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El debut de Fernando Hierro en Primera División
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Ocurrió hace 36 años en un partido contra el Español; a Cantatore le bastaron unos minutos en un partidillo con el filial para convocarle con el primer equipoJosé Miguel Ortega
Sábado, 4 de marzo 2023, 12:19
Fue el 4 de octubre de 1987. Aquel día hizo su debut en Primera División, vistiendo la elástica blanquivioleta, uno de los mejores jugadores españoles de la historia y, por supuesto, una de las grandes estrellas del Real Valladolid: Fernando Hierro.
Su hermano mayor, Manolo, había desarrollado un gran papel en el eje de la defensa la temporada anterior y eso le permitía una cierta ascendencia con la gente del club, como por ejemplo el director deportivo, Ramón Martínez, a quien en la pretemporada que el equipo estaba realizando en Suances, le habló de un hermano de apenas 19 años que jugaba en el Vélez Málaga, pero que quería venirse a Valladolid aunque fuese para jugar en el Promesas.
Ramón Martínez pensó para sus adentros que si fuera muy bueno le habría fichado el Málaga, que entonces jugaba en 2ª División, pero ante la insistencia de Manolo Hierro terminó por aceptar que viniera para hacerle una prueba antes de tomar cualquier tipo de decisión.
Y en efecto, unos días después de aquella conversación Fernando estaba en Valladolid dispuesto a superar la prueba con tal de quedarse con su hermano, a quien por cierto profesaba una devoción y un respeto ciertamente llamativos. Yo conocí al espigado benjamín de los Hierro el primer día de su estancia en Valladolid en El Portón, el bar donde comían diariamente varios jugadores blanquivioletas, entre ellos su hermano Manolo.
Fernando era alto y espigado, demasiado delgado para ser un deportista, y con una timidez sorprendente para ser un futbolista. Quedamos en que al día siguiente fuese a mi programa de radio para hacerle una entrevista en la que, por cierto, lo pasó muy mal por ese carácter suyo tan introvertido, con monosílabos como respuestas durante los seis o siete minutos que duró la conversación.
Independientemente de la impresión que me causó, Fernando no había venido a Valladolid para pronunciar discursos sino para jugar al fútbol y bastaron unos cuantos entrenamientos para que el entonces entrenador del primer equipo, Vicente Cantatore, le preguntase a Ramón Martínez por aquel larguirucho que estaba jugando un partidillo a lo ancho del campo en el que participaba toda la plantilla del filial, casi treinta jugadores.
A Cantatore le bastaron unos pocos minutos y unos cuantos destellos para asegurar que el larguirucho iba a jugar en el primer equipo. El técnico chileno era muy buen psicólogo y aunque le llevó en el grupo que viajó a Gijón en la jornada inaugural de la liga, no le sacó ni un solo minuto, dándole a entender que debía ser él quien hiciese méritos para jugar.
Unos pocos partidos en el Promesas y como se ha dicho, el 4 de octubre, en la sexta jornada del campeonato, Fernando Hierro debutaba en Primera División vistiendo los colores blanquivioletas con 19 años de edad. El rival fue el Español de Barcelona, al que el Valladolid derrotó por 1-0, gracias a un oportuno remate de Endika que batió al meta visitante N'Kono.
Fernando Hierro, que jugó en el centro del campo estuvo bien, sin desentonar de sus compañeros y con algunos detalles del potencial que atesoraba. Cantatore, en la rueda de prensa posterior al encuentro fue lacónico pero muy claro cuando se le pidió opinión sobre el debutante: «Todo lo que hizo Fernando Hierro, estuvo bien hecho», como si quisiera dejar claro que cuando le cambió por Moya a los 67 minutos, no fue porque no le gustara su juego, sino porque era su primer partido con profesionales y había que dosificarle, al menos hasta que su constitución física ganara consistencia.
De eso se ocupó el preparador físico Lucho Saavedra, cuyo trabajo en el gimnasio sirvió para que al final de temporada ganase ¡ocho kilos! de masa muscular. En aquella temporada y en la siguiente fue titular indiscutible, ofreciendo una versión mucho mejor de lo que pudieran haber pensado su hermano Manolo y Ramón Martínez, en aquella conversación de Suances.
Tan extraordinario fue su rendimiento en los 66 partidos oficiales disputados como blanquivioleta –el último la final de Copa del Rey contra el Real Madrid– que los grandes clubs españoles entraron en negociaciones con el Valladolid para hacerse con los servicios de su joven talento, siendo el Atlético de Madrid el que ganó por la mano a sus competidores para cerrar un acuerdo verbal entre Jesús Gil y Miguel Ángel Pérez Herrán… sin contar con el jugador, a quien entregaron una camiseta rojiblanca con ocasión de una visita del Valladolid al Vicente Calderón.
Mientras, el Madrid cameló a Hierro y le convenció de que presionase al presidente blanquivioleta para aceptar la suculenta oferta merengue, 200 millones de pesetas más otros 100 en el caso de acudir con la selección al Mundial de Italia. Fernando se salió con la suya y fichó por el Real Madrid, quien debió indemnizar al Atlético con 30 millones por el incumplimiento del acuerdo que tenía con el club blanquivioleta.
Pero si el traspaso fue un negocio redondo para el Valladolid, que no había pagado nada por su fichaje, no digamos para el Real Madrid, pues Fernando Hierro fue un elemento de excepcional rendimiento durante las 14 temporadas que jugó en el Bernabéu en las que ganó 3 Champions, 3 Copas Intercontinentales, 1 Supercopa Europea , 5 Ligas, 2 Copas del Rey y 4 Supercopas de España, además de disputar 601 partidos oficiales en los que marcó 128 goles, convirtiéndose en una de las grandes leyendas del club y en un referente para sus compañeros como capitán del equipo.
También en la selección española dejó una profunda huella, pues además de ostentar la capitanía disputó 89 partidos internacionales y con 29 goles ha sido el cuarto máximo realizador del equipo nacional. Posteriormente fue director deportivo de la RFEF en dos etapas (2007-2011 y 2017-18), siendo nombrado entrenador del equipo nacional en el Mundial de Fútbol de 2018 en Rusia, tras la sorprendente destitución de Lopetegui.
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