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V. Borda
Valaldolid
Sábado, 9 de junio 2018, 09:30
Nadie mejor que un deportista sabe lo que cuesta alcanzar un objetivo. Nadie mejor que un directivo conoce el trabajo que hay detrás de un equipo y sus logros. Nadie mejor que un entrenador comprende todo lo que existe detrás de un plantel unido en ... pos de un objetivo común. Nadie mejor que el deporte vallisoletano para brindar su apoyo a un club que quiere volver a Primera, a la categoría que la ciudad y la afición ansían.
Por eso, los clubes de otras disciplinas deportivas aceptaron con entusiasmo posar en una foto con camisetas y banderas del Real Valladolid. Porque en este 'play-off' todos son blanquivioletas, todos lucen orgullosos unos colores prestados pero también suyos. A la llamada respondieron representantes de los dos clubes de rugby de la ciudad –el directivo Alberto Domínguez, del VRAC, y el jugador Manu Serrano y el técnico Juan Carlos Pérez, de El Salvador–, el balonmano –Fernando Hernández, capitán del Atlético Valladolid, y Lulu Guerra, portera del Aula–, el baloncesto –Daniel Astilleros, escolta del Ciudad de Valladolid–, el atletismo –Ana Pérez, presidenta del Club Atletismo Valladolid– y el hockey en línea –Andrés Portero, capitán de la primera plantilla del CPLV–. Todos ellos acudieron a la invitación de El Norte. La ocasión lo merecía. Apoyar y ser apoyado es esencia en el mundo del deporte.
El lugar de la cita, el reloj floral situado junto a la Plaza de Colón. La hora, la misma que la del té, las cinco de la tarde. Saludos. Andrés Portero recibe la enhorabuena por el título liguero cosechado por el CPLV. El atrezo para la sesión fotográfica, camisetas y banderas con eslóganes puramente blanquivioletas. La antigüedad de alguna camiseta, fechada en el siglo pasado para la sorpresa de los fotografiados, provoca alguna chanza. Lo mismo que el tallaje de algunas de las elásticas, quizá algo reducidas para físicos poderosos.
El chamizo Manu Serrano lo tiene claro. Quiere posar con un ojo tapado, «como Borja» asegura, y así lo hace. El grupo se deja inmortalizar envuelto en colores blanco y violeta, los colores de un ascenso para el que solo quedan tres capítulos que quieren escribirse en la historia del deporte local, un espacio en el que tienen su lugar los clubes y los deportistas presentes en una fotografía que pretende solo eso, empujar a los suyos como pasa en los campos, canchas y pistas que estos deportes frecuentan.
Entre una hora y hora y media antes de la cita ante el reloj froral, un fuerte chaparrón se dejaba notar en Valladolid. Llovía de manera intensa. Tanto que alguno de los asistentes preguntó si la sesión fotográfica se iba a suspender. Pero la meteorología se muestra cambiante y dadivosa. Minutos antes de las cinco, la lluvia remite de manera drástica, tanto que el sol, al que no se ve mucho en esta primavera locuela, luce y se presta para que la imagen sea perfecta. Hasta los elementos parecen estar con el blanco y el violeta.
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