Un duelo de caminos cruzados entre Alavés y Real Valladolid

El capítulo más longevo entre estos cuatro protagonistas lo escribió Joan Jordán. El centrocampista canterano del Espanyol se marchó en 2016 cedido al Valladolid cuando tenía 22 años. Toda una 'mili' para curtirse en el fútbol profesional. Y que sin duda aprovechó, porque el catalán disputó 37 encuentros, sumando un total de 3.131 minutos. Se convirtió en un fijo en el 'once' de Paco Herrera. Un músculo en la medular que ganaba más de la mitad (53%) de los duelos. Y que alzaba la mirada, cerrando el curso con 72 ocasiones de gol entregadas a sus compañeros. Su buena campaña despertó el interés de otros clubes y recaló en el Eibar, asentándose en un fútbol de élite que nunca abandonaría.

El caso de Asier Villalibre y Toni Martínez es aún más especial. Ambos vuelven a compartir siete años después vestuario, como en el Valladolid de la temporada 2017-18. El club presidido entonces por Carlos Suárez renovó la delantera y confió los goles en estas dos jóvenes promesas para sacudirse el amargo sabor del fallido ascenso. Lograron el objetivo prioritario, pero el nombre propio, el crack, fue otro: Jaime Mata. Estaba de dulce. Todo lo que tocaba acababa en gol. Sumó 35 a su casillero en 45 participaciones. Pichichi de Segunda División. Cifras de auténtica estrella. Y fruto de ello se convirtió en un fijo en los esquemas del entonces entrenador del Valladolid, Luis César Sampedro.

Y eso que la intención del club era más bien la contraria. Porque durante el verano buscaron la fórmula para rescindir su contrato y apostar por estas dos perlas pujantes. Finalmente, se quedó en Valladolid, reivindicándose desde la segunda jornada como delantero. Nadie le movió de ahí. Un escenario que ralentizó la proyección de Martínez y Villalibre, que llegaban precisamente intentando ganar esa confianza de cara al gol.

El 'búfalo' aterrizó con 20 años en Pucela cedido por el Athletic. El club vizcaíno buscaba pulir a esta joven promesa de la cantera de Lezama como reemplazo de Aduriz. Pero su papel fue más bien discreto. Los datos hablan por sí solos: apenas 222 minutos divididos en 13 partidos. Ninguno de ellos como titular. Y los dos goles anotados fueron en Copa del Rey. Cinco meses después, el actual '9' del Alavés, encargado del histórico penalti del ascenso a Primera, puso punto final a su aventura como blanquivioleta. El ariete busca de nuevo en Mendizorroza la continuidad que se le ha resistido en su carrera. De nuevo 'ante' Toni Martínez y con el fajador Kike García.

Un «goleador polifacético»

La estancia de Martínez se alargó hasta final de aquella temporada. Pero la fotografía fue idéntica a la de Villalibre, con apenas 10 participaciones. Llegó procedente del West Hamm, donde le definieron como «goleador polifacético», algo que más tarde demostró en el Oporto, desde donde ha recalado en Vitoria. Y lo cierto es que el tiempo les ha dado la razón. En estos primeros compases –solo ha jugado seis partidos– ha sumado ya a su casillero dos goles. El primero, en un debut de ensueño al anotar a los pocos minutos de saltar al verde.

Para Sylla, en cambio, el duelo será una vuelta a la que fuese su casa durante dos campañas. De los cuatro, es el único que realiza el viaje inverso. Y también el único que lo hace de manera directa, sin ningún club entre medias. Recorrió en carretera los 240 kilómetros que separan Mendizorroza del José Zorrilla, tras rescindir en 2023 su contrato con el club del Paseo de Cervantes. Después formar parte de la plantilla que logró el ascenso a Primera, únicamente llegó a disfrutar de dos partidos con el Alavés en la máxima categoría. La llegada de Kike García y Samu Omorodion le cerraron las puertas y ahora volverá a pisar el verde de 'Mendi'.