El desafinado coro del Real Valladolid
Partido de Vuelta ·
El poder del cuadro castellano reside en la armonía del grupo, pero el coro lleva ya varias semanas afónicojUAN áNGEL mÉNDEZ
Martes, 24 de septiembre 2019, 22:00
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Partido de Vuelta ·
El poder del cuadro castellano reside en la armonía del grupo, pero el coro lleva ya varias semanas afónicojUAN áNGEL mÉNDEZ
Martes, 24 de septiembre 2019, 22:00
El Pucela ha perdido el oído y no consigue afinar una nota. Sergio no encuentra el hilo y sus futbolistas pululan sobre el césped como un pavo recién decapitado. Quince minutos no son suficientes para sumar de tres en tres. Y menos si enfrente tienes ... al Granada, que viene en plena cresta de la ola tras ganar al Barcelona. La temporada es muy larga, pero el Real Valladolid ha metido los pies en un socavón y necesita sacarlos cuanto antes para evitar angustias anticipadas.
El poder del cuadro castellano reside en la armonía del grupo, pero el coro lleva ya varias semanas desafinado, afónico incluso, con desajustes en todas las líneas que no invitan precisamente al optimismo. De nada sirve empatar en el Bernabéu o ganar en Sevilla si luego eres incapaz de superar a dos rivales de tu Liga en Zorrilla. El Real Valladolid pasó de curso con dos asignaturas pendientes, el gol y amurallar su feudo. De momento, sigue con las dos en suspenso. Y lo peor es que no parece que tenga capacidad para abrazar el 'cinco'.
El conjunto vallisoletano vivió de una diagonal de Guardiola y el regate de Toni para coronar su buen arranque con el tanto de Plano que le concedía la victoria parcial en los albores del duelo. Una vez por delante, el Pucela no solo se mostró incapaz de mantener la ambición para buscar el segundo, sino que permitió que el Granada le convirtiera en una caricatura con jugadas al primer toque que desnudaron todas sus limitaciones. Sergio se estrelló con San Emeterio y Alcaraz en el eje del equipo. Sin recursos para generar fútbol ofensivo, tampoco supieron ordenarse en defensa para detener las combinaciones del once visitante.
Sergio siempre ha presumido del juego compacto de su equipo, pero ayer el dique presentó demasiadas grietas. El dibujo se fragmentó y en lugar de juntar las líneas, presionar y salir con velocidad y toque, el Pucela se dividió en grupos que parecían unidades independientes. Por un lado, la defensa y Masip, que no levantó cabeza tras el gazapo en el gol del Granada. En otro espacio, el doble pivote, perdido y sin feeling. Demasiados toques vacíos para construir y sorprender al contrario. Más adelante, Plano y Sandro; Toni y Guardiola. Por parejas, pero sin encontrar la sincronía global que pusiera en dificultades a su oponente, que tras sacudirse el golpe inicial se adueñó del choque y pudo haber ganado.
Cómo lo vería Sergio, que en el tramo final del partido guardó el punto antes que lanzar a su equipo a por la victoria. Sumar siempre es bueno, pero en los dos últimos partidos en casa, el Pucela ha perdido cuatro puntos, no ha ganado dos. El conjunto blanquivioleta debe encontrar de nuevo su identidad para salir de la penumbra. El técnico también necesita encontrar la lucidez para buscar soluciones antes del minuto 60 si el partido, como ayer, lo pide a gritos.
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