Kike Pérez controla el balón ante Bernardo durante el último Girona-Real Valladolid David Borrat-EFE

El dato y el relato

La trece catorce ·

Una cosa es lo que se quiere y pretende y otra lo que sucede; no olvidemos que el contrario también juega

Santiago Hidalgo Chacel

Miércoles, 14 de septiembre 2022

No soy, lo confieso, un defensor de los datos en el fútbol. Creo que no son más que indicadores imperfectos, números fríos que pretenden explicar una circunstancia que muchas veces va más allá. En la novela futbolera 'El club en sus manos' ya intenté contar ... algo de esto como uno de los condicionantes del fútbol actual. Es verdad que los clubes están plagados de firmes analistas, escrutadores severos del Big Data, ahora también en el mundo del periodismo, y sin embargo, el fútbol es tan amplio y tan bonito que no se deja abarcar solo, únicamente, por los datos. Porque el único dato que vale es el de las victorias. Ni la posesión de balón, ni el número de disparos a puerta, ni las ocasiones que el cancerbero ataja, ni las veces que un jugador llega y centra desde la línea de fondo, ni los kilómetros que recorre. Nada de eso puntúa. Sí, todo eso nos ofrece una tendencia, pero nunca una realidad indiscutible.

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Lo dice mucho mejor que yo Jesús Cuadrado quien opina que el Big Data, los mapas de calor, los valores numerales solo sirven como referencia porque el fútbol es un deporte de habilidades abiertas que, además, se juega con el pie. No es como una carrera de 110 m vallas que puedes dividir la competición en trozos iguales que se repiten. En el fútbol, no se repite nada. Los futbolistas recorren cada vez un territorio nuevo, como los ríos para Jorge Manrique, y es la táctica la brújula del juego que cada jugador debe interpretar.

El fútbol, como todas las cosas, tiene también su relato. Hasta la fecha el relato de nuestro entrenador va hacia comunicar que el Real Valladolid es un equipo que propone, que juega valiente, que ataca, que no pierde la cara y que presiona. Que discute el balón a todos, y que no le importa dejar metros a su espalda. Ese relato sería el qué, cómo, cuándo y por qué de nuestro fútbol, el que debe llegar a los sentidos y sentimientos de los aficionados. El que dicta nuestro estilo de juego. Sin embargo, luego nos encontramos con la reveladora cifra de que somos el tercer equipo que menos goles ha marcado de toda la categoría, o que llevamos una media de dos tantos encajados por partido, cuando en pretemporada éramos una escuadra imbatida.

Para que nuestro relato sea creíble, debemos sujetarlo al menos en interpretaciones de esos datos. De lo contrario, caemos en la posibilidad de no ser creíbles. Y esa es una de las virtudes más importantes de los entrenadores. Pero una cosa es lo que se quiere y pretende y otra lo que sucede. No olvidemos que el contrario también juega. Seguir insistiendo y pretendiendo en este relato es siempre positivo.

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