Las claves del juego del Villarreal

El Real Valladolid se va a encontrar un rival que gira alrededor del dominio de la posesión. El Villarreal se mueve en bloque y acumula mucha gente en campo contrario para ubicarse con balón en él. El reto más exigente que tendrán los hombres de Pacheta será ser capaces de arrebatárselo y evitar que los futbolistas amarillos lo muevan a su antojo. El conjunto castellonense fue el cuarto equipo que más pases completó la temporada pasada y el modelo de Emery así lo exige. Desde el portero, el balón se juega a ras de césped y la posesión rota en torno a tres figuras dominantes: Pau Torres, Dani Parejo y Gerard Moreno. Cada uno de ellos gobierna en una altura del campo, aunque Parejo es la esencia del fútbol del submarino.

El centrocampista madrileño abarca todas las zonas del campo para crear y distribuir el juego, pero también es diferencial en la finalización. La pasada campaña promedió 52,8 pases completados por partido (88% de acierto) convirtiéndose en el tercer centrocampista de la competición en cuanto a número de envíos exitosos a sus compañeros. Todo pasa por sus botas. Parejo también fue protagonista en los metros finales con dos goles unidos a diez asistencias y promediando dos pases clave por choque para el remate de sus compañeros.

Los de Emery demostraron un gran potencial ofensivo con 63 goles marcados durante la pasada campaña a pesar de no poder contar con Gerard Moreno más de la mitad del curso. El Villarreal promedió casi cinco disparos a puerta por encuentro, dato que solo superaron tres equipos de la competición. El holandés Danjuma fue la revelación de inicio del curso en LaLiga y, aunque fue apagándose con el paso de las jornadas y algunas inoportunas lesiones, terminó con diez tantos en la mochila.

Gerard solo pudo disputar 17 partidos, pero no dejó de ser el futbolista diferencial en el que se ha convertido con el paso de las temporadas. El '7' hizo nueve goles, firmó tres asistencias y creó siete grandes ocasiones de gol para sus compañeros. Su inteligencia para leer dónde y cuándo aparecer entre líneas y para el remate, unido a su calidad técnica para encontrar huecos donde otros no los ven hacen del delantero amarillo el jugador a atar en corto para evitar muchos problemas. Será importante que el Real Valladolid logre cerrar vías de pase en las zonas interiores del centro del campo y las inmediaciones de la frontal del área.

Realmente el Villarreal resultó un equipo muy completo. A todo ese poder ofensivo recalcado anteriormente hay que añadir el 'poco' trabajo que tuvo Gerónimo Rulli. Los de Emery recibieron 37 goles (0,9 por partido) y el portero argentino logró mantener la portería a cero en catorce ocasiones. Rulli terminó la temporada promediando 2,3 paradas por partido y el conjunto castellonense permitiendo únicamente 3,2 disparos a su porrtería cada choque. En este apartado mucho tuvo que ver la defensa del área de su pareja de centrales ya que entre Raúl Albiol y Pau Torres despejaron 7,5 balones por partido.

Los dos centrales titulares del Villarreal se complementan a la perfección desde el primer minuto que jugaron juntos y son pieza clave en la estructura de Unai. Son dos centrales de perfiles muy diferentes que potencian sus virtudes jugando juntos. Albiol es un guerrero. Un titán en las disputas aéreas que garantiza noventa minutos de batalla ante cualquier delantero. Pau es menos contundente, pero inteligente a la hora de posicionarse y adelantarse a los movimientos del rival. Anticipa bien y es rápido al cruce, además de tener una salida de balón privilegiada con su pie izquierdo para romper líneas y filtrar pases a los atacantes.

A estos actores protagonistas, el Villareal añade la eficacia de los jugadores con roles secundarios. Foyth en el lateral derecho es un gran defensor que, aunque no se prodiga en las subidas por banda, tiene un magnífico pie para la salida de balón. Capoué es el ancla en el centro del campo y el que permite que todos los atacantes gocen de libertad en sus funciones ofensivas. Arriba, Yeremy Pino ofrece esa dosis de descaro y verticalidad que todo equipo necesita. Un jovencísimo jugador que crece a pasos agigantados y que está ante una temporada importantísima en el devenir de su carrera profesional.