El Real Valladolid está fuera de la Copa por méritos propios. El equipo blanquivioleta gobernó el duelo hasta el 0-1. Una vez por delante, se dejó ir y entregó el balón al Tenerife para ponerle en bandeja una remontada sonrojante. Sergio introdujo cromos inéditos ... hasta la fecha y las nuevas piezas respondieron a la llamada hasta que el tanto de Sandro, que necesitó dos remates para solventar el uno contra uno, se convirtió en un somnífero. Minuto 51. Incomprensiblemente, el Pucela desapareció y firmó su expulsión del torneo de una forma indecorosa.
Caras nuevas. La Copa sirve para sumar unidades a la causa y a Sergio se le cosieron al cuaderno algunos futbolistas aprovechables que no están entrando en sus planes. El cuadro castellano mostró otra cara, otro ritmo, al menos hasta el 0-1. Mucho mejor que en Marbella, donde actuaron caras más habituales y perpetraron una actuación infumable. En Tenerife, brillaron El Hacen, muy firme como ancla en el centro del campo; Plano, que recuperó protagonismo en el enganche y Toni Villa, que por dentro aporta variedad y regate. Sergio dibujó un 4-4-2 atípico con un rombo en ataque y doble pivote a la hora de estrechar espacios en defensa. La propuesta funcionó, curiosamente, hasta que el cuadro vallisoletano se puso por delante. A partir de ahí, el juego blanquivioleta puso la carta de ajuste y salvó los muebles porque Masip, que reemplazó al lesionado Caro (la Ley de Murphy), colocó sus guantes entre el balón y la última línea en dos ocasiones. Alende, que cometió un penalti más que dudoso, y Javi Sánchez cumplieron en el centro de la zaga. Porro sigue enredado en una maraña de la que no es capaz de huir. Volvió Nacho, siempre aseado, aunque lejos de su mejor momento.
Sin balón. El Pucela marcó y entró en un sueño muy profundo. Las virtudes anteriores se convirtieron en una galbana general que terminó en drama. Los de Sergio perdieron la posesión del balón, el sitio y la chispa. Los blanquivioleta trocaron la solvencia por la mediocridad, volantazo que agradeció el Tenerife para hacerse con la posesión y sacar los colores a un adversario que ya no tenía ni ideas, ni dibujo, ni criterio. Sergio dio entrada a Miguel y el canterano lo entregó todo, pero su tesón no resultó suficiente. Masip no pudo hacer más en el penalti.
El Pucela dice adiós a la Copa con demasiadas sombras. Sergio mezcló extitulares con futbolistas inmaculados en el equipo blanquivioleta y el resultado no pudo ser peor. Una hora no es suficiente para reivindicar virtudes y eliminar a un contrario como el Tenerife. Y menos, con media hora en chanclas y bañador.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.