.

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