Se cumplen 37 años del Campeonato de Europa sub-21 en Valladolid

Aquel fue el primero de los muchos éxitos que la selección española Sub-21 iba a conquistar en el futuro. El nuevo estadio José Zorrilla, construido cuatro años antes para el Mundial 82 fue el escenario para el trascendental encuentro de vuelta entre los dos equipos que habían llegado a la final salvando con autoridad las rondas previas: España e Italia.

Con la perspectiva del tiempo es posible valorar aún más el triunfo de nuestra selección, ya que en las filas italianas había figuras de enorme talento que muy pronto se convertirían en grandes estrellas del 'Calcio', como Zenga, Donadoni, Di Napoli, Mancini y Gianluca Vialli, que era el principal referente de aquel equipo dirigido por Azeglio Vicini, toda una celebridad en el país transalpino, tanto en su época de jugador como en la de entrenador.

Recuerdo que la selección azzurra estaba hospedada en el hotel Felipe IV y que el día antes de la final mantuve una charla con Vialli, que me habían encargado de 'Marca', como jugador más representativo. Entonces jugaba en la Sampdoria y ya se le consideraba un talento que iba a hacer historia, pero a mí me pareció un chaval que tenía poco de divo y cara de sueño, porque le levanté de la siesta –eran las seis de la tarde- para hacerle la entrevista.

Entonces, el Europeo sub-21 se jugaba a doble partido tanto en las eliminatorias como en la final, en la que España e Italia habían disputado el primer envite en el estadio Flaminio de Roma, el 15 de octubre de 1986, con resultado favorable a los azzurri por 2-1 con goles del propio Vialli y Giannini para Italia y de Ramón Calderé, para España.

En los pronósticos se hablaba de que iba a ser complicado para el equipo español remontar ese resultado por la consabida habilidad de los italianos para poner en práctica el 'catenaccio', lo que en España se conocía como poner el autobús delante de la portería.

La Federación Española, que entonces presidía el aragonés José Luis Roca, eligió a Valladolid como sede de la final, no solo porque disponía de un estadio prácticamente nuevo, sino porque en la ciudad se vivía un ambiente futbolístico extraordinario por la reciente conquista de la Copa de la Liga que abrió las puertas de Europa al Pucela.

De modo que a las ocho y media de la tarde del 29 de octubre de 1986, saltaron al campo los protagonistas del que sería un encuentro electrizante, equilibrado e incierto de principio a fin y que fueron los siguientes. Por Italia jugaron Zenga; Ferri, Francini (Carobi), Cravero, Baroni; Donadoni (Desideri), De Napoli, Matteoli; Granieri, Martini y Vialli.

Y por España Ablanedo; Solana, Andrinúa, Sanchís, Quique; Eusebio, Robert, Gallego (Juan Carlos), Gabino (Ramón), Paco Llorente y Eloy.

A los 36 minutos, España había neutralizado la ventaja rival con un gol del sportinguista Eloy Olalla, aunque dos minutos después Italia empataba el partido por medio de Francini y ponía la final con las mismas dificultades que al principio, pero con mucho menos tiempo para remontar. Menos mal que el público no dejó de animar y a solo 14 minutos del final, el blanquivioleta Eusebio puso un balón de oro en el área para que Robert rematase a la red igualando el tanteo del partido de ida y forzando el desenlace de la final con los lanzamientos desde el punto de penalti.

La tensión y nerviosismo de los espectadores que llenaron las gradas del nuevo estadio Zorrilla empezaron a aliviarse cuando Ablanedo detuvo los dos primeros lanzamientos italianos de Gianinni y Baroni, mientras que el barcelonista Robert, crecido por el gol marcado en el minuto 76, transformó también su penalti allanando el camino hacia el título, que se consumó cuando Eusebio batió con aplomo al meta italiano en su turno y Donadoni envió fuera la pelota en el suyo.

Explosión de júbilo en las gradas y cuando los jugadores dieron la vuelta de honor portando el trofeo conquistado, primero de los cuatro que alcanzaría la selección española sub-21, que se proclamó también campeona en 1988, 2011 y 2013, siendo subcampeona en el 96 frente a Italia y recientemente, en 2023, contra Inglaterra dejando en ambos partidos la sensación de que había hecho méritos para incrementar su brillante palmarés en esta categoría.

Luis Suárez, que recientemente ha fallecido en Milán a los 88 años de edad, era entonces el seleccionador que llevó a sus jugadores a la conquista del primer Europeo de la categoría, mientras que Chus Pereda ejercía como ayudante en un equipo que tenía mucha más relación con Valladolid de la que puedan imaginar hoy los lectores más jóvenes.

En el equipo que protagonizó la final había dos futbolistas que militaban entonces en el conjunto blanquivioleta, Eusebio Sacristán y Juan Carlos Rodríguez. Eusebio era el cerebro y titular indiscutible de aquella selección, mientras que Juan Carlos había tenido más protagonismo en las eliminatorias previas, que en la final, donde solo disputó unos minutos.

Otro titular muy destacado del choque decisiva fue Paco Llorente, vallisoletano de nacimiento al igual que sus otros tres hermanos, el futbolista Julio y los jugadores de baloncesto José Luis y Toñín.

Y de entre los utilizados en otros partidos del Campeonato, hay que destacar al defensa Torrecilla, que también militaba entonces en el conjunto vallisoletano, además de Andrinúa y Calderé, que habían vestido con anterioridad la elástica blanquivioleta, lo mismo que el ayudante del seleccionador, Chus Pereda, que también fue jugador del Pucela en la temporada 1958-59, cuando ni siquiera habían nacido ninguno los integrantes de aquella inolvidable selección sub-21 que comenzó en Valladolid a forjar su leyenda.

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