El Covid-19 es el dinero
El autor critica el egoísmo que ha destapado la situación de crisis que atraviesa el país, necesitado de gestos solidarios y sobrado de codicia
juan ángel méndez
Valladolid
Viernes, 27 de marzo 2020, 22:46
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juan ángel méndez
Valladolid
Viernes, 27 de marzo 2020, 22:46
La Federación Española de Rugby y los clubes se bombardean. Pelean para ver quién la tiene más grande, entiéndame el símil. Argumentos en papel de seda. LaLiga y la RFEF se dan la mano mientras escupen a un lado para no reconocer que las rencillas ... de sus presidentes viajan en este momento hacia el fondo de la caja de Pandora. Los atletas gritan en la oreja del COI para hacerle entender que el aplazamiento de los Juegos Olímpicos es la mejor idea porque no pueden entrenarse. El deporte y sus valores. El presidente del Guipúzcoa Basket ensancha el oportunismo y busca en los despachos el premio que no ha conseguido sobre la cancha. Aunque sea mentira. Todo muy honesto, lanzo un argumento y me concedo un ascenso. Porque yo lo valgo. Se lo resumo. El COVID-19 es el dinero. Todo por la pasta. Que nadie toque mi negocio, ni mi corral. Aquí mando yo. Y en esta lucha por el euro libre, el deportista es lo de menos. La salud ni te cuento. El aficionado. ¿Quién es el aficionado? Los clubes lloran ahora porque su fiel hincha no rellena su cuenta corriente comprando una entrada o porque los operadores de televisión también se centran en los billetes y amenazan con no pagarles si la competición no resucita. Les importa poco que sus fans lo estén pasando mal o que hayan muerto. Envían los colores al blanco y negro. Aquí lo que cuenta es que como no hay deporte, no recaudaré y entonces hago un ERTE. La pasta. De las situaciones particulares de las personas ni hablamos. Hay excepciones, pero no muchas. El Real Valladolid es una.
La escena representa un juego de intereses. El euro como dueño del gobierno en medio de una crisis mundial que está cambiando por completo nuestra vida tal y como la conocíamos. Mientras España llora la pérdida de seres queridos y puestos de trabajo, los despachos del deporte se lían a bofetadas para dibujar una absurda partida de tronos que resulta inadmisible.
Cada uno acerca el drama a su fogata en lugar de buscar un punto de encuentro que sirva para que el deporte no pierda la mayúscula de sus Valores. El presidente de la Federación Española de Rugby debe argumentar por qué es idóneo que se reanude la competición o por qué no. Los clubes han de adaptar su realidad al momento y buscar ideas originales para oxigenar sus arcas. Si tienen que pagar un mes más a sus empleados para que el futuro deportivo tenga una lógica, están obligados a contemplar este escenario y no escoger el camino de la tangente. Todo sale mejor con consenso. Es de sentido común remar todos en una misma dirección para que el tsunami no engulla al deporte para siempre.
La AFE dice que los futbolistas no pueden terminar la competición en julio y arrancar a continuación la nueva temporada. Son especiales. El resto de los españoles sí que podemos adelantar nuestras vacaciones a marzo, abril o mayo para trabajar en verano, o cuando toque, pero el millonario deportista de élite no puede readaptar su vida al entorno, a una crisis desconocida que nos está convirtiendo en jirones.
Sigan con su pelea de egos. Continúen encerrados en la guerra de poder. Seguro que así terminan de borrar el concepto 'valor' del deporte. Mientras, el resto estaremos atentos para ver quién lo consigue antes y se alza con el título de campeón del esperpento, del ridículo. Sobra interés particular y faltan ideas creativas para salir del fango. Unión.
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