Un débil Real Valladolid tampoco encuentra el camino ante Osasuna

Para empezar, Pezzolano recurrió a la misma alineación que compareció la jornada anterior frente al Villarreal, un once que empieza a resultar reconocible, aunque no acaba de cuajar. En la convocatoria ya apareció Marcos André, después de su ausencia por decisión del entrenador en los choques frente a Alavés en Liga y ante el Astur en Copa. El brasileño salió al final sin éxito ante el marco rival. En cambio, Darwin Machis volvió a quedarse fuera, en una decisión que evidencia que el venezolano sigue castigado por Pezzolano.

Tampoco introdujo cambios Vicente Moreno en la alineación de Osasuna, fortalecida por la última victoria a domicilio frente a la Real Sociedad. De esta manera, el exblanquivioleta Rubén Peña continuó como estilete ofensivo por la derecha y, por supuesto, Enzo Boyomo se mantuvo en el eje de la zaga, aunque el excentral del Pucela apenas tuvo trabajo.

Osasuna no tardó en imponer su ley ante un Real Valladolid desdibujado desde los primeros minutos. Este equipo es proclive a las desconexiones y en El Sadar quedaron expuestas sus vergüenzas futbolísticas de manera continuada. Una llegada al área de Rubén Peña inauguró el juego vertical que despliega Osasuna y ante el que el Pucela se quedó desguarnecido. Sin respuestas de ningún tipo, el equipo de Paulo Pezzolano empezó a sufrir de lo lindo, empezando por un remate de Boyomo en el área tras un saque de esquina muy mal defendido por la zaga visitante.

Bryan Zaragoza detectó los carriles abiertos por su banda y percutió de inicio ante Luis Pérez, sin que Anuar lograse ejecutar ayudas efectivas. El bombardeo sobre el área de Hein empezó a resultar agobiante para un Real Valladolid que encontró poco parapeto.

Sin garra, el conjunto blanquivioleta recibió el primer sopapo tras la intervención del VAR. La jugada previa fue una oda a la incompetencia, con Amallah perdiendo un balón en la salida y Osasuna clavando los colmillos: no acertó Budimir ante Javi Sánchez y Hein sacó un guante prodigioso en el remate a quemarropa de Bryan Zaragoza. Luis Pérez llegó arrastrado por la inercia y segó el tobillo de Budimir, que aguardaba un nuevo rechace. El videoarbitraje alertó a García Verdura, aunque la Sala VOR no aclaró si hubo fuera de juego de Aimar Oroz en el inicio de la enrevesada jugada. El penalti lo transformó Ante Budimir sin que se le moviera un pelo.

El 1-0 no supuso el despertar pucelano, que apenas hizo cosquillas a Sergio Herrera. Un disparo desinflado de Amallah no inquietó para el guardameta rojillo. Osasuna siguió entregado a la percusión ofensiva ante un Real Valladolid con fallos indignos de un equipo de Primera. Juan Cruz demostró que las marcas en los saques de esquina son una mala broma. Raúl Moro sólo apareció a fogonazos en la otra orilla. Uno de sus centros chocó con la mano de Boyomo, pero el colegiado no quiso saber nada de un posible penalti.

Los errores en la salida del Real Valladolid permitieron un remate de Aimar Oroz sin consecuencias antes de que Juan Cruz despejase otro centro de Moro con superpoblación de defensores en el área. Salvo los centros del extremo, el Pucela apenas se asomó al balcón osasunista en una primera mitad que debería activar ya todas las alarmas.

Osasuna siguió entregado a un dominio abrumador, con acciones ya más cercanas al choteo, como una rabona de Rubén Peña. Budimir demostró que puede sacar petróleo en cualquier acción y estrelló un balón en el poste mientras recibía el marcaje de David Torres y permanecía en un ángulo demasiado cerrado. Pezzolano trató de activar al equipo con tres cambios de una tacada (entraron Iván Sánchez, Meseguer y Kike Pérez) y, allá por el minuto 65, el equipo pareció destilar una versión más pugnaz. Kike Pérez ejecutó el segundo tiro a puerta de los visitantes, aunque sin mucha fuera. El Real Valladolid desplegó algo más las alas y Meseguer sufrió un claro agarrón en el área del que García Verdura no quiso saber nada.

La inclusión de Marcos André como pareja de Mamadou Sylla arriba en los últimos diez minutos mandó el mensaje de ir a por el partido, pero los dos delanteros no recibieron balones claros de remate. Las acciones a balón parado cerca del área osasunista permitieron alumbrar alguna esperanza, rápidamente desvanecida por la inoperancia visitante. Kike Pérez tuvo en su bota el milagro con un disparo en el 90... hasta que Catena cortó en seco el envío. Ya a la desesperada, y con el portero Hein incorporado al remate, el Pucela tocó la corneta final. Sin embargo, todo quedó en agua de borrajas. El equipo soñó con un empate imposible y acabó cayendo por la mínima. El castigo no llegó en el marcador, pero sí con una nueva derrota y, sobre todo, con una preocupante falta de ideas.